Retrasar el envejecimiento es la obsesión de muchas personas que gastan auténticas fortunas en experimentar con todo lo posible en pos del elixir de la eterna juventud, cuando la realidad es que solo con mantener unos niveles adecuados de vitaminas y minerales en la dieta habitual ya habría mucho avanzado hacia el objetivo de optimizar nuestras funciones físicas y retrasar el reloj biológico. De hecho, hay una vitamina concreta que puede marcar la diferencia para aumentar la esperanza de vida.
Un estudio del Centro Jean Mayer USDA de la Universidad Tufts ha concluido que mantener los niveles adecuados de vitamina K podría reducir el riesgo de muerte en personas mayores, según recoge 'El Español'. De acuerdo a su investigación, este micronutriente presente en verduras como la lechuga, col rizada o las espinacas, además de aceites vegetales como la soja o la canola ayuda no solo a la salud general, sino que también podría ser un factor clave para prolongar la vida.
El estudio, publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, monitorizó a casi 4.000 personas de entre 54 y 76 años de diferentes etnias durante 13 años En ese tiempo a estas personas se les midieron los niveles de vitamina K en sangre y se analizaron sus riesgos de enfermedades cardíacas y mortalidad. En todos los casos los niveles de vitamina K (concretamente filoquinona circulante o vitamina K1) se midieron en ayunas, con la misma prueba, y procesándose en el mismo laboratorio, con el objetivo de evitar sesgos o variaciones.
Pues bien, aquellos con niveles bajos de vitamina K presentaron un 19% mayor riesgo de morir en comparación con aquellos con niveles adecuados, aunque no se halló una relación directa con enfermedades del corazón.
Según Kyla Shea, investigadora principal del trabajo, el papel de la vitamina K en la salud de los vasos sanguíneos es crucial para que ciertas proteínas ayuden a que el calcio no se acumule en las paredes arteriales. Cuando no hay suficiente vitamina K los vasos pueden funcionar mal, lo que podría llevar a una mayor rigidez y calcificación arterial, provocando complicaciones a largo plazo.
A pesar de estos hallazgos, los autores del estudio admiten algunas limitaciones que impiden probar una causalidad directa entre los niveles de vitamina K y el riesgo de mortalidad. En primer lugar, los niveles de esta vitamina en los participantes solo se midieron una vez, lo que podría afectar a la precisión de los resultados. Además, hubo menos eventos cardíacos en comparación con el total de muertes. En cualquier caso, los expertos consideran que este tipo de investigaciones son valiosas para seguir explorando los posibles la influencia de la vitamina K en la longevidad.