Las cuatro frases que las personas más amables usan para sacar lo mejor de ti
Algunas frases tienen el poder de desencadenar algunas reacciones en el cerebro que impactan en nuestro bienestar
"Dejame que te ayude" o "Muchas gracias" nos conectan con la compasión y nos hacen sentirnos vinculados a nuestra comunidad
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Si las historias tienen un enorme poder de influencia en lo que pensamos, decimos y hacemos -de las parábolas bíblicas a las fábulas del XVIII hasta llegar al storytelling-, esas historias mínimas que son las frases no le van a la zaga. Todos hemos comprobado alguna vez lo que podía suponer un simple 'buenos días' dicho en un tono o en otro. Las palabras, en cualquiera de sus combinaciones, nos condicionan.
Psicología positiva
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De esto es muy consciente la psicología positiva. Durante años, esta disciplina ha estudiado el impacto de ciertas palabras y frases en nuestro bienestar emocional. Se trata de frases inspiradoras que ayudan a pensar 'fuera de la caja'. Cuando pensamos diferente la percepción de algunas situaciones cambia y lo que podría parecer un escenario negativo adquiere una nueva dimensión.
Si antes el poder de las palabras amables tenía que ver con la intuición, ahora existen distintos estudios que han analizado el impacto real de la amabilidad en la vida diaria. La conclusión ha sido doble: por un lado, las personas más amables reciben un mejor reconocimiento de la sociedad y, además, ayudan a otras personas a sentirse mejor consigo mismas. Ser amable y expresarse de manera amable compensa. Es un claro win-win para todos. ¿Qué frases son capaces de obrar el milagro? Hay cuatro claramente ganadoras. Para que surtan efecto lo importante es decirlas de manera empática, entendiendo qué estamos compartiendo. No se trata de frases-rituales, sino de expresiones con las que mostramos nuestra compasión.
"Muy amable por tu parte"
La psicología explica que frases sencillas como "Es muy amable por tu parte" tienen un impacto sorprendente en nuestro bienestar. Cuando reconocemos los actos de bondad, en primer lugar, animamos a los demás a seguir haciéndolos y, al mismo tiempo, liberamos dopamina, una de las hormonas de la felicidad.
La causa está en las neuronas espejo, las relacionadas con la empatía. Por esta razón, tanto ser amable como reconocer la amabilidad ajena mejora notablemente el estado de ánimo.
"Te lo agradezco"
En los últimos tiempos, los libros de auto-ayuda hablan de la importancia de la gratitud. Y no están equivocados. El impacto del agradecimiento en la salud emocional tiene un respaldo científico sólido.
Cuando decimos estar agradecidos por algo o, simplemente, damos las gracias, no solo estamos cumpliendo con una norma social, sino que estamos activando mecanismos de compasión y de reconocimiento hacia otras personas. A su vez, esas personas nos agradecen que sepamos apreciar lo que han hecho por nosotros. Como se ve, la onda de gratitud se expande y nos hace sentirnos pertenecientes a una comunidad. Los expertos sostienen que la gratitud es un escudo contra el estrés y la ansiedad.
"Esto es genial"
Compartir que algo nos gusta en voz alta no es un acto de ingenuidad, pese a que tiene mucha mejor reputación señalar las cosas malas. Quien hace una crítica negativa suele tener fama de persona lúcida. Sin embargo, quien muestra entusiasmo por algo recibe pocos elogios.
La psicología positiva insiste en que focalizar en los aspectos buenos de algo es un entrenamiento mental. Cuando decimos "Esto es genial", estamos entrenando a nuestro cerebro para que se enfoque en lo positivo, alejándolo de esa tendencia natural a fijarse en lo que va mal. En ese caso, estamos venciendo el sesgo natural de nuestro cerebro que, por razones de supervivencia, siempre prioriza lo amenazante. Esta tendencia ancestral se ve, por ejemplo, en las redes sociales: el ratio de comentarios negativos frente a positivos es de 1 a 7.
"Déjame ayudarte"
Las personas que trabajan como voluntarios siempre dicen que el primer beneficio es para ellos mismos. A quienes les gusta hacer regalos a los demás hablan de la misma sensación: se sienten bien mientras piensan en cómo van a hacer felices a esas personas. Prestar nuestra ayuda no solo beneficia al receptor, sino que también mejora nuestro propio bienestar. La psicología positiva explica que los actos de generosidad ayudan a fortalecer el sistema inmunológico y reducir la presión arterial. Ahora entendemos por qué quienes hacen de la generosidad una forma de vida parecen sentirse mejor y ser más felices que el resto.