¿Por qué nos gusta el olor a bebé?
La psicóloga Kora Bühler nos explica las claves del olor natural de los bebés
El olor del piel del bebé ayuda a reforzar vínculos entre madre e hijo
Oler a bebé también desencadena la liberación de endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad
Acabas de tener tu primer nieto y al achucharlo recuerdas ese inconfundible aroma a bebé que creías haber olvidado. Y piensas que no existe nada en el mundo como el olor natural de la piel de un bebé: un aroma inconfundible que, sin lugar a dudas, queda grabado en nuestro cerebro. Estudios de los años 80 ya mostraban que el aroma corporal del bebé era considerado "uno de los más destacados y placenteros".
Olores para crear vínculos
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Según explica Kora Bühler, profesora de la Universidad Complutense de Madrid, este hecho tiene una razón principalmente fisiológica: lograr una mayor y más intensa interacción entre la mamá y su bebé. "El olor es un factor importante a la hora de establecer el vínculo y el apego entre ambos y, en consecuencia, garantizar el adecuado cuidado del bebé".
Este contacto, además, permite a ambas partes obtener beneficios a nivel físico. Para el bebé, hablaríamos de "regulación de la temperatura, ajuste de su respiración o reducción del llanto". Para la madre supone la “iniciación y mantenimiento de la lactancia, e incluso beneficios mentales. Algunos estudios han determinado que mejora el impacto negativo de la depresión posparto”, asegura la experta.
Pero más allá de los beneficios puramente fisiológicos, el olor a bebé nos evoca a todos sensaciones placenteras y positivas. En concreto, según nos explica la psicóloga y profesora, este aroma provoca "un aumento de la actividad en regiones cerebrales relacionadas con el refuerzo y el placer". Esto significa que este olor es capaz de activar nuestras endorfinas, popularmente conocidas como "las hormonas de la felicidad".
El cuidado de la piel del bebé
Durante los últimos años la dermatología ha evolucionado creando productos específicos para el cuidado de la piel de los bebés, algo necesario desde el punto de vista de la salud porque hay diferencias importantes entre la piel de un bebé y la de un adulto.
- La piel del bebé es más fina y más vulnerable. Además, resulta tres veces más permeable a contaminantes externos.
- La piel del bebé es más seca porque produce una menor cantidad de lípidos que la piel del adulto.
- La piel del bebé se irrita con mayor facilidad. Al nacer, el pH del bebé es menos ácido y, por ello, resulta menos efectivo para luchar contra posibles irritaciones.
Todas estas características requieren de productos concretos, adaptados a la fisiología específica de la piel del bebé. Entre los principios recientemente descubiertos, destacan los que se inspiran en las propiedades de la vernix caseosa, la protección natural que cubre la piel del bebé durante la gestación y que se pierde durante sus primeros días de vida.
Siempre testado y avalado
Otras materias primas naturales usadas para la piel del bebé son las derivadas del arroz, de la almendra dulce, del germen de trigo y del aguacate. El objetivo de esta corriente dermatológica inspirada en la naturaleza es seguir cuidando de la piel del bebé como en el periodo prenatal, manteniendo las sensaciones positivas del olor natural hacia los padres.
Pero, además de usar fórmulas naturales, lo ideal para cuidar la piel del bebé es dar con productos que incluyan ingredientes naturales activos seleccionados por sus propiedades de alta protección, y testados bajo supervisión médica. Si detrás de un producto no hay detrás un organismo independiente que certifique y avale su eficacia, es mejor no hacernos con él, más aún si pensamos en la vulnerable piel de un bebé.