Apps para ligar tras un divorcio: ¿las usamos para alimentar nuestro ego?
El 42% de los solteros en España considera que los 50 es la edad idónea para nuevas experiencias y nuevas personas
Hablamos con la psicóloga Teresa Terol, especialista en relaciones de pareja, para que nos conteste a esta cuestión
"Fomentan nuestro amor propio y eso no es malo"
Cada día se producen más de 26 millones de 'match' en Tinder, una de las aplicaciones de ligar más conocidas del momento. Lo que empezó siendo una plataforma que empleaban los jóvenes, ha virado a algo mucho más universal. A esta se suman otras: Bumble, Meetic, Raya, Ourtime... todas centradas en encontrar el amor o lo que surja, sin importar la edad que tengamos. Precisamente, una encuesta realizada por esta última afirma que el 42% de los solteros en España considera que los 50 es la edad idónea para nuevas experiencias y nuevas personas, pese a haber atravesado una separación o un divorcio. Pero ¿realmente las usamos para encontrar a alguien o para alimentar nuestro ego tras un fracaso amoroso? La psicóloga especialista en parejas Teresa Terol nos responde.
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Sí, pero no en un contexto negativo
Todos tenemos la necesidad de sentirnos queridos y las fórmulas de conseguirlo han evolucionado. Durante los primeros años de su creación, Tinder nació en 2012, estaban mal vistas, pero cada vez son más socialmente aceptadas, sobre todo entre millennials y generación Z. El estigma en los uppers sigue en proceso de desaparición, pero tras las separaciones y divorcios suponen una vía fácil para recomponerse.
"El utilizar este tipo de redes sociales significa volver a estar en el mercado, son un símbolo muy positivo que nos ayuda a entender que la vida no se acaba ahí, que puede existir otra persona. En un momento, en el que cada vez da más miedo la soledad, el hecho de darnos cuenta de esto fomenta nuestro amor propio, nuestro ego, pero no con una connotación negativa. Pueden ayudarnos a salir del pozo en un momento complicado", explica la psicóloga.
¿Filofobia o dependencia emocional?
El problema no es el hecho de tener estas aplicaciones, sino más bien el momento en el que nos las descargamos. Tras un divorcio, es necesario un proceso en el que seamos conscientes de cuál es la nueva situación y nos adaptemos a ella. "Cuando nos divorciamos solemos tener miedo a meternos en un relación o, en su defecto, un miedo enorme a la soledad. Ambas opciones nos llevan a un mal uso de estas aplicaciones".
Hablamos de la filofobia y de la dependencia emocional. La primera suele ocurrir porque nos han hecho daño en el pasado y nos da miedo engancharnos y que vuelva a pasar; o porque tengo baja autoestima y creemos que antes o después van a rechazarnos. "Las personas bajo esta premisa utilizan mal las redes sociales sin darse cuenta. ¿Cómo? Seleccionando perfiles, a priori, muy por encima de lo que creen que pueden conseguir y se trata como de un fracaso anticipado. Otra opción es elegir a personas que son muy diferentes y el fracaso está garantizado, pero la culpa no es de la aplicación sino nuestra".
La otra opción, igual de tóxica, implica que tenemos una necesidad continua de tener pareja y nos lleva mucho a bajar el listón. "Este perfil atrae a personas manipuladoras, narcisistas o ególatras que, de alguna manera, nos conquistan a pesar de no ser perfiles que elegiríamos, pero nos manipulan y nos llevan a una relación que no queremos" y con la que terminaremos mucho peor que tras el divorcio. Por lo tanto, es importante entender que, aunque puedan usarse para subir el ego y no es malo, el momento de descargárnosla es determinante sobre el éxito que vayamos a tener con ella.