Cómo acompañar en sus últimos días a alguien que quieres: "Mirar a los ojos a la muerte nos ayuda"

  • En 'El niño que se enfadó con la muerte' el oncólogo Enric Benito enseña a transitar el "morimiento", un concepto similar al nacimiento

  • "Yo he venido a esta vida a acompañar a la gente a morir bien; eso lo descubrí a los 45"

  • "Nosotros no tenemos una vida, la vida nos sostiene a nosotros"

Enric Benito, médico con toda una vida dedicada a los Cuidados Paliativos, ha escrito 'El niño que se enfadó con la muerte' (Harper Collins) en el que cuenta sus inicios en esta especialidad y ofrece las claves para aprender de la vida cuando parece que se acaba, para entender la muerte y para saber acompañar durante el proceso. 

Usted era oncólogo, pero una crisis personal lo cambió todo. ¿Qué descubrió en esa crisis? ¿Qué le hizo cambiar de profesión?

Fue una crisis existencial. Tenía 40 años y, aunque aparentemente había triunfado en el entorno sanitario, en oncología, haciendo muchas publicaciones científicas, dando conferencias y dirigiendo proyectos de investigación, estaba cada vez más triste por dentro. Me rompí. Me diagnosticaron una depresión con seis meses de baja, y en ese tiempo -fue una noche oscura del alma, realmente- tuve una 'metanoia', un cambio a nivel de conciencia, la comprensión de por qué me estaba pasando eso. Las crisis tienen esas cosas, a veces sales mejor de lo que has entrado. Entonces, decidí dejar la oncología porque no era lo que yo había venido a hacer. Yo he venido a esta vida a acompañar a la gente a morir bien. Eso lo descubrí a los 45, y, para sorpresa de mis compañeros oncólogos y mis amigos, lo dejé todo y empecé a cuidar.

¿Qué es lo importante cuando empiezas a acompañar?

Creo que lo más importante es que la gente se sienta bien cuidada, que no se sienta sola, que esté acompañada. Aprender a hacer eso y enseñarlo ha sido lo que he hecho a lo largo de los últimos 30 años. En esa crisis aprendí que todos tenemos diferentes niveles de conciencia, que podemos mejorar nuestro nivel de comprensión de la vida. Si en una crisis eres capaz de trascender, aceptar lo que te está ocurriendo y buscar un sentido, puedes adquirir un nivel de conciencia que no tenías antes. Y por eso decidí ser coherente conmigo. Me dije que no iba a ser rico ni famoso, pero sería feliz. Efectivamente, no he dejado de ser feliz desde que me dedico a hacer lo que he venido a hacer.

Cuando miras a los ojos a la muerte te das cuenta de que vives mucho mejor

¿Por qué nos da tanto miedo la muerte?

Básicamente, porque no hemos entendido que es un alumbramiento. La muerte no existe como tal. Hay un proceso de nacer y un proceso de morir. El proceso de morir, que yo llamo 'morimiento' (aunque esta palabra no existe en castellano), está bien organizado. Eso lo entiendes cuando te acercas al proceso. Cuando miras de frente, a los ojos, a la muerte te das cuenta de que vives mucho mejor, eres mucho más sabio y más vital, tienes más energía, más gracia y más gozo por vivir cuando sabes que esto dura un tiempo. ¿Por qué nos da miedo la muerte? Porque somos ignorantes de quiénes somos y qué es la vida. Vivimos en la superficie. Estamos preocupados por cosas muy banales y a lo realmente importante no le prestamos atención. Y cuando nos avisan de que nos queda poco tiempo, nos asustamos mucho porque no estamos preparados, porque hemos vivido de espaldas a esta realidad. Una vez escuché que le preguntaban a un torero que cómo podía enfrentarse al toro y domesticar el miedo. El torero respondió: "Mirando los ojos al toro. Si le miro a los cuernos, me acojono. Pero si le miro a los ojos, sé que lo puedo esquivar". Mirar los ojos a la realidad es lo que nos da energía para trascender.

¿En el trabajo de acompañar en la despedida, puede hablarse de fases concretas?

Hay que conocer el mapa del territorio por donde transita la persona que se va. Hay que conocer las fases del proceso y las herramientas de acompañamiento, y estas básicamente son la hospitalidad, la presencia y la compasión.

¿Nos podemos despedir bien de la vida?

La vida no se acaba. Nos podemos despedir de nuestra biografía, de los nuestros, pero no de la vida. La vida continúa y nos sostiene, aunque no seamos conscientes de ello. Nosotros no tenemos una vida, la vida nos sostiene a nosotros. La vida no se acaba, lo que se acaba es el proceso de haber vivido en este tiempo y en este espacio con ese personaje que estamos representando.

Si has vivido de manera coherente contigo mismo, se puede morir bien, con serenidad y con coraje

¿Qué papel juegan los recuerdos?

La gente que vive de los recuerdos no está viviendo en el presente. Si has vivido de manera coherente contigo mismo y tienes paz en las relaciones significativas que mantienes con los demás, se puede morir bien, con serenidad y con coraje. Si tienes asuntos pendientes porque tienes problemas o conflictos no resueltos, tendrás más dificultad para partir.

¿Estar cerca de la muerte nos enseña algo de la vida?

Acompañar al proceso de morir es una escuela de vida. No está escrito en los libros lo que se puede aprender ahí. Se aprende a poner las cosas en su sitio. En enero de 2022, The Lancet, la revista médica más prestigiosa, sacó un número monográfico especial dedicado al proceso de morir en nuestro mundo. Lo que viene a decir es que las sociedades que niegan, ocultan o rechazan el proceso de morir se pierden la sabiduría que hay en este espacio. No se puede aprender algo, se puede aprender todo. Se puede ver qué es la vida cuando te acercas a ese momento con curiosidad, con interés, con coraje, con confianza y con no miedo.

¿Qué consejos concretos daría a quienes estén acompañanado a los seres queridos en su partida?

Hay que ser honesto y genuino. Tienes que ser tú mismo y acercarte a esa persona desde tu ternura, tu afecto y tu interés. A veces, cuando alguien tiene que ver a un familiar que está en sus últimos días no sabe qué hacer y no sabe qué decir. A veces no vas a visitarle porque te sientes incómodo. El problema es que no tienes que hacer ni que decir nada. Tienes que ser tú mismo. Puedes estar en silencio, pero en tu corazón tiene que haber un mensaje: "Te quiero, acepto que tengas que irte. Siento que tengas que partir, pero estoy contigo. No sé qué tengo que hacer o qué decir, pero no estás solo. Te estoy acompañando. Y nos vamos a organizar cuando tú no estés". El mensaje es de autorizar, de dar permiso, aceptar, porque el mensaje contrario de "no te vayas, por favor" es terrible.

¿Qué le diría a las personas que van empezar la segunda parte de su vida?

Carl Jung decía que en la segunda mitad de la vida el objetivo fundamental es prepararse para morir bien. Si quieren documentarse bien, ¡compren el libro!