Nueve consejos de psicólogo para vértelas con gente difícil
Redacción Uppers
Jude Law y Matt Damon en 'El talento de Mr. Ripley' (1999).Uppers.
A lo largo de la vida vamos a encontrarnos con personas difíciles que provocan discusiones y situaciones incómodas; te mostramos cómo no caer en sus redes
A las personas conflictivas no debemos darles la opción de que formen parte de nuestra vida, ya que estos perfiles terminan invadiendo el ánimo de las otras personas
Hay una línea muy fina entre lo que simplemente nos molesta o lo que es una agresión, ya sea física, verbal o emocional.
Nadie dijo que fuera fácil. A lo largo de la vida, vamos a encontrarnos con personas con las que que convivir o compartir espacio es realmente complejo. Estas personas suelen ser provocadores de discusiones y de situaciones incómodas. Con estos perfiles, lo más complicado es no caer en el conflicto, algo arduo porque estas personas tienen la capacidad de alterar su entorno con sus posicionamientos extremos o irracionales.
Los perfiles conflictivos suelen hacer que las personas que conviven con ellas tengan un nivel de cortisol alto. Como es sabido, el cortisol es la hormona del estrés y una de las involucradas en los procesos inflamatorios que minan nuestro sistema inmune.
Sin embargo, existen estrategias que pueden evitar que las personas conflictivas o tóxicas sean menos relevantes en nuestra vida. La primera opción es evidente: mantenernos alejados de ellas. Pero no siempre es posible. Con todo, no debemos darles la opción de que formen parte de nuestra vida. Los perfiles problemáticos terminan invadiendo el ánimo de las otras personas, convirtiendo el espacio en una espiral de hostilidad.
Según los expertos, ¿cuáles son las estrategias más poderosas para
Comunicación asertiva y no violenta. Es conveniente estar entrenados en comunicación no violenta para poder identificar si la persona difícil utiliza un lenguaje agresivo para relacionarse con los demás. Una vez detectado, de manera serena hay que intentar que esa persona conflictiva no siga utilizando un lenguaje agresivo.
Escucha activa. Normalmente estamos buscando una respuesta cuando los demás nos hablan. En este caso, se trata de entender, no de retar o de sorprender. Detrás de sus formas inadecuadas puede haber algún mensaje con lógica. Lo mejor es centrarse en el contenido del lenguaje y no en la forma con que se dice.
No personalizar. Hay que distinguir entre decir, hacer y ser. Las circunstancias pueden hacernos decir cosas que no pensamos en realidad. En los perfiles conflictivos esto se da aún en mayor medida porque tienen poca capacidad de auto-control. Mantener la calma ante una situación de alta carga emocional hará que no nos dejemos llevar por la carga emocional.
Diferenciar entre ser y hacer. Es una derivada de lo anterior. Podemos actuar de manera agresiva por distintas circunstancias, pero eso no necesariamente implica que seamos agresivos. Cuando estamos con personas difíciles o violentas, hay que evitar decir que son algo, sino que están actuando de una manera concreta. Identificar a alguien como un todo dificultará el cambio. Ver que está actuando de manera puntual ayuda a no dramatizar y a aliviar la violencia que pueda darse.
Rodearse de personas significativas. Las famosas 'personas vitamina' de la psicóloga Marián Rojas Estapé. Buscarse a alguien que sea nuestro 'botiquín de primeros auxilios' es fundamental para poder compartir y contrastar eso que nos molesta. Esta red de personas funcionalessirve para mantener nuestras referencias.
Ser conscientes de su falta de empatía. La mayoría de las personas difíciles no saben escuchar y no son muy empáticas. El resultado es que ni suelen cambiar de opinión. Querer hacerles entrar en razón puede ser misión imposible, además de agotadora. Saber en qué momento hay que 'desconectar' es clave.
Mantener una distancia emocional. Las personas difíciles tienen el don de hacer difícil lo sencillo, por lo que detrás de lo que muestra puede haber un mundo de fantasmas y sombras que pueden rozar lo patológico. En ese caso, es mejor no intentar averiguar qué les ocurre, sino dejar una distancia emocional. Es la mejor manera de seguir manteniendo la serenidad.
Mostrarnos asertivos. Las personas difíciles pueden tener algún trastorno afectivo o de carácter. Suelen ser personas dominantes, así que en más de una ocasión habrá que expresar de manera asertiva que su comportamiento es inadecuado.
Diferenciar entre persona difícil y persona violenta. Podemos confundir a una persona complicada de lo que es un agresor o agresora. Hay una línea muy fina entre lo que simplemente nos molesta o lo que es una agresión, ya sea física, verbal o emocional. La difícil es saber identificar el abuso y no justificar bajo ningún concepto lo que nos suscita ansiedad. En este sentido, es importante estar informado para no normalizar determinadas conductas y denunciar, si es oportuno.