En la edad madura, ganar peso es fácil, pero perder ese michelín de más que aparece en el vientre cuesta sudores y alguna que otra restricción alimentaria. Ahora que se acerca el verano es el momento en el que muchos intentan bajar un poco esa barriga que durante el invierno ha surgido, o simplemente, por salud, se intenta adelgazar unos kilos y evitar un posible sobrepeso, pues la obesidad es un factor de riesgo para muchas enfermedades, en especial a partir de cierta edad, cuando la predisposición a sufrir algunas patologías es más elevada. Más allá de dietas milagro existe la dieta hipocalórica, que bien llevada por un especialista puede ayudar a bajar de peso.
Pero vamos por el principio, ¿qué es eso de una dieta hipocalórica? A rasgos generales, en este tipo de dieta se ingieren menos calorías de las que se gastan durante el día, de manera que el organismo debe recurrir a las grasas acumuladas. La reducción de calorías la tendrá que establecer un especialista, que será el que te ayude a planificar esta dieta, además de valorar si se es apto o no, dependiendo de su edad y de sus condiciones. El seguimiento por su parte y una valoración de la evolución es importante para que, tras la finalización, no se caiga en el temido efecto rebote que se puede producir tras una dieta.
Cada persona y cada cuerpo es un mundo, y no todos necesitan ni las mismas calorías ni realizan la misma actividad física al día. Por eso cada dieta es diferente y no deben ser copiadas sin pasar antes por la revisión de un especialista. Por poner un ejemplo, no consume las mismas calorías el organismo de una mujer que el de un hombre, y tampoco el de un adolescente que el de un hombre maduro. Se tiene que establecer una dieta personalizada, que se adapte a los objetivos de cada uno y a sus necesidades.
Para una dieta hipocalórica normal se suelen establecer cuatro o cinco comidas diarias para repartir bien los alimentos que se consumen. Ya sabemos que muchas veces el estrés nos obliga a saltarnos alguna que otra comida, por lo que en estos casos es importante cumplirlas todas para tampoco tener carencias nutritivas. En estas dietas existe un gran aumento en el consumo de frutas y verduras por su baja densidad calórica, aunque siguen ofreciendo nutrientes al organismo, como las vitaminas. De esta manera, se consigue saciar el hambre a la vez que el consumo de calorías al final del día es menor.
Aunque se reduzcan considerablemente las calorías, el cuerpo sigue necesitando de carbohidratos, proteínas o grasas, por lo que se debe continuar consumiendo carnes, sin que sean rojas, pescados, legumbres, lácteos bajos en grasa o cereales. Con todo ello, se forma una dieta equilibrada en la que se garantiza el correcto funcionamiento del organismo.
Si hay que ser minucioso con lo que se come, también se debe ser con lo que no se come. A pesar de que para mantener una dieta equilibrada gran parte de los siguientes alimentos no están recomendados, en una dieta hipocalórica aún menos. Todos los productos procesados, fritos, bebidas azucaradas, etc. deben ser eliminados de tu rutina. Estos alimentos son una fuente de calorías muy grande pero nutricionalmente vacías, es decir, no aportan al organismo absolutamente nada bueno. Algo que también ocurre con el alcohol, aporta calorías, pero no sacia, por lo que está desaconsejado en las dietas de adelgazamiento.
En relación a esto, una dieta hipocalórica puede ayudar a restringir esos productos que no son beneficiosos para el mantenimiento del peso ideal de cada uno ni para la salud. Por eso, esta dieta puede ayudarte a aprender a comer mejor, alimentos nutritivos que sí están aportando algo beneficioso al organismo en lugar de cualquier otro que para lo único que serviría sería para engordar.
Una vez se consigue bajar de peso, el papel del nutricionista es más importante aún, pues si se consiguen los objetivos se debe abandonar esta dieta poco a poco volviendo a añadir esas calorías que se habían restringido de la dieta. De esta manera, se vuelven a introducir alimentos con una carga calórica adecuada para evitar el efecto rebote. Una dieta no se debe hacer en vano, por lo que seguir con una alimentación saludable es primordial para mantener el peso obtenido y conservar una buena salud.
Además, la restricción calórica puede, según un estudio realizado por investigadores y publicado en la revista Cell Metabolism, retrasar el envejecimiento. En la investigación establece que bajar los niveles de calorías a lo largo de los años puede ayudar a reducir la aparición de enfermedades crónicas y a frenar el envejecimiento, ganando una mayor calidad de vida.
La dieta hipocalórica, como cualquier otra, debe estar controlada siempre por un especialista que controle el peso y el posible déficit de algún valor nutricional necesario para el buen funcionamiento del organismo. Pero una alimentación de este tipo puede permitir bajar los niveles de obesidad y, por tanto, reducir el riesgo de padecer enfermedades crónicas.