Abusos de profesor a alumnos: qué pistas puede ir dejando tu hijo de que algo no va bien

  • Uno de cada cinco menores en Europa es víctima de alguna forma de abuso y, según Save the Children, en ocho de cada diez casos el agresor es una persona del entorno

  • El aislamiento, la hipervigilancia y el cambio de hábitos pueden ser indicios de algún conflicto físico o emocional

  • Los expertos insisten en que los adultos, aunque experimenten una preocupación lógica, no deben dejarse 'secuestrar' por la emoción del momento.

Hace unos días, la Guardia Civil detuvo a un profesor de música de 28 años del colegio privado Sek Internacional El Castillo, en Villanueva de la Cañada (Madrid). Se le acusaba de agresión sexual a cuatro de sus alumnos de segundo de educación infantil. Los agentes prosiguen con las investigaciones para tratar de averiguar si hay más víctimas.

Uno de cada cinco

El abuso sexual infantil (ASI) es un problema grave. Uno de cada cinco menores de Europa es, o será, víctima de alguna forma de de esta violencia y según Save the Children, en ocho de cada diez casos el agresor es una persona del entorno familiar. Por esta razón, los padres desempeñan un papel crucial para ayudar a sus hijos en caso de que se produzcan abusos, sabiendo muy bien qué puede tratarse y cómo.

La psicóloga Carmen Esteban ayuda tanto a los más pequeños como a los adultos a actuar en este tipo de situaciones con su cuento infantil ‘Con sentimiento’, donde narra la historia del erizo Enzo, abordando el abuso sexual infantil en una fábula que ha compartido en sus redes sociales.

Para la psicóloga, existen una serie de señales tanto físicas como emocionales que pueden indicar un caso de abuso. Entre las más significativas:

  • Aislamiento: el niño deja de relacionarse con los demás.
  • Hipervigilancia: se muestra preocupado o ansioso, tiene miedo a dormir solo y sufre pesadillas
  • Tristeza y falta de concentración: no parece que nada le interese o le ilusione. Su rendimiento escolar también baja.
  • Resistencia: se muestra incómodo ante ciertas personas o ciertas situaciones (por ejemplo, al cambiarse de ropa).
  • Lenguaje inapropiado: de repente utiliza una manera de hablar con muchas referencias sexuales, extrañas para su edad.
  • Retraso en el desarrollo: puede haber regresiones en el control de esfínteres o bien dedicarse a actividades de cuándo eran más niños.
  • Cambios de hábitos: falta o exceso de hambre, obsesión por sus órganos sexuales, expresión de dolor físico en esa zona o bien señales de agresiones.

Adultos: escucha activa

Ante alguna de estas señales, los adultos deben practicar una escucha activa y atenta con el fin de que el menor pueda compartir su experiencia. La psicóloga Carmen Esteban ofrece, además, estas recomendaciones.

  • Respetar los tiempos y los silencios del niño para que no se bloquee.
  • Preguntar manteniendo la calma, sin hacerle sentir culpable.
  • Validar su emoción y confirmar que vas a ayudarle.

Además, la experta insiste en que los adultos, aunque experimenten una preocupación lógica, no deben dejarse 'secuestrar' por la emoción del momento. Algo típico en estos casos es decir que no se lo vamos a contar a nadie para que no sienta vergüenza. En ese momento, ya estaríamos mintiéndole y haciendo que empiece a desconfiar de nosotros cuando comprube que su caso ha llegado a otras personas. Tampoco hay que poner en duda su versión de la historia ni culpabilizarlo. Si actuamos así, seguramente el niño dejará de seguir contando porque se sentirá juzgado. Incluso, podemos hacerle dudar de todo el episodio de abuso.