El sentimiento negativo que más te expone a un infarto o ictus, según la ciencia
Las emociones negativas, en concreto la ira, tienen un efecto sobre nuestra salud
Un estudio ha conseguido relacionar la ira con una mayor probabilidad de sufrir un infarto o un ictus
Todo lo que dicen de ti tus enfados: "No hay que negarlos, pero tampoco vivir ahí"
Las emociones que vivimos nos afectan de múltiples maneras, las positivas nos suelen venir bien, pero las negativas pueden afectar a nuestra salud, no solo la mental, depende de cómo canalice cada uno sus propias emociones. Pero lo cierto es que según han comprobado distintos estudios hay emociones que pueden afectar a nuestros vasos sanguíneos, haciendo que aumente el riesgo de sufrir un infarto o un ictus.
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El efecto de la ira
Esto es lo que ha señalado un estudio publicado en el Journal of the American Heart Association que establece que los episodios cortos de ira puede influir en la capacidad que tienen los vasos sanguíneos para dilatarse, fundamental para el buen flujo sanguíneo porque permite que las arterias no se endurezcan. Si esto no se logra, el riesgo de ictus e infarto es mayor.
Ya otros estudios a lo largo del tiempo habían establecido que emociones negativas, como la ira o la tristeza, tienen un vínculo evidente con el riesgo mayor a padecer ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares, aunque no se conoce con exactitud cómo se provocan esos cambios.
El cardiólogo y codirector del centro de hipertensión en el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, Daichi Shimbo, es el encargado de la investigación antes mencionada en la que han reclutado a 280 jóvenes aparentemente sanos y sin antecedentes de enfermedades cardíacas o de accidente cerebrovascular para examinar algunos factores de riesgo, como la salud mental.
En una de las pruebas se les pidió que se relajaran durante media hora para después medir su presión arterial y por la frecuencia cardiaca para luego asignarles aleatoriamente una de las cuatro tareas preparadas. Unos tuvieron que recordar en voz alta recuerdos personales que les llevaban a la ira durante ocho minutos; otro grupo tuvo que hacerlo con recuerdos que evocaban ansiedad; otros tenían que leer en voz alta frases que provocaban tristeza; mientras que el último tuvo que simplemente contar en voz alta para mantenerse neutrales.
El poder de un enfado
Comparando los datos con los que se mantuvieron neutrales, aquellos a los que les provocaron ira mostraron una reducción del 50% en su capacidad de dilatación vascular, alcanzando su punto álgido 40 minutos después. Pese a que el efecto es temporal, Shimbo indica que los descubrimientos son importantes porque es solo el resultado de ocho minutos de ira.
“Hemos demostrado que si te si te enfadas una vez, tu capacidad de dilatación se ve afectada. ¿Qué pasa si te enojas 10.000 veces a lo largo de tu vida? Esto eventualmente puede conducir a un daño permanente. Eso es lo que creemos que sucede”, indica el autor principal de la investigación. No obstante, en cuanto a la ansiedad y la tristeza no se vieron cambios significativos.