Vigilar lo que comemos se ha vuelto imprescindible para cuidar nuestro organismo de posibles patologías pero también reducir el flotador y llegar al verano con cuerpazo que lucir en la piscina o la playa. Aún así, hay alimentos a los que hay que prestar atención, y ahora la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha puesto el ojo particularmente en el arsénico. Pero, ¿eso no es un veneno? Sí, es un metal pesado pero se genera por procesos naturales pero también por la actividad humana que está presente en el medioambiente y, por tanto, puede llegar hasta nuestra cocina.
A pesar de lo alarmante que puede parecer en un principio, la OCU incide en que siempre que las cantidades ingeridas no sean elevadas, no hay ningún peligro. Aún así, hay un tipo de arsénico que es más peligroso y al que hay que estar verdaderamente atento, el inorgánico, pues este es mucho más tóxico que la combinación de arsénico orgánico, y tal y como expone el ministerio de Consumo, las personas estamos expuestas a ese metal mediante la ingesta de alimentos y también a través del agua.
Dado que la mayor concentración se genera en el agua subterránea, el peligro está en el consumo directo en países del tercer mundo, pero también en algunas plantas que no solo absorben esa agua, también el arsénico que se encuentra presente en el líquido. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también expone que los pescados, mariscos, carnes, aves de corral, lácteos y cereales pueden ser fuentes de arsénico para el ser humano si han estado expuestos a aguas contaminadas por ese metal.
Volviendo a la OCU, esta destaca el arroz, los cereales y el agua como los productos que más nos exponen al arsénico de nuestra cocina, especialmente del inorgánico, el más dañino para nuestro organismo. La entidad coincide con la OMS en detectar dos tipos de intoxicaciones por arsénico, la aguda y la crónica.
Cuando se produce una intoxicación aguda lo normal es que la persona presente vómitos, diarrea y dolor abdominal, aunque también podrían aparecer calambres musculares y un hormigueo en la extremidades. Por su parte, la intoxicación crónica de arsénico inorgánico es mucho más grave por estar continuamente expuesto. Entre los más destacados están, según la OMS:
Ahora, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha establecido, como comentábamos anteriormente, que tanto el arroz como sus productos derivados, granos y productos a base de cereales, y el agua del grifo son los alimentos que más nos exponen al arsénico. Además, la OMS también señala al tabaco, especialmente al natural, como fuente de arsénico inorgánico debido a que la planta puede haberse alimentado de agua contaminada o haber sido tratada con insecticidas.
¿Quiere esto decir que debamos eliminar estos alimentos de nuestra dieta? Por supuesto que no, más aún siendo alimentos clave nutritivamente hablando y otros necesarios para la vida, como el agua. En cambio, sí que desde la OCU apuntan que se debería rebajar sus emisiones por la producción humana, por ejemplo, en las emisiones industriales. En todo caso, la recomendación principal es realizar una dieta variada, sin ser repetitivos con un alimento, como puede ser el arroz, para evitar cualquier riesgo asociado al arsénico.