Nuestro cerebro debe entrenarse para mantenerse en forma al igual que vas al gimnasio o sales a correr para fortalecer tu cuerpo. El problema es que en muchas ocasiones no cuidamos al de ahí arriba como deberíamos y nos olvidamos de él y de la importancia que tiene en nuestro día a día. Para saber cómo entrenarlo hablamos con Catalina Hoffmann, experta en neurofitness que acaba de publicar su libro ‘Neurofitness Aplicado. Técnicas para cuidar y mantener en forma tu cerebro’ y cada año imparte clases en la Universidad de Harvard. ¿En qué consiste exactamente este método? ¿Cómo lo podemos aplicar a nuestra rutina? ¿Nos ayudará a ser más felices?
PREGUNTA: ¿Qué es el neurofitness?
RESPUESTA: El neurofitness es una forma de conocer y entrenar el cerebro. Tenemos muy asumida la idea de que, con la edad, el cerebro pierde facultades. Sin embargo, si cuidamos el cerebro con buenos hábitos de ejercicio, descanso e hidratación y hacemos ejercicios que estimulen nuestras habilidades cognitivas, podemos evitar buena parte de ese deterioro.
P: ¿En qué aspectos del día a día nos puede ayudar (trabajo, casa, relaciones)?
R: Podría decir que, si no en todo, en casi todo. El neurofitness nos ayuda con habilidades como la memoria, la concentración o el aprendizaje, que son importantes para muchos aspectos de la vida. Pero también nos invita a conocernos mejor a nosotros mismos y a ser más conscientes de lo que pensamos y sentimos y de por qué lo pensamos y sentimos. Además, trabajamos mucho las técnicas que nos ayudan a dejar atrás todas esas ideas negativas que son tan frecuentes en nuestro día a día y que tanto nos limitan.
P: ¿Cuál es la mejor forma para iniciarse?
R: Lo mejor que tiene es que comenzar es sencillo. Basta con dedicar 10 o 15 minutos al día a realizar ejercicios que supongan un pequeño esfuerzo para nuestro cerebro. También es importante empezar a tener en cuenta a nuestro cerebro en hábitos diarios y ser muy conscientes de que lo que nuestro sueño, alimentación y niveles de estrés afectan a la salud de nuestro cerebro, que es tan importante como la salud del corazón o de nuestra piel.
P: ¿Cómo se puede saber qué técnica te va mejor para según las necesidades de cada momento?
R: Es un hábito que tiene que estar presente las 24 horas del día, porque es vivir teniendo en cuenta la salud y el potencial de nuestro cerebro. La técnica que escojamos dependerá de nuestras necesidades de cada momento. Para eso es muy importante el autoconocimiento y la sinceridad con uno mismo. Esto último puede parecer extraño, pero las personas tendemos mucho al autoengaño. Por eso es importante que estemos dispuestos a identificar y reconocer nuestras emociones y aquello en lo que no estamos tan bien como nos gustaría, para poder buscar una técnica que nos ayude exactamente con eso.
P: ¿Es posible llegar a la madurez sin conocerse a sí mismo? ¿El proceso es diferente a partir de los 50?
R: No solo es posible, sino que es muy habitual. Vivimos acelerados y muy pendientes del exterior y no nos dedicamos tiempo a nosotros mismos, y mucho menos a profundizar en nuestro interior. El proceso no tiene por qué ser diferente a partir de los 50. El cerebro tiene la capacidad de mejorar a los 20, a los 50 y a los 80 porque la neuroplasticidad es innata y permanente en nuestro cerebro. Lo que sí ocurre es que, en torno a los 30 años, nuestro cerebro empieza a volverse “vago” y quiere pasar el resto de la vida recurriendo a lo ya aprendido. El neurofitness nos permite sacar a nuestras neuronas de ese estado de comodidad y ponerlas, de nuevo, a trabajar como cuando teníamos 25 años.
P: ¿Cómo nos puede ayudar el neurofitness a ser más felices?
R: Hay muchas cosas que nos aporta y que nos pueden ayudar en ese camino a la felicidad. Para empezar, el autoconomiento que conseguimos con esas técnicas y que, a mi entender, es imprescindible para ser feliz. Además, el entrenamiento de nuestras habilidades cognitivas hace que mejoren y que nos sintamos más capaces y útiles, lo que es muy importante a la hora de alcanzar ese bienestar pleno. Por último, creo que ayudan mucho todas las técnicas enfocadas en liberarnos de asociaciones, emociones y pensamientos negativos o que ya solo sirven para lastrarnos en nuestro crecimiento.
P: En el libro cuentas que conectar con la sensación de felicidad no es fácil, ¿por qué?
R: Porque nuestro cerebro tiende a la negatividad. El 70% de nuestros pensamientos diarios son negativos y no siempre estamos preparados para gestionarlos. Además, generalmente tenemos un ritmo de vida que no nos ayuda en absoluto, ya que no nos enseñan a gestionar esas ideas y emociones, sino que nos invitan a reprimir todo lo que nos aflige y a centrarnos en trabajar de “puertas para afuera”, en lugar de fomentar el trabajo interno, que es lo que nos ayuda a ser felices y a conectar con ese estado de felicidad. Porque esa es otra. Muchas veces somos felices pero no lo sabemos, porque estamos tan centrados en lo de fuera que ni nos paramos a observarnos a nosotros mismos.
P: Se ha normalizado vivir con estrés o ansiedad, ¿cómo puede ayudar el neurofitness a que nuestro cerebro aprenda a gestionar estas situaciones cada vez más presentes?
R: Es muy complicado porque vivimos de tal manera que nuestro ritmo de vida no empuja a eso. Ahora bien, el neurofitness cuenta con técnicas que nos pueden ayudar a no entrar en esa vorágine de estrés constante y a identificar esas emociones. Por ejemplo, en este libro, explico detalladamente una de esas técnicas, que es la de medición de estrés en el cerebro. Esta técnica nos ayuda a identificar los momentos de estrés y a determinar, también, cuál es la causa de ese estrés. Todo ello, anotándolo. Dejarlo reflejado nos permite tener una idea más clara sobre el nivel de estrés que soportamos y su origen y ese es el primer paso para tomar acción y empezar a reducirlo.
P: ¿Y a alcanzar momentos de calma y serenidad?
R: Sí. Yo siempre digo que la palabra calma es mágica para nuestro cerebro. De hecho, algo que yo hago mucho, y que también recomiendo, es reaccionar a un momento de agobio cerrando los ojos, respirando profundamente y diciendo en voz alta la palabra calma. Esta acción, que puede parecer algo menor, ayuda a transmitir al cerebro el mensaje de que no estamos en peligro, sino a salvo y nos ayuda a calmarnos.
P: ¿Existen técnicas que hagan a nuestro cerebro más productivo y creativo?
R: ¡Desde luego! Existen muchas técnicas que nos pueden ayudar a ello. Un ejemplo sería la lectura en voz alta, que es algo que hacemos mucho cuando empezamos a leer pero que luego dejamos de practicar. Esta práctica pone a trabajar distintas áreas cerebrales y ayuda mucho a la productividad.
En cuanto a la creatividad, recomiendo mucho el diario de intenciones creativas, que consiste en escribir sueños realizables e irrealizables, describiéndolos con todo lujo de detalles. Esta técnica pone a trabajar nuestra creatividad, no solo para imaginar ese sueño o proyecto, sino porque nuestras neuronas se ponen a trabajar inmediatamente para tratar de hacerlos realidad. En la creatividad el “no” no existe y tenemos que aprovechar eso a nuestro favor.
P: ¿Existe de verdad la eterna juventud para el cerebro?
R: Absolutamente. El cerebro es un órgano maravilloso que, salvo que haya alguna patología, tiene la misma capacidad a los 20 que a los 80 años. El problema es que hemos interiorizado que el cerebro debe envejecer a medida que pasan los años, cuando eso es una tendencia, pero no una obligación. Nuestro cerebro no se vuelve viejo, se vuelve “vago” y cuando conseguimos sacarlo de ese estado, descubrimos que es capaz de mucho más de lo que pensábamos.