Diego Redolar y 'La mujer ciega que podía ver con la lengua': "La DANA modificará nuestras estructuras cerebrales"
Neurocientífico y psicobiólogo, el autor aprovecha la presentación de su último libro para detallarnos cómo funciona el cerebro y cómo podemos mejorar su rendimiento
"Al cerebro hay que ejercitarlo, mantenerlo activo y darle mucha caña", dice con firmeza
La tragedia en Valencia nos obliga a preguntarle qué secuelas dejará en la población, sobre todo en los más vulnerables
El último libro de Diego Redolar, 'La mujer ciega que podía ver con la lengua', no puede ser más sugerente. El título supera al clásico del neurólogo Oliver Sacks, 'El hombre que confundió a su mujer con un sombrero', que le consagró como uno de los grandes escritores del siglo XX. Si ya nos pareció inaudito el equívoco, aún es más sorprendente que podamos usar la lengua para algo que no sea degustar, mover el alimento, hablar o besar. Aclaremos que Redolar es neurocientífico y psicobiólogo y de lo que nos habla en estas páginas es de las bases biológicas del aprendizaje, la memoria o las emociones y del funcionamiento del cerebro. Todo ello lo explica con metáforas, anécdotas personales, escenas cinematográficas y otros recursos con los que consigue hacernos todavía más fascinante este órgano tan complejo.
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¿Qué nos hace seres humanos únicos? ¿Qué ocurre en el cerebro cuando nos enamoramos? ¿Y cuando deja de funcionar? ¿Qué pasa si no dormimos las horas de sueño necesarias? ¿Por qué cuando sale a la luz un caso de abuso sexual brotan muchos más? ¿Percibimos el mundo tal y como es? ¿Cómo están impactando las imágenes de la DANA en nuestros cerebros? ¿Y en el de las víctimas que lo han perdido absolutamente todo? Son muchas preguntas, pero para todo tiene este científico una respuesta oportuna y, lo mejor de todo, es que nos la ofrece, como suelen decir quienes mejor divulgan, en zapatillas.
Nuestra primera pregunta nos lleva al título, 'La mujer ciega que podía ver con la lengua'. ¿Cómo puede ser?
Hace referencia a la capacidad de reorganizarse que tiene el cerebro, algo que se ve forma muy clara cuando perdemos un sentido. El investigador valenciano Álvaro Pascual-Leone vendó los ojos durante cinco días a un grupo de personas. Después de dos días de aislamiento visual, aseguraban que, al escuchar sonidos, podían tener complejas visiones, como hermosos atardeceres. Después de cinco días, la región del cerebro que en condiciones normales procesaba este tipo de información comenzaba a encargarse de procesar datos auditivos e incluso información del sentido del tacto. El experimento demostró que el cerebro reorganiza sus funciones en muy poco tiempo. Y es solo una de las maravillas de su plasticidad.
La actualidad nos lleva a la DANA que ha golpeado varias localidades valencianas. ¿Qué impacto tendrá en el cerebro de las personas que están viviendo la tragedia?
El sufrimiento de una experiencia traumática como esta, sobre todo si hay una pérdida de seres queridos, modifica las estructuras implicadas en el proceso de las emociones, como la corteza cerebral, el hipocampo y especialmente la amígdala. Esta última es decisiva en el sistema de alarma, la detección del peligro y la expresión del miedo. Una vez pasado este trauma, ante cualquier otra situación vital estresante en el futuro se reactivará y tendrá como respuesta una sensibilidad mucho mayor a problemas de ansiedad y depresión.
¿Quiénes son especialmente vulnerables?
Los niños y adolescentes. Se encuentran en ese período crítico de desarrollo de las estructuras y un episodio de estas características deja cambios en las regiones cerebrales que procesan las emociones. Incluso a nivel genético, se modifica el funcionamiento de estas estructuras provocando una mayor dificultad para apagar las respuestas de estrés en un futuro. Hay estudios que reflejan todo ello y cómo adultos que han sufrido un trauma en la etapa infantil, como un abuso sexual, son más propensos a padecer depresión y fibromialgia. Es un aspecto de gran calado que deberá tenerse en cuenta en Valencia. Estas experiencias en periodos críticos del desarrollo van a configuran la organización del sistema nervioso y, sin una atención adecuada, aumentará la probabilidad de que, en la edad adulta, sean más vulnerables a sufrir este tipo de enfermedades.
Sin una atención adecuada, aumentará la probabilidad de responder a una situación de estrés futura con depresión y ansiedad
A medida que cumplimos años, la buena salud cerebral nos trae de cabeza. ¿Qué consejos nos puede dar?
Hay hábitos que sabemos que, efectivamente, pueden proteger ele cerebro a lo largo de toda la vida. Por ejemplo, una dieta saludable con alimentos ricos en vitaminas y antioxidantes; ejercicio diario, como un paseo de 30 minutos, que favorece la neurogénesis o nacimiento de nuevas neuronas; evitar el estrés y mantener una red social que nos permita las interrelaciones humanas; el sueño reparador y mantener el cerebro activo. Al cerebro hay que darle caña a cualquier edad. Tenemos que ejercitarlo porque esto favorece el desarrollo de nuevas interconexiones neuronales. La actividad y el entrenamiento mental mejoran nuestra inteligencia, el estado de ánimo, la concentración, la memoria y la capacidad de atención.
¿Todo ello es suficiente para prevenir el deterioro cognitivo?
Reduce el riesgo y retarda los efectos negativos. Está demostrado que, incluso cuando aparece la enfermedad, esta se expresa de un modo más leve o incluso imperceptible. En 1986, David Snowdon, epidemiólogo y profesor de neurología en la Universidad de Kentucky, estudió la enfermedad de Alzheimer con un grupo de monjas (de 75 a 102 años) del convento de Notre Dame, en Minnesota. Su calidad de vida similar reunía las condiciones para entender la enfermedad mental asociada al envejecimiento. La conclusión fue que las monjas con un mayor nivel educativo, pensamientos positivos y que habían sido más activas, mental y físicamente, tenían una mayor esperanza de vida y mantenían su independencia.
Un experimento con monjas plasmó la importancia de ejercitar la mente y cuidar el cuerpo para envejecer con un cerebro sano
Además, aceptaron donar sus cerebros a la ciencia al fallecer y se observó que algunas de ellas ya tenían alzhéimer, incluso así habían podido mantener su vida activa porque apenas se había expresado. Este estudio nos da una idea de la importancia de cuidar el cuerpo, la mente y el espíritu.
Robamos horas al sueño con el afán de exprimir el tiempo. ¿Estamos jugando con fuego?
La calidad del sueño y dormir un número suficiente de horas es clave para el funcionamiento normal de nuestro cerebro, su limpieza, la actividad neuronal o la formación de nuevos recuerdos.
¿Nuestros pensamientos también lo modifican?
El pensamiento modifica la forma de trabajar del cerebro, con enormes repercusiones sobre la naturaleza y evolución del ser humano. Las relaciones personales con el entorno, el uso de la tecnología, la alimentación y los pueden cambiar el sustrato biológico del pensamiento, las emociones y las cogniciones.
Quedan muchas incógnitas acerca de esos recuerdos que abrimos de forma tan vívida
De todo lo que va conociendo, ¿qué es lo que más le fascina de las funciones del cerebro?
La consciencia, esa capacidad de reconocer la realidad y de relacionarnos con ella, y los millones de neuronas que la crean, permitiéndonos darnos cuenta de nuestra existencia y del entorno. Muy ligada a la consciencia, la memoria me resulta también asombrosa. Hemos aprendido mucho sobre cómo se forma y cómo la almacenamos, pero quedan muchas incógnitas acerca de esos recuerdos que abrimos de forma tan vívida. Al evocarlos, los reconstruimos y vamos dando forma de acuerdo con la experiencia, valores y una infinidad de elementos que confluyen en esa reconstrucción.