Las dietas de verduras y pescado hervido han llegado a su fin. Tanto es así, que con esta dieta proteica no tomarás nada verde hasta la segunda fase, es decir, hasta cinco días después de empezar el plan de adelgazamiento. Inmersos en la primavera y con varias fechas relevantes a la vuelta de la esquina, semana santa y los puentes de mayo, es el momento de volver a volcarnos en nuestro cuerpo para poder llegar como nuevos al buen tiempo. Te contamos en qué consiste esta pauta tan motivadora que consigue que los hombres reduzcan entre dos y cuatro kilos en las primeras semanas.
La base de esta dieta, como te puedes imaginar, son las proteínas. Una de las ventajas que presenta es que no se pasa hambre haciéndola, porque precisamente son estas las que nos ayudan a sentirnos saciados, además también permite ganar mucha masa muscular. Sin embargo, es muy importante hacerla de la mano de un médico o especialista que nos ayude a compensar carencias y, en ocasiones, es necesario tomar suplementos nutritivos.
Consta de cinco comidas al día, basadas, sobre todo, en la carne magra, el pescado, los huevos y los lácteos, a los que luego se le añaden verduras de hoja verde. Los hidratos de carbono, es decir, el arroz, la pasta, la patata o el pan, así como las frutas, solo se podrán tomar de manera puntual a primera hora de la mañana y no en todas las fases del proceso.
Es la más dura ya que implica comer solo proteínas. Dura entre tres y cinco días y son los que más se baja, entre dos y cuatro kilos. Es en este punto en el que empieza la cetosis. Ante la falta de carbohidratos, el organismo empieza a quemar la casa acumulada para obtener energía.
Aunque a priori puedes pensar que es bueno mantenerla en el tiempo, no es así. Notarás que entras en cetosis cuando tu aliento empiece a ser muy fuerte, la cetosis produce halitosis. En cuanto a las bebidas, lo más recomendable, como siempre, es el agua. También puedes optar por bebidas cero, como la coca cola. Si estás pensando en el alcohol, olvídate, no se puede ni probar.
Se puede mantener todo el tiempo que consideres necesario. La base de la alimentación sigue siendo las proteínas, pero se van añadiendo verduras, hortalizas y algunas frutas, tomando solo una ración al día. Idealmente, el plato debe contener mitad proteínas y mitad vegetales permitidos, es decir, de hoja verde, siempre que sean cocidos, hervidos o a la brasa.
Esta fase debe suponer el grueso de la bajada de peso y no debe abandonarse hasta que se alcance el peso deseado. Se introduce el pan en cantidad moderada y solo en el desayuno y también lácteos desnatados. Eso sí, la charcutería, los embutidos, los platos con salsas y los dulces están muy lejos de llegar.
La alimentación vuelve a ser lo que consideramos como ‘equilibrada’. Para conseguir no tener efecto rebote, hay que mantener un equilibrio entre proteína, hidratos y vegetales. Si ponemos como ejemplo un plato, la mitad deben ser vegetales, un cuarto proteína y otro, hidratos de carbono. En cuanto a los dulces, los embutidos y el alcohol se pueden empezar a consumir con moderación, de forma esporádica.
Para que esta dieta te sea sencilla, es importante elegir proteínas variadas y tener siempre a mano un tentempié basado en estas para comerlo entre horas. El agua durante todo el proceso es muy importante ya que permite eliminar los residuos procedentes de la digestión proteica y a no sobrecargar los riñones.