¿Qué convierte a una persona normal en un líder, en alguien de éxito o en alguien en el que podamos confiar? Cada uno podría establecer varias diferencias en función de nuestros parámetros personales y nuestras carencias. Pero hay algo común a todas las personas que destacan o que ejercen una atracción especial hacia el resto: se muestran seguras de sí mismas, una seguridad genuina que no depende de factores externos, sino de la confianza en uno mismo.
"La infancia es el patio donde se juega toda la vida", asegura la psicóloga Lara Ferreiro. De cero a tres años empieza a generarse el sistema de apego, que es la forma en la que nos vamos a vincular con los demás. "En la infancia es fundamental la actitud de los padres. Hay cuatro modelos de crianza: autoritario, muy rígido con padres muy severos; el democrático, el ideal, con padres que dan mucho cariño poniendo también límites; el permisivo, donde no hay casi límites, aunque sí cariño; y el negligente, en el que los padres apenas ejercen: ni dan cariño ni se ponen límites", señala la experta.
Los padres son el referente de los niños y los que van modelando su temperamento. "Hasta la adolescencia, la autoestima viene de los padres. En la adolescencia proviene de los amigos y luego, de distintos entornos, como el profesional", explica la psicóloga.
Otra figura de apego importante son los profesores. "Van a influir mucho sobre las creencias que tenemos sobre nosotros mismos. En terapia he visto personas con poca autoconfianza porque en el colegio el profesor de matemáticas le machacaba". Pero la confianza, según explica la psicóloga, viene de la autorregulación: "Consiste en saber calmarnos a nosotros mismos. Si me digo a mí mismo que se van a reír de mí porque voy a hablar en público, eso es malo. Hay que saber mantenerse en calma para no caer en inseguridades".
Para Ferreiro es clave: "La autoconfianza es nuestra carta de presentación ante el mundo. Es lo más importante que tenemos", señala. Según explica, la confianza en uno mismo tiene tres variables: "Saber poner límites a los demás, cuidarnos a nosotros mismos y sentir que nuestra vida avanza. Es lo que en psicología es la auto-eficacia, el auto-respeto y el auto-cuidado.
¿Y la experiencia? ¿No es importante? "Sí, la autoconfianza también viene de las experiencias vitales que tengamos", confirma la psicóloga, para quien las malas experiencias pueden ser valiosas para ser más resilientes o, al contrario, puede minar la autoestima.
Parece que hay una relación entre éxito y confianza en uno mismo. "Sí, la hay, aunque pueden pasar dos cosas. Una es que nos veamos reforzados por el éxito o todo lo contrario, que el éxito te haga sentirte inseguro, como le pasó Shakira. Ella mismo lo dijo: experimentó el síndrome del impostor porque llega un momento en que la fama te asfixia y crees que nunca eres suficiente", señala la experta.
Sin embargo, la auto-eficacia, saber que tu vida avanza, que vas progresando y te desenvuelves bien en distintos entornos, va a influir en tu percepción como persona. Es algo así como entrar en un círculo virtuoso: tener confianza nos hace tener éxito (lo que signifique para cada persona) y, al tiempo, ese éxito nos convierte en personas seguras, con alta autoestima.
La doctora Cortney S. Warren es psicóloga y se licenció en la Universidad de Harvard. En los últimos años, se ha especializado en el estudio de los hábitos que practican las personas de éxito. En su opinión, "el sentido de seguridad en nosotros mismos nos hace más capaces de navegar por los conflictos y actuar sin miedos, principalmente porque las personas con confianza no buscan validación externa".
Warren es quien comparte los hábitos de las personas con confianza. Se trata de seis habilidades que, una vez incorporadas a nuestro estilo de comunicación, nos permitirán relacionarnos mejor con los otros y con los conflictos que puedan surgir. Así resume estas seis actitudes:
'No' es una palabra con mala fama. Sin embargo, decirla cuando es necesario nos evita muchos problemas. Para muchos expertos, un 'no' a tiempo es clave para las relaciones interpersonales y es lo que distingue una persona asertiva de otra.
La clave está en cómo se dice. No es necesario que sea tajante, podemos expresarlo de esta manera: “Lo siento, pero no puedo, ahora mismo me es imposible" o “Gracias, pero no puedo en este momento".
Siguiendo con la asertividad, las personas confiadas son capaces de comunicar sus necesidades de forma respetuosa. Utilizan frases como "No me siento cómodo con esto", una manera elegante y sutil de decir que esa situación no va contigo.
Tal y como explica la psicóloga, las personas con confianza eligen sus respuestas y no son impulsivas. "¿Puedo contestar en unos días?" es una de sus frases favoritas. Las personas con autoconfianza respetan sus tiempos y no se precipitan porque saben que tomar decisiones en caliente no suele dar buenos resultados. Como afirma el psicólogo Guillermo Fouce, "tomar decisiones en momentos complicados hace que estemos dominados por las emociones". El resultado de las prisas es que las posibles soluciones, más que ayudar, empeoran el problema.
"Lo que ves es lo que soy". Esa podría ser la definición de las personas confiadas y seguras de sí mismas. Una persona segura de sí misma es, en palabras de la psicóloga, alguien consistente en la forma en la que se manejan en el mundo. Eso no quiere decir que no tengan intimidad, sino que hay una coherencia entre lo que creen y lo que viven.
Las personas emocionalmente seguras son capaces de escuchar las críticas sin arremeter contra ellas. Estas personas saben cómo afrontar las críticas y evitar que afecten a nuestra autoestima. Tampoco son egocéntricas: no piensan que todo lo que ocurre a su alrededor está relacionado con ellas. “No sabía que lo estaba haciendo mal. Gracias por decírmelo" es un ejemplo de aceptación de una crítica.
Tener un sistema de creencias sólido es clave para estar emocionalmente seguro porque guía nuestras decisiones y elecciones en la vida. Como asegura la experta de Harvard, las personas seguras son capaces de analizar lo que es justo según su criterio y comunicarlo de manera empática, sin hacer daño, pero de forma asertiva: expresando los puntos de mejora.
Una persona con auto-confianza sabe que el fracaso es una manera de aprender. Los expertos en liderazgo afirman que una persona segura de sí misma es capaz de convertir el fracaso en un valor positivo en cualquier ámbito de su vida. O como se diría en el mundo de la empresa: "Unas veces se gana y otras se aprende".