Haces mal en llamar 'talento' a tu hijo que juega bien al fútbol: "Es el primer paso para que lo deje"
El 40% de los jóvenes que hace algún deporte termina abandonando, según un estudio conjunto de la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, y la Universidad de Huelva
Según María del Carmen Espartero, experta en Psicología Deportiva, los altos niveles de exigencia producen “mal humor, agresividad e ira, agitación, sentimiento de culpa, bloqueo, desgana y, en casos extremos, agotamiento emocional”
Los expertos recomiendan valorar lo que los niños y jóvenes son capaces de hacer, tanto o más que el resultado obtenido.
Todos conocemos algún caso en el que un niño o una niña al que se le daba muy bien un deporte, de repente lo abandona. Este fenómeno, aparentemente incomprensible, tiene una explicación desde el punto de vista psicológico: la expectativa de una altísima exigencia.
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Un estudio conjunto de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) y la Universidad de Huelva que analiza el comportamiento de los niños y niñas frente al deporte destaca que el porcentaje de abandono es mayor en ellas (48%) que en ellos (33%). Las conclusiones del estudio se han hecho públicas en una de las jornadas de la Copa Covap, una iniciativa educativa dirigida a niños y niñas andaluces de 10 y 11 años con el objetivo de prevenir la obesidad infantil que este año ha contado con la participación del Consejo General de la Psicología de España.
El estudio presentado en estas jornadas también recomienda no etiquetar a los menores como 'talento' para prevenir el abandono de la actividad deportiva, un hecho que afecta especialmente al 40% de los adolescentes y jóvenes de forma general.
La renuncia al deporte se debe, en gran medida, a la presión que ejerce sobre los más pequeños considerarlos como “talentos deportivos” con la intención de sacar a la luz todo su potencial en este campo, lo que genera “altos niveles de exigencia por parte de los padres o familiares, e incluso una elevada autoexigencia desarrollada por el propio niño con el objetivo de ganar, no fallar o defraudar”, advierte María del Carmen Espartero, especialista en Psicología Deportiva del Consejo General de la Psicología de España.
También se suman otros motivos que afectan a la decisión de abandonar la actividad deportiva, como la exigencia competitiva, el elevado rendimiento, la dificultad de compaginarlo con otras tareas o aficiones y las lesiones prematuras. Estos factores tienen consecuencias a nivel psicológico para los niños, poniéndose de manifiesto a través de diferentes comportamientos como “mal humor, agresividad e ira, agitación, sentimiento de culpa, bloqueo, desgana y, en casos extremos, agotamiento emocional”, destaca la experta.
Fomentar sin presionar
Padres, madres, entrenadores y entrenadoras desempeñan un rol importante a la hora de motivar a los menores para que practiquen alguna actividad física. Sin embargo, se da un “fenómeno de profesionalismo en el que el deporte de alta competición se ha trasladado al deporte base, con el que ponemos el foco en los resultados y esto lo identificamos con la excelencia deportiva, obviando muchas veces los intereses de los menores, que son la diversión, la educación y el desarrollo”, explica Espartero.
¿Cómo podemos fomentar la práctica deportiva sin presionar? Los expertos establecen una serie de pautas para generar buenas experiencias que favorezcan la adhesión al deporte y prevenir su rechazo o abandono:
- No olvidar los valores del deporte y potenciar la autoconfianza basada en la capacidad y habilidad de los pequeños.
- Valorar lo que son capaces de hacer, tanto o más que el resultado obtenido.
- Hacer equipo y que los menores se sientan protegidos, entendidos y respetados.
- Procurar una comunicación sana (verbal y no verbal) con mensajes constructivos, darles espacio para hablar abiertamente y facilitar que se pongan metas realistas.
- Supervisar y controlar, en la medida de lo posible, las redes sociales, pues son el principal elemento de comunicación y claves en la construcción de su identidad.