No hay duda de que, como padres, siempre queremos lo mejor para nuestros hijos y eso puede llevarnos a exigirles más de la cuenta. En un momento en el que se está revisando la importancia de los valores numéricos, es decir, de las notas, en la educación, puede que también haya que revisar la importancia de las expectativas, en este y otros aspectos, durante la educación de los niños y jóvenes. Comentarios que aparentemente pueden resultar inofensivos sobre el físico o los logros académicos, deportivos y de cualquier tipo, pueden hacer más daño del que crees. Hablamos con Ana Belén Medialdea, autora del libro ‘Cinco estaciones de la autoestima’ para que nos explique si, como padres y de forma totalmente involuntaria, podemos hacer que nuestros hijos tengan una mala visión de sí mismos en la edad adulta que les condicione el resto de sus días.
¿Podemos minar la autoestima de nuestros hijos?
Sí, sin duda. La forma que tenemos de relacionarnos con nuestros hijos, el estilo educativo que utilicemos, la valoración o desvalorización que hagamos con ellos, va a determinar la relación que tengan después nuestros hijos con ellos mismos.
¿Somos conscientes de ello?
Creo que no somos conscientes de hasta qué punto podemos contribuir a fomentar un problema de inseguridad y autoestima en los menores. Por ello, sería muy bueno concienciarnos y trabajar día a día para que, desde pequeños, los niños pudieran conocerse más para entender cómo funcionan sus emociones. Es muy importante enseñar a los niños a tolerar la frustración y a cuidarse a nivel emocional y, sobre todo, valorarse por sí mismos y para que no tengan que depender de la valoración constante de los demás.
¿Cuáles son los pasos a seguir para que construyan una autoestima fuerte?
Es importante evitar invalidarles emocionalmente, es decir, quitarles importancia a lo que ellos sienten. A veces pueden parecernos "poco importantes" los problemas que tienen nuestros hijos niños o adolescentes pero no hay que olvidar que para ellos, sus problemas, son un mundo. Invalidarles no les ayuda a generar herramientas que les permita afrontar lo que les sucede.
Es necesario también reforzar todo aquello que vemos que hacen bien. Permitirles que cometan errores ya que esto les ayuda a tolerar la frustración y a levantarse cuando se caen. También es muy importante ponerles pequeños retos diarios y darles permiso para que ellos por sí mismos, puedan solucionarlos. No hay nada mejor para fomentar nuestra autoestima y seguridad que enfrentarnos a aquello que pensábamos no ser capaces y darnos cuenta de que podemos hacerlo.
¿Sería importante revisar la estructura afectiva de la niñez para entender nuestra autoestima en la edad adulta?
La mayoría de libros que he leído sobre autoestima intentan explicar las causas y el origen de la baja autoestima en la infancia. Es cierto que la infancia que hayamos tenido influye en nuestra autoestima, al igual que influyen los acontecimientos traumáticos y el estilo educativo que hayan utilizado nuestras figuras de referencia, pero para sanear nuestra autoestima, no tenemos por qué ir a buscar las causas y el origen del deterioro de esta. Desde mi modelo de terapia, trabajamos desde el presente, poniendo el foco no en el origen y las causas sino más bien, analizando y estudiando cómo se está construyendo y manteniendo el problema.
Sabemos que, muchas veces, explicarnos de dónde viene puede darnos información para entenderlo pero con eso no lo solucionamos. Por eso, como si de un tumor se tratase, trabajamos para no potenciarlo, porque cuando un paciente llega a un servicio de oncología con un tumor, en ese momento, lo importante no es saber qué es lo que lo ha originado sino ver qué hacer para reducirlo, extirparlo y que no crezca más. De esta manera ayudamos a entender, a la persona que pueda sufrir un problema de autoestima , qué necesita hacer o dejar de hacer para construir o destruir su autoestima.
Es muy bonito que mis pacientes entiendan que, a pesar de la infancia o el pasado duro que hayan vivido, tienen derecho a tener un presente y un futuro mejor. Gracias a entender cómo funciona el problema y armarse de herramientas necesarias para no destruir su autoestima, una persona puede cambiar su relación consigo misma y evitar maltratarse como, quizá en su día, otras personas lo hicieron. Todas las personas nos merecemos aprender a ser ese adulto que en su día necesitamos.