¿Quién no ha sentido ansiedad en algún momento de su vida? Manejar la inseguridad o incertidumbre ante algunos acontecimientos inesperados es normal. Sin embargo, la sensación de amenaza constante, la respuesta frecuente ante un cuadro de ansia, no es un buen compañero de vida. El filósofo Iván Sánchez, terapeuta de respiración consciente y director de la Escuela de Renacimiento y Desarrollo Personal Renacer, ha dedicado gran parte de su trayectoria a desentrañar los mecanismos de la ansiedad para desactivarlos y convertirlos, incluso, en aliados. Para ello, se ha formado en diferentes metodologías de trabajo interno y se ha especializado en el acompañamiento terapéutico con Renacimiento y respiración consciente. Experto en la llamada terapia del Renacimiento (Rebirthing Breathwork), ha volcado su experiencia en el libro 'Sanar la ansiedad' (Desclée de Brouwer), una guía con los mejores postulados de este terapeuta.
La ansiedad es una señal ¿qué nos indica?
Las crisis de ansiedad aparecen cuando hemos estado reprimiendo aspectos importantes de nuestro ser durante mucho tiempo y tenemos una necesidad urgente de ser nosotros mismos y vivir más plenamente. Desde muy pequeños aprendemos a rechazar y ocultar partes de nosotros, aprendemos a reprimir emociones para no molestar o no ser ridiculizados. La ansiedad es una llamada de nuestro ser para que vivamos de forma más plena y auténtica. Para algunas personas la ansiedad puede traer una revolución completa a sus vidas, para otras puede facilitar cambios necesarios en algún área en concreto, como la salud, las relaciones o el trabajo. Pero el proceso de la ansiedad siempre anuncia liberación, sanación y florecimiento.
¿Cómo repercute la respiración en nuestro estado mental?
La respiración es esencial para nuestro estado mental porque regula directamente el sistema nervioso; es la herramienta más rápida y eficaz que tenemos para calmar la mente. La respiración adulta, debido a las emociones reprimidas y al estrés acumulado a lo largo de años, se vuelve tensa y superficial. Este tipo de respiración tiende a generar mucha actividad mental, ansiedad y altibajos emocionales. Cuando hacemos la respiración suave, profunda y relajada automáticamente los pensamientos disminuyen y las emociones intensas se calman.
¿Nuestra sociedad propicia la ansiedad?
La sociedad occidental está basada en un sistema en sistema de producción y consumo que ocupa la mayor parte del tiempo de las personas. Cuando no estamos trabajando, estamos comprando o consumiendo algo. Estamos siempre ocupados con el mundo externo y no tenemos tiempo de mirar hacia adentro. Si no podemos mirar dentro de nosotros, no podemos procesar lo que nos sucede, sobre todo a nivel emocional. Esto hace que se acumulen emociones y pensamientos negativos hasta que ya no podemos aguantar más, entonces aparece la ansiedad como una válvula de escape de todo este material acumulado. Cuando hay espacio para mirar lo que nos pasa y conectar con la naturaleza, no hay ansiedad. Por otro lado, la sociedad occidental tampoco favorece que las personas sigan su camino, las personas son educadas para funcionar dentro de este sistema de permanente producción y consumo. Para ello, uno necesita negarse a sí mismo, desconectarse de sus verdaderos deseos e inclinaciones naturales. Cuanto más nos separamos de nosotros mismos, más fácil es tener ansiedad.
¿Las redes sociales pueden provocar ansiedad? ¿Por qué?
Las redes sociales contribuyen a crear un caldo de cultivo propicio para la ansiedad porque tienden a crear adicción. De hecho, donde hay adicción siempre hay también ansiedad en estado latente. Las redes sociales generan adicción fomentando la necesidad de validación externa mediante la divulgación de imágenes falsas sobre los asuntos que más nos importan como las relaciones, el éxito profesional, la belleza, la salud, etcétera. Cuando te identificas con estas imágenes idealizadas e irreales no puedes conectarte con tu forma natural de vivir y sentir, y esta desconexión de uno mismo facilita que aparezcan los procesos de ansiedad.
La técnica del Renacimiento en la que te inspiras, ¿en qué consiste?
Se trata de una técnica que induce un estado de relajación que permite acceder a las emociones bloqueadas y a las memorias traumáticas del nacimiento y de la infancia para, de esta manera, liberarlas suavemente a través de la respiración. La causa directa de la ansiedad son estas emociones y experiencias traumáticas. Al liberar este material, la ansiedad desaparece automáticamente.
¿Qué mecanismo favorece eso?
La respiración está íntimamente conectada con el sistema nervioso. La respiración hace que sintamos todo más, también el dolor. Piensa en lo que sucede cuando te das un golpe en un dedo. Todo el cuerpo se contrae y la respiración se detiene. Lo mismo sucede cuando recibimos un golpe emocional. Instintivamente sabemos que reducir la respiración nos hará sentir menos dolor. De esta manera, desde que nacemos aprendemos a reducir y deformar la respiración para evitar sensaciones desagradables y emociones negativas.
¿Cuál es la consecuencia de los cambios en el patrón de la respiración?
Estas deformaciones se acumulan creando patrones respiratorios disfuncionales que mantienen ocultas y en silencio las emociones negativas, pero limitan la respiración y generan tensión y malestar. Por eso, hay tanta diferencia entre la respiración de un bebé y la respiración de un adulto. La técnica del Renacimiento permite detectar estas deformaciones y corregirlas poco a poco, de manera que, las emociones reprimidas pueden liberarse suavemente respirando. La técnica se llama así porque este trabajo tiende a llevarnos al momento del nacimiento, donde se acumula una gran cantidad de estrés emocional que causa todo tipo de desequilibrios en la edad adulta. Cuando podemos liberar el trauma del nacimiento, la persona experimenta un cambio total en su mente y en sus emociones.
¿Cómo influyen el trauma del nacimiento y los traumas de la infancia en los trastornos de ansiedad?
Acumulamos mucho estrés emocional durante el nacimiento y los primeros meses. El bebé sufre todas las angustias de la madre durante el parto y padece la incomprensión y el trato brusco de los adultos que, a menudo, no saben lo que realmente necesita o por qué llora. El bebé vive intensas emociones de rabia, miedo, tristeza e incluso culpa. A esta impronta del nacimiento se suman las emociones negativas de las experiencias traumáticas vividas durante la infancia, que siempre se dan, aunque seamos buenos padres, porque el mundo de los adultos siempre exige a los niños que anulen partes importantes de sí mismos para poder encajar. La mente racional reprime estas emociones para poder sobrevivir psicológicamente en nuestros primeros años de vida, pero, a medida que vamos creciendo, estas memorias crean más y más presión. Hasta que ya no aguantamos más o bien las circunstancias que vivimos activan estas emociones reprimidas y, entonces, aparece la crisis de ansiedad que es, en realidad, el miedo que traemos desde el parto a no recibir amor y atención. Por eso, la ansiedad es más frecuente cuanto más difícil haya sido nuestra infancia o nuestro nacimiento. Las personas que han sufrido abusos o han tenido traumas importantes en la infancia son mucho más propensas a tener ansiedad y su proceso también es más largo. Habitualmente, la ansiedad aparece en épocas de cambios importantes y tiende a ser un poco más suave en cada proceso.
Cuando sanamos el trauma del nacimiento y las memorias traumáticas de la infancia, podemos liberar toda esa presión que ejercen las emociones reprimidas y transformar el miedo primal a ser abandonados en verdadera confianza en nosotros mismos.
Eres filósofo, ¿te ha ayudado la filosofía en tus terapias?
La filosofía me sirvió para expandir mi mente y entrar en contacto con muchos enfoques diferentes sobre psicología, antropología, religión, arte, historia, ciencia y cultura en general. Esto fue importante para mí porque yo sentía que mi vida iba por un camino muy estrecho y, de pronto, el mundo se me abrió, al menos a nivel intelectual. Después, la filosofía me ayudó a comprenderme a mí mismo y a los demás, porque te dota de herramientas adecuadas para lidiar con una realidad que es difícil de entender y manejar. El mundo interno no está hecho de objetos físicos, sino de emociones, pensamientos, imágenes y energías. Para poder actuar de forma eficaz sobre tu mundo interior, necesitas entenderlo, necesitas saber con qué estás tratando. Para eso, necesitas utilizar un lenguaje adecuado. Hay una parte del proceso de sanación emocional que es racional, intelectual. Se necesita poder pensar con claridad y sobriedad para no perderse en el mundo de las emociones. Entender a nivel intelectual lo que nos pasa a nivel emocional facilita enormemente el proceso de sanación.
¿Cómo te ha ayudado haber experimentado ansiedad para acompañar a otras personas que están pasando por este proceso?
La ansiedad me dio la oportunidad de dirigir mi vida hacia donde realmente quería llevarla. Al principio no fue agradable. Era todo un poco confuso e incierto, pero después te das cuenta de que la vida sabe realmente lo que es mejor para uno y estamos siempre sostenidos por ella. Por otro lado, el haber vivido procesos de ansiedad me permite conectar con la gente. Sé realmente por lo que está pasando la persona, esto ayuda mucho durante el acompañamiento. Es muy importante que las personas se sientan comprendidas a un nivel profundo para poder confiar y sentirse seguras para conectar con las emociones negativas que necesitan transformar.
En el libro explicas que las emociones reprimidas son la verdadera causa de la ansiedad.
Para reprimir una emoción, tenemos que negar una parte de nosotros mismos. Esta parte queda condenada a la oscuridad y sufre en silencio mientras tratamos de seguir con nuestra vida como si todo estuviera bien. Desde pequeños, aprendemos a reprimir ciertas emociones para conseguir la aprobación y el amor de nuestros padres y otros adultos de nuestro entorno. Esto forma parte de un programa inconsciente de socialización que se transmite de generación en generación para adaptar a los individuos a las necesidades del sistema. Las niñas aprenden a reprimir la ira para ser complacientes y los niños aprenden a reprimir el miedo y la tristeza para ser competitivos. Poder conectar con nuestras emociones es necesario para saber lo que es bueno para nosotros. La ira nos permite poner límites a los abusos y agresiones, el miedo ser conscientes del peligro, la tristeza saber lo que es verdaderamente importante en nuestra vida.
¿Qué ocurre cuando nos alejamos de nuestras emociones?
Cuando no podemos conectar con nuestras emociones, perdemos también nuestra guía interna, nos alejamos de nosotros mismos y vivimos una vida que no nos llena. Para ello tenemos que acumular estas emociones prohibidas en el inconsciente durante décadas. Esto requiere una cantidad enorme de esfuerzo psicológico y tensión muscular. En cierto momento, podemos llegar a sentirnos internamente agotados de este esfuerzo o puede ser que la vida nos obligue a enfrentarnos con nuestras partes reprimidas a través de algún acontecimiento inesperado. Entonces es cuando aparece la ansiedad. De pronto, aquellas energías que habíamos guardado en secreto por miedo a perder el amor de los demás piden ver la luz, y eso puede dar terror. Cuando, por fin conseguimos liberar estas emociones, a menudo podemos sentirnos agotados y necesitar dormir durante días.
Aunque suene paradójico, ¿la ansiedad puede tener algún efecto positivo?
Precisamente, el libro pretende ayudar a utilizar la ansiedad como trampolín para empezar a crear tus sueños. La ansiedad te ofrece una oportunidad de transformarte en quien verdaderamente eres y vivir una vida plena.