Todos creemos que la suerte es una cuestión de azar, y, además, con connotaciones negativas. Abandonar algo a su suerte es dejar que los rigores de la vida actúen sobre ello. Una vida azarosa suena más a cosas malas que buenas. La buena suerte parece algo aún más complejo, al margen de nuestras expectativas, algo así como ser elegido por los dioses de la fortuna. Pensemos que cuando ganamos un premio hemos sido agraciados, tocados por la gracia de un destino gracioso, entendido como bondadoso.
Vista así, la buena suerte es esquiva y caprichosa. Sin embargo, la neurociencia ha logrado explicar los mecanismos cerebrales que parecen atraer eso que llamamos buena suerte, que es, en realidad, conseguir un logro beneficioso y, en principio, raro y difícil. Tan complejo que no basta con la simple voluntad y unas cuantas horas de dedicación. ¿O sí? Aquí es donde entran las técnicas que se pueden utilizar para atraer esa buena suerte. Y no tienen que ver con talismanes o tréboles de cuatro hojas.
Para el escritor y consultor Álex Rovira, autor de varios libros sobre el tema ('La buena suerte', 'Tu mentalidad buena suerte'), la buena suerte se atrae con preparación. Nos preparamos y nos hemos preparado a conciencia para un objetivo que previamente hemos elegido de acuerdo a nuestros principios y valores.
Con un nivel adecuado de preparación, cuando se presenta la oportunidad, algo que sí es completamente azaroso, somos capaces de aprovecharla. Antes de eso, hemos sabido ver la oportunidad y hemos sido conscientes de lo oportuno -vale esta redundancia- de acometerla. Sin la preparación previa, es muy probable que no hubiéramos sabido ver el alcance de las ocasiones que el destino nos brinda.
La psiquiatra Marián Rojas Estapé, autora del libro 'Cómo hacer que te pasen cosas buenas', es fan del sistema activador reticular ascendente o SARA. Para la experta es clave porque nos permite reconocer eso que queremos e ir a por ello. "Al 90% de la gente no le pasan cosas buenas porque no saben lo que quieren que les pase, entonces su cerebro no las ve", explica en uno de sus posts de Instagram.
El sistema reticular ascendente es una de las subunidades que forman la formación reticular, un conjunto de neuronas interconectadas a través de conexiones sinápticas, situadas a lo largo del tronco encefálico. Es una parte clave del sistema nervioso porque se encarga de regular las transiciones entre los estados de sueño y vigilia. Influyen en la regulación de la temperatura corporal, así como también en la atención, el estado de ánimo, el control del movimiento y la incidencia del sistema cardiovascular.
También está involucrado en la digestión, la respuesta inmune frente a las enfermedades y la actividad sexual. Pero, en lo respecto a la buena suerte, es fundamental su capacidad para procesar la cognición y el procesamiento de información y el desarrollo de la memoria.
Existen distintos métodos para activar el sistema reticular ascendente y, así, optimizar y mejorar su funcionamiento. Con una red SARA a pleno rendimiento, pondremos más atención en todos nuestros objetivos -por tanto, nos prepararemos para lograrlos- y tendremos más eficaces de reconocer las oportunidades.
¿Cómo podemos activar al máximo la red SARA? Los expertos en neurociencia recomiendan lo siguiente: