Imanol Ibarrondo, de exfutbolista a formador de líderes: “A veces a los 60 se desvela nuestro propósito vital”

  • A los 13 años se le juntaron una operación de corazón, una fractura de fémur y un parche en un ojo, entonces aprendió que la felicidad hay que currársela

  • Asegura que somos emocionalmente analfabetos, y como coach enseña que la vida no es un problema que haya que resolver, sino una experiencia que hay que vivir

  • Se preparó varios años para convertirse en coach buscando su propia felicidad y ahora enseña a deportistas, instituciones y empresas a superar sus miedos

Imanol Ibarrondo (57) encontró el sentido de su vida sin querer. Defensa duro de cintura en equipos de fútbol como el Laredo, el Rayo Vallecano o el Sestao, se ha reinventado varias veces, y ahora se dedica a sacar de cada uno lo mejor de sí mismo. Para él, somos como una bellota, y guardamos en nuestro interior todo el potencial para convertirnos en un hermoso roble. En Las 7 Ps para brillar, nos cuenta cómo “buscar nuestra mejor versión y alumbrar a otros”.

Como se pasa de jugador de equipo modesto, a ser “una estrella fugaz que alumbra propósitos”

No ha sido nada planificado ni buscado. Yo creo que vamos adaptándonos a las circunstancias que nos suceden. Cuando dejo el fútbol no había hecho un patrimonio que me permitiese vivir de las rentas, así es que tenía que trabajar. La vida me lleva sorprendentemente a montar una empresa de videojuegos cuando yo ni siquiera había jugado a videojuegos. Aquello me hizo sufrir bastante por muchos motivos. Porque la empresa no iba bien, porque me hacía responsable de la vida de todos, posiblemente porque los videojuegos no era una cosa que me apasionara… son momentos en que la vida te desborda, y en ese momento mi mente no era mi mejor aliado, no era consciente de las capacidades de la mente para que te ayude y no se convierta en tu peor enemigo. Yo entonces no sabía que la vida no es un problema que haya que resolver, sino una experiencia que hay que vivir.

Qué les diría a los que ahora están pasando por esa situación, por una crisis existencial

Que todo lo que sucede en tu vida es perfecto y necesario. Tenemos tendencia a juzgarlo todo y no somos conscientes de que nos falta perspectiva para entender si lo que nos está pasando en ese momento igual es lo mejor que nos ha pasado en nuestra vida. No lo sabemos. Y como no lo sabemos, lo único que puedes elegir es cómo voy a vivir esta experiencia. Es un momento bueno para pararse y mirar hacia dentro, preguntarse qué quieres, en qué eres bueno, cómo quieres estar dentro de unos años. Verlo como una oportunidad, no como un drama. La vida son ciclos y no se acaba nada. Termina un ciclo y empieza otro. En esas situaciones a veces el miedo, las expectativas, la incapacidad, la falta de autoconocimiento, generan estados incluso depresivos. Son procesos de mucho crecimiento, si los enfocas adecuadamente.  

Y se topó con el coaching por casualidad

No creo en las casualidades, creo que todo es causalidad, todo lo que ocurre en tu vida tiene un porqué y un para qué, aunque tú no lo entiendas en ese momento.

Hace 18 años cuando empecé, el coaching acababa de aterrizar en España y era más difícil explicarlo que hacerlo. Vi que tenía cualidades, tenía capacidad de conectar con la gente, de entusiasmar, comunicaba bien, podía ayudar a la gente a salir adelante, vi que podía ayudar a los entrenadores, a los jugadores, a los equipos… pensaba que era bueno en eso y que me podía ganar la vida por ahí, aportar valor, y volver a reconectar con mi pasión por el deporte y por el fútbol. En ese momento no buscaba mi propósito vital, estaba en el día a día, en la supervivencia, como mucha gente. 

 Qué es lo más importante que aprendió

A generar conversaciones de alto nivel al servicio las personas, porque todo sucede en las conversaciones, son el espacio perfecto para cambiar la forma de entender la vida, para superar miedos, para poder expresarte, para mostrarte vulnerable… para un montón de cosas.

Pues ayude con un ejemplo: directivo de un departamento de una gran empresa 30 años, le echan a los 55, tres en el paro, nadie le contrata de lo mío y se saca un curso de cuidado de ancianos porque no encuentra otra salida.

Pues sigue, la vida es dura. A todo el mundo le pasan cosas y a cada uno le pasan las cosas que le tienen que pasar. Tendemos a pelearnos con la vida, “es injusta, no me lo merezco, buscamos culpables, me victimizo, sufro… son reacciones razonables cuando la vida no es como a ti te gustaría. Pero también está la posibilidad de hacerte cargo de tu sufrimiento, hacerte protagonista de tu vida, aceptar la situación, que no quiere decir que me resigne a ella, la acepto porque está pasando. No sabemos que va a pasar, si en el proceso de sacarse el curso esta persona aprende otro oficio, crea otras relaciones y aprende otras cosas que dentro de unos años diga, “lo mejor que me pudo pasar es que me echaran de mi trabajo”. Es que no lo sabemos. Igual esta situación tan compleja te abre la mente a otras posibilidades que en este momento están cerradas para ti. A veces las experiencias son una llave que te abren puertas a otro mundo, tiene mucho que ver cómo lo afrontas.

¿Ha encontrado el sentido de la vida?

La vida nos envía señales permanentemente, lo que pasa que a veces no las escuchamos. Cuando estás haciendo algo y las cosas no avanzan, no progresan no hay entusiasmo, no hay alegría, hay conflicto permanente, igual la vida te está diciendo que no es por aquí. El sentido de la vida tiene que ver con aprender a ser feliz con uno mismo, a aprender a no pelearte con la vida. A entender que la felicidad es una conquista diaria. Que tiene que ver con aprender a estar cómodo en la incomodidad. No hay que esperar que la felicidad va a llegar cuando consiga esto o lo otro, o cuando alcance este puesto, cuando compre esta casa, eso no va a pasar.

Otro aprendizaje es aprender a estar en paz con los demás. Dejar de pretender cambiar a todo el mundo, que todo se adapte a tus deseos, respetar el proceso evolutivo de cada persona, entender que cada cual lo hace lo mejor que puede con lo que tiene, de no pelearte tanto con los demás.

Y lo tercero es amar la vida como es, entender que todo en la vida es perfecto y necesario, no es ni bueno ni malo, es lo mejor que puede ser en este momento y es necesario en el proceso de evolución y desarrollo de la consciencia.

¿Nuestro sistema educativo ayuda a hacer germinar la bellota que llevamos dentro?

No, todo lo contrario. Desafortunadamente creo que el sistema educativo no debería llamarse así. Debería llamarse sistema formativo o de programación o de adoctrinamiento. Es una revolución pendiente. No ayuda a las personas a reconocerse, potenciarse y valorarse, a entender qué te hace especial, valioso diferente, único. Estamos igual que hace 40 años, pero las cosas cambian cuando llegan a un punto de saturación que ya no se sostiene más y estamos cerca de eso.

¿Es más fácil hacer germinar una bellota a los 20 años que a los 60?

Hay propósitos que se desvelan muy tarde, que hace falta casi una vida completa para descubrir para qué estás. Estos procesos de autodescubrimiento, de conectar con la parte más espiritual del ser humano llegan cuando corresponden. Es como si la vida tuviera un plan pedagógico personalizado para cada uno. Cada cual tiene que vivir las experiencias que la vida va a desplegar ante él. A veces con 60 años se desvela ante ti cuál es tu propósito vital, y has tenido que vivir todo lo que has vivido para llegar a ese punto. Cada cual brota cuando le toca, y algunos no brotan nunca.

¿Hay aquí un nicho de negocio?

Yo creo que poco a poco se está produciendo un despertar, y a partir de los 60 años estamos más abiertos a la espiritualidad, porque ya estás un poco de vuelta a casa y no estás tanto hacia afuera, estás más hacia adentro. Los 60 son un momento extraordinario para conectar con la parte más intangible, más esencial de nuestra naturaleza, y por qué no, para encontrar nuestro propósito vital, si no lo hemos encontrado todavía.  

Mal que bien algunos trabajan su físico su cabeza pero, ¿qué pasa con lo emotivo y o lo ético?

Emociones y sentimientos no son lo mismo. Las emociones son una respuesta química de nuestro organismo a un acontecimiento concreto, las emociones vienen y van. Todos sentimos emociones. No las podemos elegir ni evitar y tampoco deberíamos reprimirlas. Otra cosa es un sentimiento. Cuando una emoción la pasas por la mente se transforma en un sentimiento, y sí tenemos la posibilidad de cambiar nuestros sentimientos. Los podemos controlar. Me gusta mucho la visión que tenía Marco Aurelio cuando hablaba de los hombres libres de pasiones, pero llenos de afectos. Hay que buscar la serenidad, porque si no estás sereno, no ves con claridad, y si no ves con claridad, no decides con sabiduría, y no puedes actuar con virtud. Y a partir de los 60 las personas tenemos una capacidad de vivir con más serenidad. Lo que está hecho está hecho y nos toca elegir cómo queremos vivir ese último cuarto de hora, a pesar de todos lo problemas que van a seguir sucediendo, incluso, con mayor velocidad.

¿Qué es el energizol?

Tiene que ver con esa energía interna que todos tenemos en lo más profundo, dormida latente, esperando despertar, que nunca se agota, que es gratis y siempre está disponible. Desafortunadamente intentamos encontrar fuera lo que realmente tenemos dentro. Conectar con ese depósito de energizol nos permite ponernos en marcha y seguir avanzando. La forma de vida que llevamos no nos ayuda a mirar hacia adentro para conectar con ese depósito que está ahí esperando y a nuestro servicio.

¿Y no se gasta con la edad?

Qué va. Todo lo contrario, ¡si la hemos usado muy poco! Con la edad lo que se gasta es la otra energía, la de fuera, la del cuerpo. La vida nos lleva a toda velocidad durante un tiempo y llega un momento en el que podemos conectar con la mente abstracta, la mente superior. La mente concreta la ejercitamos constantemente con el día a día, pero a la menta abstracta hay que alimentarle con otros libros, con otras conversaciones con otras películas, hay que nutrirla, y a partir de los 60 es un momento extraordinario para cuidarse no solo a nivel de salud, sino para conectar con esa parte de nosotros que nos hacer únicos.   

Qué hay que hacer para mantener una energía buena todos los días.

Esos momentos son como un despertador que te ponen en marcha. Si me he sentido tan bien, tan radiante, tan enérgico, es que hay algo bueno para mí. Has conectado con tu parte más esencial. Pero la felicidad es un trabajo, hay que currar, la mente no está diseñada para la felicidad, está diseñada para detectar peligros, para ponerte alerta, para que estés preocupado o angustiado, porque hace 200.000 años eso te salvaba la vida. Pero la felicidad se entrena, es un trabajo, una conquista diaria, que hay que alimentar permanentemente, con nuevos hábitos, comportamientos, actitudes, y poco a poco, cuando miras atrás, ves que ha habido un cambio en tu vida. Realmente los cambios solo se producen cuando hay un cambio de consciencia, un cambio de percepción. Si no, no vas a cambiar nada. Queremos todo rápido, todo fácil, como el café instantáneo. Es que no funciona así. Y luego además dices que todo es mentira, que todo es humo, culpas a todo el mundo, buscar justificaciones, sufriendo, victimizándote, la culpa la tienen todos y tú no tienes nada que ver con tu vida. Todos hemos tenido momentos duros difíciles y dolorosos en la vida, no eres único en eso. Pregúntate quién vas a ser tú ahora. Esa es tu decisión. No es fácil. Si fuera fácil, todo el mundo lo haría, pero como decía Nick Faldo, solo los buenos quieren mejorar, por eso son buenos. Quizás no has sufrido lo suficiente, quizás necesites sufrir un poco más hasta que llegues a un punto de saturación que te haga pensar, ¿a ver si voy a ser yo? ¿A ver si no va a ser la vida? Por que hay personas que están viviendo situaciones parecidas, incluso peores, y lo llevan mejor, de otra manera, y sonríen a la vida. ¿A ver si voy a ser yo?