La inteligencia es un concepto multifacético que tenemos las personas y que no se limita a un solo aspecto. Estudios han demostrado que ciertas actividades cómo la matemática y la robótica suelen atraer a personas con un alto coeficiente intelectual.
Una mayor inteligencia se asocia con una mejor capacidad de encontrar soluciones creativas ante los retos de la vida y una mejor adaptación a diferentes circunstancias. Las mentes más creativas y brillantes florecen cuando se sale de la zona de confort y se navega por la vida en busca de nuevas experiencias desafiantes para el alma y motivadoras para el cerebro.
"Es importante entrenar y estimular el cerebro porque, con el tiempo, un mayor número de conexiones implica una mayor reserva cognitiva, lo que permite que nuestro cerebro sea más resistente al deterioro de la edad o a los síntomas de las enfermedades neurológicas” dice el Dr. José Manuel Moltó, vocal de la Sociedad Española de Neurología.
En una sociedad en la que todo sucede muy deprisa y el día a día come a los individuos es necesario desconectar de la realidad, dejar de lado la tensión y el estrés en busca de emociones placenteras. Los hobbies son para muchos la vía de escape perfecta, pero no solo sirven para evadirse y disfrutar, hay ciertas actividades que además permiten mejorar las habilidades cognitivas aumentando el tamaño del cerebro en diferentes zonas.
Según un estudio de New England Journal of Medicine, bailar regularmente reduce el riesgo de demencia en un 76%, esto junto a los resultados de otro informe publicado en la Current Alzheimer Research, concluyó que las terapias con baile mejoran la función cognitiva en los pacientes con demencia. Y es que, de toso es sabido que hacer ejercicio, y el baile lo es, es bueno para el cerebro, ayuda a reducir el estrés y también mejora la circulación de la sangre al cerebro. Además, investigadores de la Universidad de British Columbia, descubrieron que la simple actividad aeróbica incrementa el tamaño del hipocampo, el área del cerebro relacionada con la memoria verbal y el aprendizaje.
Viajar, sumergirse en nuevas culturas y vivir toda la experiencia no solo hará que nuestra creatividad mejore, que recuperemos nuestra productividad o que activemos nuestro cerebro, según el Global Coalition on Aging, ayudará también a retrasar la aparición de enfermedades cerebrales como el Alzheimer. Enfrentarse a nuevos lugares, sensaciones, olores, sonidos o sabores hace que obliguemos a nuestro cerebro a usar todas sus capacidades, manteniéndolo activo y sano.
"Al contrario de lo que se creía durante mucho tiempo, nuestro cerebro va cambiando a lo largo de nuestra vida, que es lo que se conoce como neuroplasticidad. Nuestras neuronas pueden crear nuevas conexiones, incluso se pueden formar nuevas neuronas, pero para ello es clave entrenar y estimular nuestro cerebro. Y hay tres elementos clave para hacerlo: enfrentar a nuestro cerebro a la novedad, la variedad y el desafío. Viajar cumple con los tres", señala el doctor José Manuel Moltó.
La actividad física previene el deterioro cognitivo ligado a la edad en personas sanas, reduce el riesgo de desarrollar demencia y puede mejorar la calidad de vida en personas con demencia, más allá de los beneficios físicos que también comporta. La OMS recomienda la práctica habitual de actividad física. Un mínimo de 150 minutos (2,5h) de actividad física a la semana, obteniendo más beneficios si se alcanzan los 300 minutos semanales (5h).
Realizar actividad física mejora la función cognitiva, la memoria, la eficiencia y la atención. Una posible explicación es que estimula la circulación sanguínea en los circuitos neuronales implicados en la función cognitiva.
Según los expertos, tocar un instrumento musical es una de las formas más eficaces para estimular la inteligencia y para entrenar el cerebro a distintos niveles. Esta práctica requiere que varias partes del cuerpo participen de ella a la vez, por lo que se ha comprobado que ayuda a la movilidad, fomenta el desarrollo psicomotriz, influye en la conducta y facilita el desarrollo de la memoria y el lenguaje. Aprender a tocar un instrumento requiere de la actividad de varias partes del cerebro, puesto que implica a la memoria, pero también a la lógica y a la movilidad, por ejemplo.
Desde la Universidad de Harvard aseguran que la meditación es capaz de modificar la estructura cerebral. Esta actividad modifica el grosor cortical del hipocampo, una de las zonas encargadas de regular funciones como el aprendizaje y la memoria. Sus hallazgos muestran que los sujetos que meditan tienen más gruesas las partes del cerebro responsables de: aprender, razonar, memorizar, empatizar, compadecerse y otras más.