El azúcar se digiere sin dificultad y, en pequeñas cantidades, es una fuente buena de energía para nuestro cuerpo. Sin embargo, cuandos se abusa de este nutriente, aparece el riesgo de desarrollar alguna patología cardiovascular. Y una vez que aparece, es fácil que la enfermedad progrese, ya que los hábitos y el estilo de vida no ayudan. Por si el consumo social de azúcar no fuera suficiente, hay tener en cuenta una realidad bioquímica: el azúcar crea adicción.
Estar 'enganchados' a alimentos o preparaciones dulces, como las famosas torrijas de Semana Santa o el turrón o los roscones en época navideña, tiene una explicación biológica. El dulce hace que se produzca dopamina, una hormona relacionada con el bienestar, el placer y asociada, además, al mecanismo de recompensa, esa sensación de felicidad que nos invade al conseguir algo.
No es casualidad que cuando estamos más tristes busquemos de manera natural comer algo dulce. Cuando hay kilos de más, y en algunas épocas del año, como cuando nos encaminamos al verano, bajar el consumo de azúcar se convierte en un objetivo de salud, no solo física, sino también mental. La adicción al azúcar puede llevar a algún trastorno conductual, como es la depresión, a través de los mecanismos de dependencia que genera.
Reducir la ingesta de azúcar no es fácil, pero hay pautas, como las del doctor Luis López Tallaj, que pueden ayudar. Este experto, doctor en Medicina, Máster en Medicina Antienvejecimiento y especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, destaca las siguientes:
Pero quizá la pauta más importante para este experto es "Poner en orden las comidas, empezando por la fibra, siguiendo por la proteína y finalizando con la fruta". Esta técnica se llama 'secuenciación de alimentos' y consiste en priorizar cierto tipo de alimentos en cada ingesta. Primero debería ir la ensalada o los alimentos vegetales, posteriormente las proteínas, y finalmente los carbohidratos ricos en almidón.
De esta manera, según los expertos, los picos de glucosa sanguíneos serían menos bruscos. Y existe una explicación científica para ello. "Los alimentos ricos en fibra ralentizan la absorción de azúcares", afirma López Tallaj. Después de ingerir carbohidratos, se produce un pico de glucemia en sangre durante la siguiente hora. Existen distintos factores que determinan su intensidad y duración, por ejemplo, qué comidas se consumieron antes o junto a estos hidratos de carbono, su riqueza en fibra, y, cómo es lógico, la capacidad del organismo para producir la insulina adecuada.
Lo que ahora se sabe es que los alimentos ricos en fibra, como las ensaladas y los vegetales en general, retrasan el vaciado gástrico o la velocidad mediante la cual los alimentos salen del estómago hacia el intestino. La fibra, en consecuencia, reduce el pico de glucosa y consigue eliminar los picos. De la misma manera, las proteínas y las grasas también retardan este vaciado.
Aunque el orden de los alimentos sea un recurso interesante para mantener a raya el azúcar, a veces no es suficiente. Quitarse cuanto antes el par de kilos que nos acompañan desde Semana Santa es importante para que esa grasa no se quede a vivir en nuestro organismo.
En ese caso, hay que llevar a cabo un protocolo más exigente que puede contemplar el ayuno intermitente. En procesos más difíciles se puede recurrir a algún fármaco. Según el doctor Tallaj, "la metformina puede ayudar, siempre que esté pautada por un especialista, ya que disminuye la glucosa que el hígado absorbe de los alimentos. La berberina, por su parte, reduce el colesterol y ayuda a controlar el nivel de glucosa en sangre, constituyendo unactivo beneficioso y científicamente probado desde el punto de vista antiaging". El azúcar es un agente de envejecimiento de primer orden. "El envejecimiento precoz de la piel y de todos los tipos celulares en el organismo es común en las personas que consumen mucho azúcar. Se debe a la glicosilación que produce, un proceso que afecta a las proteínas, incluidas el colágeno y la elastina", advierte el especialista. Ambas proteínas está involucradas en la creación y la calidad de nuestra piel y nuestros tejidos.