La psicóloga Celia Betrián, sobre cómo evitar las relaciones tóxicas: “Hay que desaprender, los celos no son amor"

Celia Betrián, psicóloga clínica especializada en terapia de parejas y sexología es autora de 'Ama sin dejar de quererte' (Grijalbo), libro que habla sobre los mitos del amor romántico y ciertos miedos. La experta insiste en la importancia de aprender a detectar las relaciones tóxicas e insanas y alejarse de ellas. Sin embargo, ¿cómo es esto posible y cómo se logra vivir el amor de un modo libre y saludable? Atendemos a las recomendaciones que nos da esta profesional, quien asegura que amar no implica dejar de uno mismo.

¿Qué se puede decir en cuanto al significado de una relación tóxica y cómo se puede identificar?

Una relación tóxica es aquella relación en la que se ha creado un vínculo inseguro, donde aparece malestar debido a comportamientos dañinos. No es necesario que haya manipulación o maltrato, el simple hecho de que exista incompatibilidad ya puede desencadenar una serie de conductas que infringen deterioro en la salud mental de la persona.

¿Qué diría a esas personas que en una relación amorosa dan todo a la pareja y se olvidan de darse a sí mismos? 

Que analicen las creencias que tienen en cuanto al amor y revisen su nivel de autoestima. Hemos podido romantizar tanto el amor que lo relacionamos con sufrimiento y sacrificio -y no debe ser así- creyendo que es la única manera de vincularnos afectivamente.

¿Es importante la independencia afectiva? ¿Por qué?

Considero que es un pilar importantísimo dentro de las relaciones (sea del tipo que sea) ya que nos permite ligarnos desde la autenticidad, sin dejar de ser quien somos, desde la elección y no desde la necesidad y protegiendo en todo momento nuestro bienestar y nuestra identidad.

¿Pueden considerarse los celos y el control como amor?

Creer que los celos y el control son amor, que es sinónimo de amar con pasión, es una mentira más de los mitos del amor romántico. Es inevitable sentir celos, pues son una emoción normal que nos alerta de una tercera persona, de un peligro para nuestra relación. Sin embargo, una relación sana no es aquella que se cela y controla, sino que se comunica y se expresa desde el respeto y la libertad.

¿Cómo puede una persona no volver a caer en una relación insana, tóxica o que no le haga bien?

Desaprendiendo para volver a aprender. Deben analizarse los patrones y creencias que le han hecho caer en relaciones de este tipo para identificar posibles heridas, traumas y patrones y sanar hacia un camino de amor propio y vínculos sanos y seguros, primero consigo misma y después con los demás.

Algunas parejas usan la manipulación para que no les dejen. ¿Qué expresiones o cómo actúan? ¿Puede hablarnos del término 'luz de gas'?

Una de las técnicas de manipulación más comunes es el chantaje emocional (“si me dejas te vas a arrepentir” o “con todo lo que he hecho por ti y ahora me lo pagas así”). Creo que a nadie nos gusta que nos dejen y que una relación se termine. Pero, utilizar el chantaje para que una persona se quede a nuestro lado por medio de la culpabilidad y el dolor se aleja de la relación que queremos y nos hace bien.

El término 'luz de gas' viene de una película llamada 'Gaslighting' de los años 20 donde cuenta la historia de un matrimonio en el que el marido distorsiona la realidad de su mujer haciéndole creer que todo lo que dice y hace está mal. Eso lleva a que la mujer esté confundida y no confíe en su propia realidad. En la actualidad, ese el objetivo de esta técnica de manipulación: distorsionar la realidad de la víctima.

Usted asegura que "si no hay una buena comunicación, la relación está perdida". ¿Qué quiere decir?

Considero que la comunicación es un pilar fundamental de la relación. Cuando no somos capaces de comunicar o expresar lo que deseamos, sentimos, necesitamos o queremos, ¿cómo vamos a construir una relación?

¿Es bueno discutir en pareja?

No es que sea ni bueno ni malo, sino que depende de cómo se discuta y cuánto de resolutiva sea la discusión. En muchos casos, discutir es inevitable cuando se está en desacuerdo, hay enfados o simplemente algún momento de tensión y sí, todas las parejas discuten en algún instante de su vida, faltaría más.

Tras una ruptura, un divorcio, ¿qué hay que tener presente en cuanto a uno mismo y el estado emocional?

Tras una ruptura se vive un duelo, que no significa otra cosa que una pérdida. Se ha perdido una relación, una persona y la proyección de lo que sería la vida junto a esa pareja. Hay que tener presente que se va a vivir una montaña rusa de emociones y que no es un proceso lineal. Recomiendo apoyarse en personas de confianza, buscar ayuda profesional si se puede y, sobre todo, no olvidarse de uno mismo, fomentando siempre el autocuidado.

¿Cómo se deja ir?

Cuando hablamos de cerrar un ciclo siempre tenemos en cuenta dos procesos: la aceptación y el autocontrol. Esto es, aceptar que por las razones que sean, la relación se ha terminado y no puede continuar, y el autocontrol es necesario para dirigirnos hacia un nuevo camino.

Hay personas que temen la soledad y necesitan estar siempre en pareja. ¿Qué necesitarían de verdad para estar bien?

Aprender a estar en soledad es el mejor camino para poder estar bien. Cuando te permites estar a solas, le has ganado la batalla a todos estos miedos.

¿Puede uno querer a otra persona si no se quiere y acepta a sí mismo? ¿Estar en pareja puede dar la felicidad?

Todas las personas (algunas más y mejor que otras) tenemos la capacidad de amar independientemente del amor que nos demos a nosotros mismos. Sin embargo, si no nos amamos, queremos desde la inseguridad, desde el temor y la preocupación. Entonces, aquí hay más probabilidades de que se dude de la veracidad de ese amor constantemente, lo que puede llevar a sufrir más en las relaciones.

Para cada persona la felicidad tiene un significado diferente. Hay algunas personas que se sienten inmensamente felices al lado de sus parejas. Lo que sí es peligroso, es que, al no tener pareja, se piense que solo con ella se podrá ser dichoso. Estaremos poniendo en manos de algo incontrolable nuestra propia plenitud.