Así te estructuró la memoria haber estudiado la lista de los reyes godos
El aprendizaje basado en la repetición mecánica cada vez tiene menos cabida en la educación actual, pero cumplía una función en la estructuración de la memoria
La memoria es como un músculo, que si no se usa se atrofia. Y de memoria es la única manera de aprenderse algunos contenidos fundamentales
Sisenando, Leovigildo o Turismundo: así es vivir con un nombre de la lista de los reyes godos
La memoria no tiene buena fama en estos tiempos. Aprenderse de carrerilla una lista como la de los reyes godos, tal y como los profesores de antaño encomendaban a nuestros padres y abuelos, produciría perplejidad absoluta en las nuevas generaciones. La letanía formada por Ataúlfo, Sigerico, Walia, Teodoredo, Turismundo, Teodorico, Eurico, Alarico, Gesaleico, Amalarico, y así hasta sumar treinta y tres monarcas del reino visigodo, era la manera que se tenía entonces de fijar la Historia para siempre en el cerebro. Y aunque los modelos pedagógicos más modernos renegaron de estos métodos basados en la repetición mecánica, lo cierto es que cumplían una función en la estructuración de la memoria.
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El papel de la memoria en la era digital
La famosa lista de los reyes godos no llegó a la generación de la EGB, pero sí lo hicieron otras. Cabos, ríos, golfos, fechas de batallas, versos de Machado, latinajos varios, tablas periódicas... todo eso había que aprendérselo de memoria. Sin embargo, a un alumno de la generación Alpha, la de los nacidos a partir de 2010, ya le parece mucho tener que memorizar una lista de cinco nombres.
Los planes de estudio hace tiempo que vienen alejándose de aquellos métodos de enseñanza rígidos y tradicionales. Y en cierto sentido puede resultar un tanto absurdo insistir en aprenderse de memoria determinados contenidos en plena era digital, en la que no tenemos más que darle a un botón para acceder a todo un mundo de información. ¿Para qué retener conocimiento en la cabeza si lo tienes todo en tu smartphone?
Un músculo que hay que ejercitar
Sin embargo, la memoria es como un músculo, que si no se usa se atrofia. Y si se ejercita, se fortalece. Y de memoria es la única manera de aprenderse algunos contenidos fundamentales, como los meses del año, las provincias españolas, las tablas de multiplicar o la contraseña que utilizamos en las redes sociales.
Pero hay algo más. Lo que se aprende de memoria deja un poso, un residuo, y posiblemente, con el paso del tiempo, sea lo que más se recuerda. Si te aprendiste el 'Padre nuestro' de pequeño es posible que aún seas capaz de recitarlo, incluso aunque no lo hayas hecho durante décadas. Además, no es estrictamente cierto que a los niños les espante memorizar cosas. Las que sí valoran, como una canción un cuento, o los nombres de los jugadores de una plantilla de fútbol. Otra cosa es aprenderse lo que no les interesa. La motivación juega un rol esencial.
Práctica e imaginación
Aprenderse una lista, ya sea la de los reyes godos o cualquier otra, nos obliga a ejercitar ciertos procesos mentales. Por ejemplo, a jugar con las reglas mnemotécnicas. Se trata de recursos que ayudan a recordar a través de la asociación de imágenes, sílabas, letras, números o palabras. Esto exige mucha práctica pero, sobre todo, imaginación.
Aprenderse bien una lista también conlleva hacer repasos. Otra manera de hacer trabajar a nuestra mente. La curva del olvido aumenta en progresión geométrica; es decir, al día siguiente de haber estudiado, si no hay repaso, se pierde la cuarta parte de lo aprendido. Si hay repaso, la información quedará mejor fijada en el disco duro de nuestro cerebro. Y, de todas formas, mejor no fiarlo todo a Internet.