Nutrición energética y personas ying o yang: mejor no comas fresas si eres friolero
Además de sus propiedades nutricionales, los alimentos tienen una naturaleza térmica fría o caliente.
Según la medicina tradicional china, las personas frioleras (ying) deben evitar la ingesta de alimentos fríos para no desequilibrar su organismo.
Las personas frioleras, según la dietista Gemma Hortet, pueden tomar frutas y verduras macerándolas o añadiendo algún alimento de naturaleza caliente.
Sabemos que las frutas y las verduras son esenciales en una dieta sana y variada. Y, por eso, no 'perdonas' el kiwi del desayuno o la ensalada del mediodía. Sin embargo, cada vez te sientan peor y, lo más raro, te quedas con una sensación de frío. Lo primero puede ser normal. A partir de los 40, el sistema digestivo comienza a funcionar peor. Respecto al frío, la nutrición energética, la que busca no tanto el peso ideal, sino ganar vitalidad, puede darnos algunas respuestas.
Nueva propiedad: la naturaleza térmica
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Aparte de sus propiedades nutricionales, los alimentos tienen una naturaleza térmica, independientemente de la temperatura a la que los consumamos, que provocan una serie de reacciones en nuestro organismo. "Es cierto. Los alimentos tienen propiedades térmicas según la dietética energética. No solo tienen propiedades bioquímicas, sino que en nuestro cuerpo producen un efecto energético", afirma Gemma Hortet, antropóloga, naturópata y dietista especializada en Nutrición Energética.
Para esta experta, "hay alimentos que nos enfrían, alimentos que nos calientan, alimentos que nos depuran, alimentos que nos dan fuerza, alimentos que nos activan y alimentos que nos relajan. Estos son los seis movimientos energéticos que producen en nuestro organismo”.
Hidratar, calmar y desintoxicar
Como señala Hortet, los alimentos que generan frescor hidratan, calman, ayudan a eliminar toxinas y disminuyen la inflamación. A cambio, cuestan más de digerir, requieren más 'fuego digestivo', como vienen señalando tradicionalmente la medicina tradicional china, la japonesa, fundamentalmente la corriente macrobiótica, la persa y la ayurvédica. Según estas corrientes, lo ideal es el estado de equilibrio entre los alimentos para aprovechar estas propiedades térmicas. En general, todas las frutas y las verduras son de naturaleza fría, con oscilaciones importantes:
- Verduras más frías: algas, apio, pepino, germinados, hojas verdes y setas.
- Menos frías: pepinillos o fermentados rápidos, calabacín, brócoli, coliflor, maíz dulce, berenjena, pimiento, remolacha, rábano, nabo, espárrago, guisante y alcachofa.
- Frutas más frías: melón, sandía, plátano, kiwi, limón, pomelo, fresas, moras.
- Menos frías: aguacate, pera, manzana, tomate, mandarina, melocotón, frutos del bosque, papaya, naranja, higo, piña, mango, coco.
A cada persona, su tipo de alimento: el ying y el yang
Para alimentarnos bien, aprovechando nutrientes con el menor esfuerzo para el sistema digestivo, lo fundamental es conocer la constitución de cada persona. "Es un tema que ha trabajado muy bien la nutrición energética de la medicina tradicional china", señala Gemma Hortet, formada en esta disciplina.
"Hay personas más ying, más frioleras, más débiles. Son estas personas que tienen tendencia a tener enfermedades más cronificadas. Por ejemplo, cuando cogen un resfriado, les dura tres meses pero no se quedan en la cama. Hacen febrícula, pueden tener trastornos digestivos, pero pueden seguir comiendo. Son personas que tienen algunas disfunciones crónicas y que nunca terminan de estar bien. De por sí, tienden a cuidarse más".
En contraposición, existe otro tipo metabólico: el yang. "Las personas con constitución yang, fuerte, son de las que nunca les pasa nada. Se pueden comer una piedra y su digestión no se afecta, de las que les pasa todos los virus por su lado y no se contagian… Pero el día que se contagian, tienen que quedarse en la cama. Si cogen un gripazo, llegan a 40 de fiebre. Si sufren una indigestión, pueden estar dos días de diarrea y vómitos sin poder comer", explica esta nutricionista.
La búsqueda del equilibrio suele ser el objetivo de cualquier corriente terapéutica. Y para ello se compensan tratamientos, alimentos y nutrientes. "Normalmente, las personas ying, más frioleras, tienen que tomar más alimentos de naturaleza yang; es decir, más calientes. ¿Por qué? Porque los alimentos de naturaleza fría, todas las verduras y las frutas, en general, tienden a enfriar el organismo porque tienen mucha agua, y el agua refresca el cuerpo”, argumenta Gemma Hortet. Por el contrario, los alimentos yang, calientes, de mayor fortaleza nutricional y con más minerales, poseen menos agua y enfrían menos. Entre los alimentos yang, el ajo, la cebolla, las especias, los aceites, las semillas y frutos secos, y la mayoría de las legumbres.
Alerta frioleros
¿Quiere esto decir que hay personas que no pueden comer frutas o verduras, dos pilares de la alimentación sana? No, siguen siendo igual de fundamentales en la dieta, pero tendríamos que adaptar su ingesta y el modo en que las ingerimos a nuestro tipo metabólico. "Si tenemos debilidad digestiva, lo primero de todo es tomar las frutas y verduras de temporada. La naturaleza es sabia y lo que hace es acomodar el grado de hidratación al clima", argumenta la nutricionista.
En verano, las frutas y verduras típicas de la estación tienen más agua y menos densidad nutricional. En cambio, en invierno, las frutas y verduras son más pequeñas y tienen menos agua, como las uvas, las moras, las frambuesas, los arándanos, la granada. "No nos fijamos en las naranjas o mandarinas porque suelen venir importadas de países o zonas cálidas", advierte Hortet.
Macerar y equilibrar
En primavera, uno de los alimentos-estrella son las fresas. "Ahora tendríamos que comer fresas y arándanos. El arándano es un fruto pequeño y suele sentar bastante bien. La fresa necesita otro tratamiento", advierte la experta. El concepto clave es la maceración: "si añadimos una pizca de sal y la maceramos un poco, también con sal y limón o sal y vinagre, va a soltar agua, con lo cual ya no es tan fría y sienta muchísimo mejor", afirma.
Con las ensaladas, otra receta imprescindible en primavera y verano, el objetivo es equilibrar, compensando su carácter frío. "Con las ensaladas podemos hacer vinagretas con algún alimento que aporte calor, como mostaza o zumo de jengibre, eso va a templarlas y a hacer que las digiramos muchísimo mejor, sobre todo a las personas más ying", resume Hortet, quien, a través de su web y sus redes sociales, aboga por una mayor conciencia en la forma de elaborar incluso las recetas más tradicionales, según la época del año y el estado de cada persona.