'Recuerdos destello' o por qué te acuerdas de dónde estabas cuando te enteraste del 11M
El jueves, 11 de marzo de 2004, se produjo una explosión en la estación de Atocha de Madrid: la primera del mayor atentado terrorista de la historia de nuestro país del que ahora se cumplen 20 años
Guillermo Fouce, psicólogo: "Estábamos armados de sensibilidad, pero se produjo un trauma psicosocial: nada volvió a ser como antes"
"Hubo un trauma psicosocial en el que nada volvió a ser igual: ni la política ni la manera de convivir ni nuestras vidas, en general"
"Me fui enterando en el coche camino del trabajo, a través de la radio. La imagen más clara desde mi casa, entonces en el centro de Madrid, fue cruzarme con coches de emergencias, policía, bomberos, ambulancias, que iban muy rápido, daban la vuelta en medio de la calle. Parecía que no sabían dónde ir, era como medios movilizados de emergencia buscando la emergencia". Pablo (56 años) recuerda así los primeros momentos del 11M, el mayor atentado terrorista de la historia de España.
MÁS
Cronología de una tragedia
El jueves, 11 de marzo de 2004, en plena hora punta se produjo una explosión en la estación de Atocha de Madrid. El objetivo fue un tren que había salido a las 07:01 desde Alcalá de Henares con destino Alcobendas-San Sebastián de los Reyes estacionado en la vía 2. Eran poco más de las 7.30 de la mañana y fue la primera de tres explosiones que se produjeron en el mismo tren. Las otras dos tuvieron lugar casi manera simultánea, en torno a las 7.40.
Al mismo tiempo, se sucedieron otras siete explosiones más en distintos puntos de Madrid: a las 07.38 en la estación de El Pozo, dos explosiones en los coches 4 y 5; a esa misma hora en un tren que acababa de salir de la estación de Santa Eugenia; y por último, en otro tren a 800 metros de Atocha en el que se produjeron cuatro explosiones.
Como recuerda Pablo, el caos tomó la ciudad. Mientras las personas que había logrado escapar de los trenes huía despavorida, los servicios de emergencia se desplazaban hasta las zonas para atender a los heridos. Parte de quienes atendía a los heridos en el primer tren de Atocha tuvieron que salir corriendo al hallar un cuarto artefacto en el coche 1 que no estalló inicialmente; en El Pozo, donde se encontró un tercer artefacto en el andén, explosionado después de manera controlada por los TEDAX, igual que el de Atocha.
En total, 192 víctimas mortales y casi 2.000 heridos. Miles y miles de afectados y una sociedad conmocionada, a tres días de las elecciones generales que ganaría el Partido Socialista con José Luis Rodríguez Zapatero como candidato.
Sociedad movilizada
Las horas que siguieron a ese fatídico 11 de marzo estuvieron llenas de tensión. La dimensión de la tragedia, las informaciones contradictorias y la sensación de que el país entero era vulnerable al terrorismo calaron de manera profunda en la sociedad.
"Recuerdo especialmente, con una imagen muy poderosa, la manifestación del viernes 12 de marzo. La tristeza, el sentimiento de impotencia, la gente gritando "¿Quién ha sido?", afirma Pablo, quien tiene sensaciones muy vívidas de aquellos días. "A diferencia de los atentados del 11 S en 2002 o los de Londres de 2005, en Madrid tuvimos víctimas de carne y hueso, contamos con imágenes y recuerdos de personas concretas, de rostros que no olvidaremos", asegura convencido. De hecho, en un momento donde aún no había redes sociales, los medios de comunicación se volcaron durante semanas con las víctimas en un homenaje que hoy culmina con un nuevo monumento en la estación madrileña de Atocha.
El fácil Orfidal
La sociedad entera también se volcó, especialmente los servicios de emergencia; y, entre ellos, el cuerpo de psicólogos. "Marchaba en autobús a la universidad y me enteré de la noticia del atentado", así empieza Guillermo Fouce, doctor en Psicología y presidente de Psicología sin fronteras, a desgranar el recuerdo de aquellos días. "Había sido coordinador de emergencias del Colegio de psicología y trabajaba en el ayuntamiento de Torrejon de Ardoz donde había víctimas, así que nos movilizaron por varios sitios: Ifema y el reconocimiento de cadáveres, visitas a domicilio, atención telefónica desde el 061, acompañamientos a los funerales y tratamiento a los intervinientes, especialmente a los que acudieron a dar ayuda sin tener la más mínima formación o experiencia. O tiempo después, cuando el recurso de los orfidales y otras pastillas como atajos a corto plazo generaron problemas a largo plazo y hubo que atender nuevamente a las víctimas. Estábamos armados de sensibilidad. Pocas veces me sentí mas útil en el ejercicio de mi amada profesión", afirma este experto
Superar el trauma
20 años después del 11 M, aún queda una herida que la sociedad no logra cerrar. "Sí, hubo un trauma psicosocial y un impacto. El trauma significa que algo cambia y ya nada vuelve a ser igual: ni la política ni la manera de convivir ni nuestras vidas, en general", asegura Fouce.
Superar el trauma es el reto pendiente de un panorama polarizado y constreñido o por conflictos bélicos impensables en 2004, como son la guerra de Ucrania y de Gaza. Aún así, queda lugar para la esperanza. "Lo bueno del trauma es que se crece. De hecho, la mayoría de la gente crece después de un evento traumático. La mayoría de las sociedades crecen, aunque, obviamente, el trauma no es deseable", explica el psicólogo.
Hacer el balance de aquellos días cuesta, a pesar de los 20 años transcurridos. "Hubo cosas que pudieron resolverse mejor, probablemente, otras que se resolvieron peor. Y hubo cosas que todavía permanecen. Hay gente que todavía está en tratamiento, que le cambió la vida, tanto desde el punto de vista psicológico como físico. También cambió el manejo de la información, la manipulación y la mentira. Se dio un ejemplo de solidaridad y respuesta positiva. Cuando pasa algo tan impactante que rompe el tejido de la normalidad siempre quedan cosas, algunas buenas y otras menos buenas", concluye este psicólogo social.