Lagom, la filosofía de vida sueca que te ayudará a alcanzar la felicidad
El lagom es una mentalidad consistente en sacar más partido a la vida con la cantidad justa de todo
Se trata de hacer lo que es absolutamente esencial y saber cuándo parar: encontrar la mejor solución, no la perfecta
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La mitad de nuestra felicidad está determinada por su herencia genética, mientras que solo un 10% puede atribuirse a circunstancias o situaciones de nuestra vida como el lugar en que nacimos o el trabajo que tenemos. El resto, en torno al 40%, depende de nosotros mismos, de lo que hacemos y de cómo pensamos, según un estudio de Sonja Lyubumoirsky, autora del libro 'La ciencia de la Felicidad'. Esto nos da una cierta ventaja. Si realmente aspiramos a la felicidad, no debemos quedarnos de brazos cruzados. En ese sentido, podemos adoptar una filosofía vital como el Lagom, consistente en sacar más partido a la vida con la cantidad justa de todo.
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Según Lola Akinmade Åkerström, escritora y fotógrafa afincada en Estocolmo, el espíritu sueco de lagom es lo que realmente define el estilo de vida escandinavo: hacer lo que es absolutamente esencial y saber cuándo parar. Se trata de encontrar la mejor solución, no la perfecta, en cualquier contexto para crear equilibrio. Quizás por eso Suecia está incluido cada año como uno de los diez países más felices del mundo, junto a sus vecinos Finlandia, Dinamarca o Noruega.
Los orígenes de la palabra lagom se remontan a los tiempos de los vikingos, cuando se reunían alrededor del fuego tras un duro día de trabajo y se pasaban cuernos llenos de hidromiel, una bebida fermentada con miel. En aquellos corrillos se esperaba que cada uno bebiera lo justo para que los demás también tuvieran suficiente. Este "laget om" ("sentarse alrededor del equipo") se ha acortado a "lagom" a lo largo de los siglos.
La mejor decisión para ti y para el grupo
El lagom conlleva tomar en todo momento la mejor decisión para ti o para el grupo en el que te encuentras, así como ser moderado en personalidad, opiniones y evitar discrepar, según explicó Akinmade Åkerström a BBC. "Piensa en lagom como una balanza imaginaria que siempre necesita equilibrarse. Demasiado poco estresa la balanza, demasiado estresa la balanza, así que una mentalidad lagom intenta eliminar el estrés para mantener siempre esa balanza equilibrada", ilustra.
Es un concepto de traducción complicada porque cambia de significado en diferentes situaciones y dentro de diversos contextos. Puede significar "apropiado" en el ámbito social, "moderación" en la comida, "menos es más" en la decoración de interiores, "atención plena" en el bienestar, "sostenibilidad" en el estilo de vida y "lógica" en los negocios.
Según Niels Eék, cofundador y psicólogo de la aplicación de bienestar Remente, es lógico que el lagom esté calando en tantas partes. "En un mundo de contrastes y consejos contradictorios, esto da en el clavo: permite a la gente disfrutar, pero mantenerse sana y contenta al mismo tiempo".
¿Cómo se puede aplicar en el día a día?
Esta mentalidad sigue la máxima de hacer todo de manera apropiada en las distintas situaciones cotidianas. Por ejemplo, en el entorno laboral implica planificar y buscar siempre el consenso y el ambiente para minimizar los conflictos y enfrentamientos.
Trabajar demasiado es una antítesis de lagom, así que una forma muy rápida de aplicar el concepto en el trabajo es hacer pausas regulares. En Suecia, tomarse un descanso con los compañeros para tomar un café y un dulce se llama “fika” y se suele hacer durante un par de veces durante la jornada laboral.
En casa, el lagom trata de desestresarnos, así que todo lo que no sea funcional o no tenga un fuerte valor emocional está ocupando espacio en el hogar. Se trata de crear un hogar cálido, acogedor, con objetos que sólo te produzcan bienestar o felicidad porque te traigan recuerdos.
Además, conlleva alimentarse con un consumo sostenible, ético y local, con productos frescos y de temporada. Reutilizar las sobras y evitar los gastos inútiles. En definitiva, que por cada cosa que entre en casa, salga otra.
Asimismo, implica consumir de manera consciente con un enfoque meticuloso del empleo del dinero, evitando incurrir en gastos inútiles. Lo cual no quiere decir ser excesivamente cicatero a la hora de invertir. De hecho, esta filosofía defiende que vale más gastar en algo bueno y duradero que en algo asequible y de escasa calidad.
Cada persona tiene su lagom, busca su propio equilibrio y puntos felices y saben cómo satisfacer sus necesidades, que son diferentes de una persona a otra. Si nos centramos primero en nuestras necesidades y las satisfacemos al máximo con la mejor calidad que podamos permitirnos, estaremos sentando las bases para alcanzar la felicidad en nuestras vidas.