La importancia de rescatar del barro las fotos y los recuerdos familiares: "Reconstruye nuestra identidad"
La Universidad de Valencia ha lanzado una campaña para recuperar las fotos dañadas por la DANA y preservar así la memoria colectiva
Las fotos forman parte del capital emocional que une a las familias a través de distintas generaciones
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La devastadora DANA que ha asolado Valencia ha arrasado no solo las grandes posesiones de muchos ciudadanos, sino también esas "pequeñas cosas" de las que Serrat hablaba en su famosa canción. Los recuerdos de toda una vida han desaparecido o han quedado en muy mal estado. Las fotos personales, de la familia o de nuestro entorno han resultado dañadas por las aguas. ¿Qué puede hacerse? Frente a la reacción natural de deshacerse de todo lo que está en mal estado, ha surgido una iniciativa para restaurar el recuerdo arrebatándoselo al barro.
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Recuperar lo vivido
La Universidad de Valencia pretende con una acción novedosa que todos esos recuerdos no se pierdan. Para ello, ha lanzado una campaña para salvar esa memoria colectiva. El Vicerrectorado de Cultura y Sociedad, junto al Área de Patrimonio y el Laboratorio de Análisis y Diagnóstico de Obra de Arte, ha pedido a las personas afectadas por las inundaciones que no se deshagan de las fotos y álbumes familiares. Desde la institución explican que las imágenes "se pueden conservar". La Universidad de Valencia ya ha puesto a disposición de los interesados un número de teléfono gratuito (686788721) y el correo electrónico patrimoni.cultural@uv.es para que los interesados puedan tener toda la información y organizar la recuperación de sus imágenes más queridas.
¿Por qué son importantes los objetos?
En general, los objetos tienen importancia en la vida de una persona. Cuando son puramente funcionales, el vínculo que se genera con ellos es débil. Pero algunos de ellos, cuando se relacionan con momentos importantes de la vida o con instantes emocionales logran generar un recuerdo. Por eso, los psicólogos hablan de objetos transicionales, aquellos capaces de hacer una transición de la cosa hacia la vivencia o la emoción.
Aunque no seamos conscientes de ello, vivimos rodeados de objetos transicionales y elegimos con cuáles de nuestras cosas mantenemos una relación cómplice. Los libros de la mesilla de noche (que, en realidad, no leemos) son objetos transicionales: nos recuerdan quiénes somos y qué queremos ser. Nos dan seguridad y confianza como o lo hacen los souvenirs de un viaje muy deseado o esa pertenencia que nos regaló alguien querido.
¿Y las fotos?
No son propiamente objetos transicionales, pero su capacidad para generar recuerdos es muy superior a otras cosas. Las fotos tienen el poder de acercar a primer plano un momento, una emoción y hasta toda una época. Las imágenes también pueden llamar a la reflexión, sobre todo en catástrofes naturales como la DANA o en momentos signficativos para la vida de alguien.
A pequeña escala, las fotos forman parte del capital emocional que une a las familias a través de distintas generaciones. Para quienes no tuvieron oportunidad de conocer a sus ancestros o no conocerlos en su momento de plenitud, unas buenas fotos funcionan como un viaje en el tiempo. Para la psicóloga Isabel Jiménez Caballero, autora del libro 'Los ancestros hablan', "Nuestros antepasados se comunican con nosotros, están en nosotros, venimos de ahí. ¿Pero de qué nos sirve si no sabemos escucharlos, si no entendemos qué tienen que ver con nosotros o qué podemos hacer con ello?". Esas imágenes a las que no siempre se dan importancia, inadvertidas en una estantería o un álbum, facilitan el conocimiento entre partes de la familia desconocida entre sí. Son una manera de documentar nuestra historia, la de nuestros ancestros y todo aquello que ha hecho posible que vivamos la vida que tenemos.
Importantes para los más pequeños
Al mismo tiempo, las fotos también ofrecen la oportunidad de reprocesar la historia familiar, haciendo que muchos acontecimientos cobren una dimensión nueva. En el caso de los niños, son un recurso importante en la construcción de su identidad y de su autoconfianza.
Para el psicólogo norteamericano David Krauss, es importante mostrar a una familia como un todo. "Es muy útil que los niños se vean a sí mismos como una parte valiosa e importante de esa unidad familiar", asegura el experto, quien ha utilizado la fotografía y los álbumes familiares de las personas que acuden con él a terapia para ayudarlos. Aunque en los últimos años, cada vez menos familias imprimen sus fotos, este psicólogo cree que que una imagen digital no tiene el mismo impacto en un pequeño que una impresa. "Colocar una foto familiar en algún lugar de la casa donde el niño pueda verla todos los días sin tener que encender un dispositivo es esencial para hacerlo sentir en su hogar", asegura.