En el tema de la alimentación, las matemáticas juegan un papel protagonista. Si queremos bajar de peso el déficit calórico es fundamental. Es decir, si queremos adelgazar, al final del día, tenemos que haber consumido menos calorías de las que hemos gastado. Pero en este gasto no está solo el deporte que hacemos, el cuerpo realiza esfuerzos mientras respiramos, dormimos y comemos. En esta última acción está la clave. Mucho se habla del concepto de calorías negativas, de alimentos que gastan más energía al digerirse de la que aportan, pero nosotros nos preguntamos si esto es real. Hablamos con Carlota Martín Maestro, nutricionista de la farmacia Alameda y con Belén Tejera Abadie, dietietista de Nutrbel para que nos expliquen qué hay de cierto en este concepto y si la manzana es la panacea de la pérdida de peso.
El concepto es tentador y propio de alimentos muy bajos en calorías, altos en fibra y con un contenido de agua superior al 90%. Como te puedes imaginar la lista no es larga pero el concepto cierto, incluso existe un libro titulado 'Comidas que te harán adelgazar: el efecto de las calorías negativas', en el que se desarrolla esta teoría de forma extensa. "Se trata de un concepto que no está reconocido por la comunidad científica, pero, efectivamente, hace referencia a los alimentos que requieren más energía para ser digeridos que la que aportan en sí mismos", explica Tejera.
Aunque hablemos de la manzana, hay otros vegetales y frutas que comparten las mismas características nutricionales y por lo tanto se pueden incluir en el grupo de las calorías negativas. "Hablamos del apio, del pepino, de la lechuga, la piña, la sandía, algunos cítricos, la zanahoria… la manzana, por ejemplo, tiene 50 calorías por cada 100 gramos y en cuanto la comes comienza el proceso de digestión, en el que se van a gastar mas calorías que las que tiene la fruta en sí y, por eso, encontramos un equilibrio negativo", apunta la dietista de farmacia Alameda.
El problema de esto es que estos alimentos bajos en calorías y con un contenido alto en agua son una parte importante de la dieta, pero, por si solos, carecen de los nutrientes necesarios, proteínas y grasas, para estar saludables y, por lo tanto, se deben complementar con otros. Con esto queremos decir que no es sano alimentarse solo con este tipo de verduras y hortalizas y, las dietas milagro que lo recomiendan no son completas nutricionalmente hablando.
El hecho de que el cuerpo se ponga a trabajar cuando comemos es lo que se conoce como termogenia inducida por la dieta o efecto térmico de los alimentos (ETA). "El gasto calórico que induce al metabolizar lo que ingerimos es la razón por la que los expertos solemos recomendar a algunos pacientes que hagan muchas comidas al día y en pocas cantidades, para que el cuerpo esté trabajando continuamente", explica Martín Maestro. Por lo tanto, al final del día nuestro gasto total es la energía que se consume derivada de estar en reposo, de la actividad física y de la alimentación, esta última supone entre el 5 y el 15% de gasto energético total.
Sin embargo, no todos los alimentos activan de igual forma a nuestro organismo. Un estudio de la Universidad de Laval, en Canadá, asegura que, por ejemplo, el chile picante puede incrementar el gasto energético debido a la acción de la capsaicina y que hay otras sustancias como la cafeína, el té verde o el blanco también pueden aumentar la tasa metabólica.
"Muy interesante es, también, el caso de las proteínas. Seguro que alguna vez os habéis preguntado el porqué de los batidos de proteínas en la gente que hace mucho deporte. Pues bien, el cuerpo trabaja mucho para quemarlas, pierde mucha grasa para hacerlo, y además tienen muy pocas calorías, por lo que son perfectas para definir", concluye la nutricionista Martín Maestro.