Alimentos pasados de fecha: cuáles puedes comer sin poner en riesgo tu salud
España desperdicia hasta 7,7 toneladas de comida al año, el 42% en los hogares
El 51% de los mayores de 65 años consume habitualmente productos caducados
La fecha de caducidad la marca el fabricante en base a estudios en distintas condiciones de conservación
En España se desperdician al año 7,7 toneladas de comida, casi la mitad es en los hogares, de acuerdo con los datos de Phenix, una app que busca darle una segunda vida a alimentos que están a punto de tirarse a la basura. Una mala planificación a la hora de hacer la compra suele ser la principal causa de este hecho, a la que debemos sumar una incorrecta forma de leer las etiquetas de los alimentos. La fecha que aparece en los envases no siempre indica que, a partir de ella, debes desecharlos, por eso es tan importante diferencia entre caducidad y consumo preferente. Pero no todos lo tenemos claro. Se calcula que alrededor del 40% de la población no distingue bien ambos conceptos, de acuerdo con un estudio de la OCU. Además, si el congelador entra en juego ¿sabes cuánto puedes dejar ahí dentro un alimento sin riesgo? Respondemos a todas tus dudas y te explicamos qué alimentos que puedes comer con seguridad una vez pasada su fecha.
¿Cuáles son?
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Dentro de este grupo se encuentran todos los productos en los que en su etiqueta se puede leer ‘consumo preferente’. Se utiliza en alimentos con poca agua (aceite, legumbres, cereales), deshidratados (purés, sopas) o esterilizados (latas, cajas de leche). "Son productos microbiológicamente estables y no tienen el riesgo de proliferar microorganismos en ellos. Es, por ejemplo, el caso de las galletas, que aun pasada su fecha de consumo preferente no suponen ningún peligro para nuestra salud. Pierden calidad, pero en ningún momento seguridad", nos explica la doctora Esther Carrera, Profesora de Higiene y Salud Alimentaria de la Universidad CEU San Pablo.
Pese a tener esta denominación encima de la fecha, no quiere decir que aguanten eternamente. De acuerdo con las recomendaciones de la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria, existen unos plazos que no deben excederse. En el caso del pan de molde, puede consumirse hasta dos semanas después de lo indicado. Los zumos, cereales y salsas tienen un margen mucho mayor: tres meses. En el caso del café, las legumbres, la harina, la pasta, el arroz y las conservas, el plazo se extiende hasta el año. Evidentemente, la lógica nos dice que, si algún alimento tiene mal aspecto, no huele bien o sabe mal, desechémoslo inmediatamente.
¿Y qué pasa con los yogures? En este caso se utiliza indistintamente una etiqueta u otra (no hablamos de los postres o productos lácteos, solo yogures). "Debido a su composición –leche fermentada con dos tipos de microorganismos- no es posible que se desarrollen patógenos en él. Por lo tanto, si se mantiene la cadena de frío y no se rompe el envase, no se pone en mal estado. Puede acidificarse y variar su calidad, pero no pone en peligro al consumidor aun caducado", apunta la doctora Carrera.
La excepción a la norma: los huevos
En este producto también aparece fecha de consumo preferente y no de caducidad, pero hay que tener especial cuidado. Mantenerlos refrigerados es la forma de reducir el riesgo de infecciones debidas al almacenamiento y nunca deben consumirse pasados los 21 días desde que los compraste. De acuerdo con la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA), según los estudios, cada semana más después de la tercera podría suponer un aumento del 40% en las intoxicaciones por salmonela.
Si no sabemos exactamente cuando los adquirimos o se han borrado los códigos que están impresos en la cáscara, podemos recurrir al truco del agua con sal. Lo ponemos mezclado en un vaso, si el huevo se va al fondo es que es fresco, si se queda en el medio no hay peligro, aunque hace días desde la puesta, y si flota, mejor desecharlo al momento.
¿Las bebidas caducan?
Depende de cuáles. Si partimos de la más básica, el agua embotellada, puede consumirse hasta un año después de adquirirla, siempre y cuando se conserve en un lugar fresco y seco y que el plástico no esté expuesto al directamente al sol. Si hablamos de los refrescos, el gas intacto dura aproximadamente nueve meses, pasado ese tiempo no supondrán ningún riesgo, se consideran no perecederos. En el caso del vino y del alcohol (a partir de los 10 grados) ocurre exactamente lo mismo y están exentos de mostrar la fecha de duración.
Un ejemplo diferente son las bebidas vegetales, la leche o los zumos. Aquí aparece un consumo preferente y se puede tomar sin riesgo, siempre que estén totalmente cerrados, hasta tres meses después. Un caso diferente es si están realizados con leche fresca o sin pasteurizar. Estos productos se encuentran en la zona de refrigerados del supermercado y suelen llevar una fecha de caducidad que sí debemos cumplir a rajatabla.
La duración de los congelados: no puede comerlos eternamente
Cuando vemos que algo que tenemos en la nevera está a punto de caducar, es común que directamente lo metamos en el congelador. Es una forma eficaz de detener el crecimiento de microorganismos y además su vida útil se alarga considerablemente desde el momento del congelado. Estos son los tiempos máximos que los alimentos deben star bajo cero.
- Carne grasa (excepto aves): cuatro meses
- Carne magra (excepto aves): 12 meses
- Aves crudas: de seis a nueve meses
- Pescado blanco crudo: seis meses
- Pescado azul crudo: tres meses