Cabalgar la rabia: cinco beneficios desconocidos de gestionar este sentimiento en positivo
La rabia suele verse como un sentimiento negativo que apenas sabemos gestionar, pero si logramos reconocerla y establecer límites, puede ser buena para nuestra salud emocional
Una investigación del psicólogo Roy Baumeister demostró en 1998 que ocultar la rabia en las relaciones personales puede resultar perjudicial
Monia Presta, psicóloga: "La rabia puede ser fundamental para construir el yo"
Asociamos la rabia a sentimientos o circunstancias negativas. Y tiene sentido: la rabia se da cuando hemos sido heridos y no hemos podido reaccionar en el momento o no hemos podido alcanzar nuestros objetivos. Detrás de la rabia, pueden esconderse la tristeza, el miedo o la frustración. Si la rabia no se transita de manera adecuada, puede dar lugar a la agresividad, un comportamiento impulsivo dirigido a dañar a otras personas de consecuencias nefastas. No hay dos personas que vivan igual su rabia, aunque sí hay dos maneras frecuentes de gestionarla.
¿Cómo la vivimos?
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Según explica en el libro 'Tu cerebro emocional' (RBA) la psicóloga Monia Presta, ante la rabia "la respuesta instintiva sería atacar. Pero como vivimos en una sociedad civilizada, no podemos golpear, insultar o gritar cada vez que nos enfadamos. Algunos inhiben esta respuesta enmascarándola, y otros se lanzan a despotricar como auténticas bengalas explosivas".
Si eres de las personas que reprimen su rabia, puede haber un correlato somático: tensiones o dolores musculares, acidez de estómago, o, en el plano emocional, se puede llegar a desarrollar una depresión. Si, por el contrario, la reacción es la de encenderse y responder al ataque, la impulsividad puede pasarte factura y ocasionarte problemas. ¿Y si te dijéramos que hay una tercera manera de relacionarte con la rabia?
Emoción funcional
Para Presta, la rabia puede ser un sentimiento funcional; es decir, puede ser útil en algunos momentos. Para hacer que 'trabaje' para nosotros, es fundamental que sepamos reconocer los sentimientos de ira, dar un paso atrás, establecer los límites de hasta dónde queremos llegar y hasta dónde podemos interpelar a las otras personas involucradas.
El esfuerzo merece la pena porque cuando la rabia se domina, podemos obtener una serie de beneficios, al tiempo que mejoraremos la relación con aquellos que están en el centro del conflicto. La psicóloga Monia Presta ve cinco ventajas claras a lo que ella llama "cabalgar la rabia".
Mejora las relaciones personales
Expresar nuestro enfado o disconformidad con la pareja, hijos, compañeros de trabajo o amigos puede mejorar la relación. Una investigación del psicólogo Roy Baumeister logró demostrar en 1998 que ocultar la rabia en las relaciones personales puede resultar perjudicial. A veces, la otra persona no sabe que te ha hecho daño y, lógicamente, no sabe qué tiene que cambiar. Aún en ese caso, se produce un distanciamiento. El 90% de nuestra comunicación es no verbal; es decir, los protagonistas empezarán a ver reacciones distintas, peores, sin que alguna de las partes sepa realmente por qué. Mostrar el enfado puede mejorar la relación si se consigue canalizar esa rabia, expresando de manera contundente, pero sin agresividad, los cambios que necesitamos.
Nos hace conocernos mejor
La rabia puede darnos información valiosa de nosotros mismos. Si conocemos los motivos por los que nos enfadamos, reconoceremos nuestras necesidades, nos daremos un baño de auto-estima y seremos capaces de poner límites: ¿qué estamos dispuestos a hacer para conseguir eso que necesitamos? Además, seremos capaces de saber qué grado de responsabilidad tenemos en eso que tanto nos ha enfadado.
Ayuda a reconocer lo injusto
Muchas veces, la rabia surge como consecuencia de una situación injusta. Cuando somos capaces de reconocer la rabia por una injusticia, el mero hecho de detectar una situación así es bueno. Es la manera de darse cuenta de que hay que resolverla. En caso contrario, sin esta conciencia, pasaríamos directamente a la violencia.
Aprendemos a negociar
Cuando reconocemos la rabia y logramos manejarla, podemos utilizarla para hacer valer nuestros derechos. Para ello, necesitaremos saber negociar. En casos difíciles de separación, divorcio u otras situaciones traumáticas, algunas personas renuncian a sus derechos por agotamiento. Si la rabia obedece a un motivo concreto, la causa que motiva nuestra rabia es una palanca para mantener la negociación y aumentar nuestras posibilidades de éxito.
Nos hace lograr nuestros objetivos
"La rabia puede ser fundamental para construir el yo", señala la psicóloga Monia Presta. Se trata de un estímulo muy poderoso que llama a la acción y que puede ayudar a conseguir otras metas y a superar obstáculos. Una investigación de Aarts mostró que nos sentimos más enfocados a conseguir algo cuando nuestro objetivo provoca enojo en los demás. Es la otra cara de la tristeza: cuando estamos tristes, apenas tenemos fuerzas para llevar a cabo ninguno de nuestros propósitos; en cambio, la rabia activa el motor del yo.