Tener espacio, un buen colchón o sábanas de algodón egipcio no es suficiente para dormir bien. También es importante tener o no compañía. Según un estudio realizado por investigadores de la universidad de Arizona, los adultos que comparten cama con su pareja duermen mejor que aquellos que duermen solos.
Los resultados muestran que aquellos que comparten horas de sueño padecen menos insomnio severo y menos fatiga. También sufren menos insomnio de conciliación; es decir, tardan menos en dormirse. No solo eso, sino que también duermen más horas y tienen menos riesgo de sufrir apnea del sueño.
Sin embargo, las personas que duermen con sus hijos, especialmente cuando son bebés o niños pequeños, afirmaron que tenían problemas de insomnio graves, tendían a padecer apnea del sueño y sentían que no tenían control sobre sus horas de sueño.
Los investigadores también descubrieron que dormir en pareja puede ser un escudo protector para ciertos trastornos mentales, como la ansiedad, la depresión y el estrés. Compartir el lecho con alguien a quien queremos también nos hace disfrutar más de la vida y de las relaciones sociales.
De hecho, encontraron una relación entre dormir solos y mantener una vida social activa. Los índices de satisfacción y bienestar también se mostraron bajos en este caso.
Pero lo más relevante del estudio, realizado entre más de 1.000 adultos del estado de Pennsylvania, es que hay una relación entre la calidad del sueño y el tipo de vínculo que tengamos con nuestro compañero de cama. Y el sentimiento amoroso no garantiza un buen sueño. Quienes duermen con niños pequeños tienen, de hecho, más problemas para dormir mientras que dormir con un adulto con el que nos sintamos a gusto marca toda la diferencia.
"Dormir con la pareja, cónyuge o alguien con quien tengamos una relación romántica tiene grandes beneficios para la calidad del sueño al reducir el insomnio y el riesgo de apnea", afirma Brandon Fuentes, investigador principal del estudio, desarrollado por el departamento de Psiquiatría de la universidad de Arizona.
Los resultados tienen un gran valor por ser un tema aún poco explorado en medicina, pese a que dormir bien es uno de los parámetros fundamentales de la salud. El descanso nocturno de entre siete y nueve horas es fundamental para que el cuerpo pueda 'resetearse' y para que los ritmos circadianos, relacionados con vitalidad y los niveles hormonales, puedan estar en perfecto estado.