En el mundo de la esgrima, Manuel y Yulen Pereira, padre e hijo, tienen cada uno su propio peso y una notoriedad ganada a fuerza de trofeos y años. Sin embargo, en las últimas semanas Manuel (60 años) se está habituando a que le presenten como "padre de uno de los concursantes de Supervivientes 2022". Tan inesperada fue la decisión de Yulen, que aún tiene que pellizcarse para creer que su primogénito (26 años) está a más de 8.000 kilómetros de distancia en un programa de televisión. Después de la sorpresa inicial, su consejo al partir fue el de siempre: "Hagas lo que hagas, hazlo lo mejor que puedas y con el máximo compromiso".
Manuel presume de hijo y Yulen, lo vemos en televisión, presume de padre. "Si aplica la dignidad y honestidad que le distingue en la esgrima, me sentiré más que satisfecho", avanza. Pero en esta ocasión, el protagonismo es para el padre. ¿Quién mejor que él nos puede acercar a este deporte tan deslumbrante? Oro en espada individual en los Mundiales de Denver 1989, fue el primer campeón del mundo de la esgrima española. Como entrenador del equipo femenino, consiguió también el oro mundial en 1994.
Es madrileño y nació en una familia tradicionalmente de médicos. Su padre, Miguel Ángel, era ginecólogo y sus hermanos siguieron la vocación médica familiar. Manuel, sin embargo, debió de intuir que la esgrima le tenía reservado un lugar excepcional y no perdió el tiempo cuando, a los 17 años, leyó en algún periódico que daban clases no muy lejos de casa.
"Acababa de llegar de Estados Unidos -recuerda- y había practicado un montón de deportes. La posibilidad de probar la esgrima me pareció algo fascinante y empecé a entrenar en el Club de Esgrima de Madrid". De la curiosidad a la gesta olímpica pasaron once años de mucho trabajo y disciplina.
A partir de aquel primer éxito, Manuel compaginó la competición con el entrenamiento de campeones desde el Club de Esgrima Cardenal Cisneros, el Club del Colegio Europeo de Madrid, que él fundó, o el Centro Nacional de Esgrima, que dirige actualmente. Muchos de sus espadistas han llegado al equipo nacional. Entre ellos, su hijo. A los cuatro años le regaló su primera espada, amarilla y de gomaespuma. A los 15 entró en el Centro de Alto Rendimiento Nacional y ha sido campeón de Europa y capitán de la selección española de esgrima.
Yulen, igual que el resto de los esgrimistas a los que ha entrenado y entrena, crecen adquiriendo destrezas excepcionales y absorbiendo los valores entreverados en la esgrima. "Es una disciplina -explica Manuel- que desarrolla rapidez, fuerza, coordinación, agudeza y un gran sentido de equilibrio.
Más allá de las habilidades físicas, la esgrima fomenta otras muchas competencias que el deportista puede trasladar a su vida cotidiana: agilidad en la toma de decisiones, concentración, aptitudes defensivas, análisis del contrario o capacidad para provocar reacciones ventajosas y también superar las dificultades que puedan aparecer".
Con estas explicaciones, es fácil deducir que su Yulen ha viajado hasta Honduras con un legado personal y físico más que favorable de cara a su supervivencia en la isla para superar esos momentos de tensión física y psicológica que viven los concursantes. "Tanto el entrenamiento como la competición permiten al esgrimista forjar hábitos y cualidades que se detectan rápidamente en cualquier contexto. El entrenamiento ha dejado huella en su carácter, actitud, autocontrol o capacidad de observación. Es muy exigente consigo mismo y tiene seguridad", asevera.
Una vez que conocemos estos beneficios y teniendo en cuenta la elegancia, respeto, caballerosidad y estética que transmite la esgrima, aprovechamos la ocasión para preguntarle a Manuel si nuestros lectores, en su mayoría por encima de los 45 años, aún están a tiempo de iniciarse en la esgrima. "Por supuesto -responde-.
Nunca es tarde para empezar y lo aconsejo por esos elementos tan positivos, como voluntad, autocontrol, reflejos, iniciativa o seguridad. Además, no requiere unas condiciones físicas determinadas. En cualquier caso, el maestro de esgrima siempre adapta el entrenamiento a las capacidades del esgrimista. Hay personas que empiezan a partir de los 40 o 50 y continúan hasta edades muy avanzadas mejorando sus resultados y su técnica".
Queda claro, por tanto, que la esgrima no es solo aconsejable, sino especialmente interesante en edades avanzadas desde el punto de vista cognitivo y también físico. Manuel insiste en que se trabaja fuerza, equilibrio, agilidad, flexibilidad y coordinación. "A nivel intelectual, es como el ajedrez. Entrenas agudeza mental, inteligencia, concentración y reflejos".
La historia de la esgrima está ligada a la evolución cultural del hombre. En la antigua China ya era conocido el dominio de la espada, igual que en Egipto, donde apareció una suerte de esgrima con bastones. En la Antigüedad clásica, en el momento de plenitud de las civilizaciones griega y romana, la esgrima se consideró el arte de los gladiadores. En la Edad Media, se practicó como un entrenamiento entre las clases pudientes, más como arte y signo de distinción. Y así fue evolucionando hacia la actividad deportiva.
A Manuel, lector nato, el gusto por la espada le llegó por la literatura y el cine con las historias que recreaban las escenas de caballeros blandiendo una espada, la figura del Cid Campeador, los mosqueteros o los samuráis japoneses. En países como Italia y Francia la esgrima como ejercicio deportivo tiene una tradición larga, con maestros y academias ya en el siglo XIX.
Ahí empezó el uso de la chaqueta de gran resistencia, el guante de piel y ligeramente acolchado en la parte exterior, pantalones con medias hasta la rodilla, el florete y la careta con la malla en su parte delantera. También se perfiló la técnica y un código muy específico con su propio vocabulario. Cualquiera que sea el arma -espada, sable o florete-, el esgrimista viste de blanco.
Como disciplina olímpica, debutó en los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1896 y se ha mantenido desde entonces. En su categoría femenina hubo que esperar hasta 1924, en París, pero desde entonces compiten igual hombres y mujeres, tanto de manera individual como por equipos. La principal dificultad a la que se enfrenta hoy la esgrima en nuestro país es la falta de financiación.
Manuel y Yulen, igual que otros esgrimistas, demuestran con creces que España tiene talento para llegar a lo más alto. En cualquier otro país, cualquier deportista de su categoría disfruta de patrocinios, financiación y gran interés tanto publicitario como mediático. Aquí el futuro de este deporte es muy incierto.
Al menos, la presencia de Yulen en la televisión ayudará a que la esgrima conquiste cuotas de popularidad e interés mediático y atraiga a nuevos deportistas a esta disciplina. "Para él, su paso por el programa es un desafío más, que le va a ayudar como persona y también como deportista. Aún tiene muchos objetivos en la competición y citas pendientes con la esgrima", concluye este padre orgulloso.