Con 82 años Bob Dylan pondrá hoy (y mañana) a Madrid en pie. El artista inicia su gira de conciertos por España en la capital. Lo hará bajo el marco de las Noches del Botánico, un entorno idílico en el que habrá dos normas claras: disfrutar y nada de móviles. Sí, el cantante ya advirtió que en sus bolos no estará permitido el uso de teléfonos móviles. Su intención es clara: en un mundo en el que antes que disfrutar, sacamos el móvil para capturar el momento sin sentir lo que nos rodea, Dylan quiere que la atención y las miradas se centren en el escenario, en él.
La gira ‘Rough and rowdy ways’ de su trigésimo noveno álbum, publicado en 2020, trae esta novedad, pero ¿cómo se va a controlar? La empresa Yondr se encargará de ello al proporcionar a todos los asistentes unas fundas que cerradas de neopreno donde guardar los móviles. Hasta aquí bien. Sin embargo, ¿y si la abren? Pues no se podrá, ya que cada funda llevará un microchip para sellarlo y no poder abrirlo. Eso sí, ante cualquier emergencia, puedes acudir a unos puntos específicos donde los trabajadores la desbloquearán.
Lo que ofrece Bob Dylan no es nada descabellado. Quiere un concierto como los de antes, en los que no había móviles. Actualmente, una vez suena nuestra canción favorita, parece que automáticamente sacamos el móvil y le damos a grabar. ¿Realmente estamos disfrutando esa canción en directo que tanto hemos escuchado en el coche o en tus auriculares mientras paseabas?
El artista quiere que vivas su concierto, que no estés pendiente de registrar en tu dispositivo lo que ocurre sobre el escenario para luego mostrarle a tu Instagram que has estado ahí y dejar constancia ante tus seguidores. La doctora Linda Henkel de la Universidad de Fairfield de Conneticut explicaba hace unos años que sacar fotos mecánicamente te hace menos propenso a recordar porque tu cerebro deja de hacerlo al ceder esa responsabilidad al móvil.
No siempre se ha sabido bien cómo funciona nuestro cerebro ante los recuerdos, ya que la memoria no siempre lo hace de la misma forma, al igual que cada recuerdo se asocia a una molécula diferente. En lo que respecta a la música, vivimos rodeados de ella, hasta el menos melómano. Si no es en tus auriculares, es en un anuncio de la televisión, en el hilo musical del supermercado, en la banda sonora de la película que estás viendo…
¿Qué consigue hacer la música en nuestro cerebro? El científico Robert Zatorre, fundador del laboratorio de investigación Brain and Sound, describe los mecanismos neuronales de percepción musical de manera que una vez que los sonidos impactan en el oído, se transmiten al tronco cerebral y de ahí a la corteza auditiva primaria. Estos impulsos viajan a redes distribuidas del cerebro importantes para la percepción musical y el almacenamiento de la música ya escuchada.
La respuesta cerebral a los sonidos está condicionada por lo que se ha escuchado antes, dado que el cerebro tiene una base de datos almacenada y proporcionada por todas las melodías ya conocidas.
Pero la música también es comunicación y se relaciona con el lenguaje y las emociones. Algunos estudios han mostrado que lo que una persona siente al escuchar una pieza es una sensación muy parecida a la que siente el resto de las personas que están en ese mismo lugar.