Una vez le preguntaron a Buda cuál era el objetivo fundamental de los hombres. El Iluminado respondió que evitar el sufrimiento, ya que el dolor era inevitable, consustancial a la vida.
Siglos después, los humanos no se conforman con evitar el sufrimiento. El objetivo ahora es alcanzar la felicidad, una meta difícil de lograr que solemos situar tras la consecución de objetivos concretos: un buen trabajo, una buena pareja, una familia armoniosa, ningún problema de salud, una cuenta corriente saneada... Nada que objetar. ¿Pero qué ocurre si alguna de esas cosas no se da? ¿Tenemos vedada la entrada al paraíso feliz?
La misma pregunta se han planteado grandes pensadores a lo largo de la historia. Más aún: ¿la felicidad es un estado interior, al margen de las circunstancias, o depende de factores externos?
Albert Einstein ha sido uno de los sabios involucrados en la búsqueda de al felicidad, además del científico que creó la Teoría de la relatividad y al que debemos todo lo que hoy se sabe de la física cuántica. Sus reflexiones sobre la felicidad y el sentido de la vida son hoy, también objeto de estudio. En su búsqueda de lo feliz, Einstein creía en la importancia de la compasión y la generosidad hacia los demás.
Para el físico, estos valores eran fundamentales en una vida plena. La pregunta, entonces, es si la fama, el dinero o el éxito, eso que ansía la mayoría de las personas, no son motores suficientes para alcanzar la felicidad. En su opinión, lo más valioso es la satisfacción de lograr algo significativo, con impacto en la vida propia y en la de los demás. En sus propias palabras: "Solo una vida vivida para otros es una vida que vale la pena". ¿Qué otras claves forman parte de la 'receta' de Einstein para ser feliz?
La curiosidad es sagrada para el físico. "Nunca hay que perderla", dijo Einstein. El científico siempre se mantuvo curioso y se hizo muchas preguntas, las grandes cuestiones que aún no se han resuelto. La curiosidad fue, probablemente, el resorte que le llevó a descubrir sus grandes logros y le hicieron crecer más.
La creatividad puede ser tan buena o más que el conocimiento. "La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado, mientras que la imaginación no tiene límites", explicaba el científico. Para Einstein, la creatividad permite a cada uno encontrar soluciones innovadoras a los problemas.
Esta cualidad proviene del campo de la física y alude a la capacidad de ciertos materiales para recuperar su forma original, aunque les hayan sometido a un impacto fuerte. Aplicado a la psicología, la resiliencia es la capacidad de superar el fracaso y las malas experiencias. No rendirse ante el fracaso era clave en la forma de ver la vida de Einstein. El físico, de hecho, fracasó muchas veces antes de alcanzar sus mayores logros. Cada vez que fracasaba, en vez de frustrarse, veía en ese fracaso como una oportunidad para aprender y mejorar.
Según Einstein, la simplicidad es una de las claves de la felicidad. Si algo no puede explicarse de manera simple, no se ha entendido bien. Además de esta sencillez, es importante la independencia del pensamiento, al margen de las creencias limitantes o los estereotipos.
Para el científico, era fundamental ser un pensador independiente, aunque implique cuestionarse la sabiduría convencional. Einstein siempre cuestionaba las creencias establecidas. Tener la valentía de pensar 'fuera de la caja' es, en opinión del genio, una garantía para tener éxito y ser feliz.