Clara García, una de las españolas que más sobre sobre tu cerebro: "Incluso la ira o la envidia tienen una función"
La doctora en neurociencia nos presenta 'Cerebrotes' un libro para entender la capacidad de transformación de nuestro órgano más fascinante
Muestra también ese otro lado oscuro más desconocido que influye, por ejemplo, en la percepción del dolor
La autora comparte con Uppers los mejores hábitos para cuidar del cerebro
Llevamos año escuchando la expresión plasticidad cerebral, esa que nos permite cambiar y aprender hasta el final de nuestros días o desechar o favorecer nuestros recuerdos según la importancia que tengan para nuestra supervivencia. ¿Todos son ventajas? ¿Y si la neuroplasticidad tuviese su lado oscuro? Quien mejor nos puede hablar de ello es Clara García Gorro, bioquímica, doctora en Neurociencia y autora de 'Cerebrotes', un libro que ha titulado como su canal de Youtube y en el que nos ilustra cómo usar esa habilidad del cerebro para moldearlo y darle una segunda oportunidad.
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Al hablar con ella, esta científica nos contagia su fascinación por esta característica del cerebro y nos avanza que no le gusta definirla como un "súperpoder" porque es importante, según advierte, "no exagerar ni ofrecer falsas promesas".
Además, nos muestra esa otra cara más oscura y desconocida de la neuroplasticidad, sus efectos no deseados, como la adicción o el dolor crónico. Como ejemplo, señala que "una sola dosis de alcohol, nicotina, cocaína o benzodiacepinas fortalece la conexión entre algunas neuronas". Estos cambios funcionales, que pueden durar hasta una semana, suelen ir acompañados de cambios estructurales que explicarían la recaída en la adicción. En cuanto al dolor, la plasticidad influye también en su percepción y modulación.
¿Cómo definirías la plasticidad del cerebro?
Existen diferentes tipos de plasticidad cerebral, pero a grandes rasgos, es la capacidad de nuestro cerebro de cambiar con la experiencia. Sin duda, es una característica muy interesante que nos otorga la capacidad de adaptarnos a nuestro ambiente y seguir aprendiendo durante toda la vida. Me parece fascinante, ¡por eso he escrito un libro sobre ella!
¿Qué es lo mejor que podemos hacer por ella pasados los 50?
Hay muchas cosas que podemos hacer a medida que cumplimos años para mantener el cerebro sano. Llevar una vida activa, tanto desde el punto de vista cognitivo, como físico y social. Es importante no perder la curiosidad y las ganas por aprender cosas nuevas, movernos en nuestro día a día y cultivar las amistades. Además, llevar una alimentación saludable también ayuda a cuidar nuestro cerebro. Además de frutas y verduras, consumir alimentos ricos en omega-3, como el salmón o las nueces, está asociado con un menor riesgo de deterioro cognitivo y demencia.
¿Existen muchas creencias erróneas en torno a la plasticidad?
Durante gran parte de la historia se pensó que el cerebro humano adulto no era capaz de moldearse con la experiencia. En los últimos años el interés por la neuroplasticidad ha ido creciendo y ahora sabemos que, además de formar nuevas conexiones entre neuronas, el cerebro adulto también puede formar nuevas neuronas, aunque solo en regiones muy concretas. Creo que hay veces que se habla de neuroplasticidad en charlas motivacionales o libros de autoayuda de una manera un poco exagerada. Yo huyo del "si quieres, puedes", porque a veces no podemos, aunque queramos. Nuestro contexto, historia vital, genes… Todo influye a la hora de conseguir o no nuestros propósitos y está bien saberlo para no culparnos o frustrarnos excesivamente si no logramos lo que queremos. Por otro lado, sigue habiendo personas que piensan que a partir de cierta edad es demasiado tarde para aprender una nueva habilidad o cambiar un hábito. Creo que la clave está en el punto medio.
Huyo del si quieres, puedes, porque a veces no podemos, aunque queramos
¿Qué poder tienen hábitos como la lectura y la música?
La música tiene una gran capacidad de provocar emociones. Una canción alegre nos puede levantar el ánimo. La música melancólica nos puede conectar con la tristeza hasta el punto de hacernos llorar, lo cual puede ayudarnos a procesar mejor lo que sentimos. Una canción de nuestra adolescencia puede despertar un fuerte sentimiento de nostalgia. Además, la mayoría de personas sienten placer al escuchar música y por otro lado, cuando la disfrutamos rodeados de más personas, como en un concierto, nos puede ayudar a sentirnos más conectados.
Leer es una forma estupenda de mantenernos cognitivamente activos
Si además de escuchar música, aprendemos a tocar algún instrumento musical, esto también es una manera de entrenar el cerebro. En cuanto a la lectura, al ser humano le encantan las historias y aprender cosas nuevas, por lo que ya sea libros de ficción, de historia o divulgación científica, leer es una forma estupenda de mantenernos cognitivamente activos.
¿La negatividad afecta al cerebro?
Todas las emociones son útiles, ya que funcionan como una alarma de que algo está pasando. Aunque a veces hablamos de emociones positivas y negativas, muchos psicólogos recomiendan hablar de emociones agradables y desagradables, porque en realidad no hay ninguna emoción negativa. Lo importante es qué hacemos con nuestras emociones. Incluso emociones con muy mala fama como la ira o la envidia tienen una función, y bien canalizadas, pueden ayudarnos a luchar contra injusticias (en el caso de la ira) o a conseguir un objetivo (en el caso de la envidia). El problema suele venir cuando nos empeñamos en evitar o suprimir nuestras emociones incómodas. Eso puede llevarnos a conductas nada saludables.
¿Qué hacemos con esas emociones incómodas?
Por supuesto, permitirnos sentir emociones incómodas como la ira o la tristeza no significa que sea buena idea dar rienda suelta a cualquier conducta que en ese momento nos pida el cuerpo, como agredir (en el caso de la ira) o aislarnos de nuestro entorno (en el caso de la tristeza). Por otro lado, entrar en rumiación y dar vueltas una y otra vez a cómo nos sentimos, tampoco es útil.
Permitirnos sentir emociones incómodas como la ira o la tristeza no significa dar rienda suelta a cualquier conducta
Y las emociones agradables, ¿qué impacto tienen?
Llevar una vida con propósito en la que experimentos alegría y conexión con los demás será muy positivo. Por ejemplo, se ha visto que la risa ayuda a mitigar el efecto negativo del estrés en nuestro cuerpo. Pero como me gusta ser cauta, añadiría también que no todo lo que nos hace sentir bien a corto plazo es bueno para nosotros a largo plazo. Un ejemplo claro son las drogas, pero también puede serlo reducir nuestra valía a nuestro éxito profesional o a la validación de los demás.
A medida que cumplimos años sumando datos, recuerdos… ¿Cómo los gestiona nuestro cerebro?
A menudo tenemos la sensación de que percibimos el mundo tal y como es y recordamos las cosas tal y como pasaron. Pero esto es una ilusión. En un momento dado no podemos percibir conscientemente toda la información que nos llega a través de los órganos de los sentidos. Luego, del pequeño porcentaje de la información que somos consciente, solo una parte pasará a memoria a largo plazo. Normalmente recordamos aquello que tiene asociada una emoción, incluyendo la sorpresa.
Poco podemos hacer para gestionar la información de una manera deliberada, más allá de llevar un diario
Pero además, con el paso de los años, los recuerdos pierden nitidez y se nos van olvidando detalles. No solo eso, también podemos añadir cosas de nuestra propia cosecha sin darnos cuenta, al mezclar recuerdos distintos o recordar algo sintiéndonos de una determinada manera, por ejemplo. Por eso es tan común no ponernos de acuerdo con nuestros seres queridos al recordar momentos que hemos vivido juntos. Nuestro cerebro no funciona como un ordenador, por lo que poco podemos hacer para gestionar la información de una manera deliberada, más allá de llevar un diario, pero incluso así, lo que escribamos estará teñido con nuestra perspectiva e interpretación de la realidad.
¿Qué te sorprende del cerebro después de haberlo estudiado tan exhaustivamente?
En general me apasiona la plasticidad cerebral, pero yendo a algo más concreto, diría que la capacidad de los bebés de aprender un idioma solo con mera exposición, sin tener que ir a clases como hacemos los adultos. ¡Es fascinante!