El psicólogo punk: “Soy el portavoz de los que no se ven levantándose a las cinco y comiendo carne cruda”
Víctor Amat publica ‘Antimeditaciones’, un libro en el que da la vuelta como un calcetín a 200 frases hechas que (casi) nadie se ha parado a analizar
De joven llegó a ser campeón de Europa de kickboxing, el mundo del que puso rumbo a la psicología, en la que ya lleva más de 25 años
Víctor Amat y la autoestima punk: "Somos más infelices desde que la felicidad es una obligación"
Víctor Amat es psicólogo, pero no un psicólogo cualquiera. Víctor es el psicólogo punk. Él mismo se ha encargado, con el paso de los años y el avanzar de su carrera profesional, de labrarse un personaje capaz de decir las cosas sin más filtros que los estrictamente necesarios. Su lenguaje, su expresión y su forma de ver la psicología le han llevado a recorrer un camino que comenzó en los rings (fue campeón de Europa de kickboxing y llegó a pelear contra Poli Díaz) y ahora transcurre a caballo entre su consulta y la divulgación a través de clases, conferencias y, por supuesto, libros.
El último que ha publicado lleva por título ‘Antimeditaciones’ (Penguin Random House) y recopila unas 200 de los más de 600 aforismos que Víctor había ido apuntando durante años y sobre los que había reflexionado largo y tendido. Es una obra que nos ayuda a mirar hacia dentro mientras mostramos una sonrisa hacia fuera.
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Con ‘Antimeditaciones’ reflexionas y te ríes. ¿Qué más se puede pedir?
Eso es justo lo que buscaba. Quería que la gente lo disfrutara y, además, que tocara algunos temas que hicieran reflexionar. Siempre tengo un poco de miedo con cada libro que publico, pero parece que a la gente le está gustando.
Imagino que el miedo del primero no tiene comparación.
Sí, claro. El primero fue todo un reto porque no soy escritor y siempre tienes esa sensación de ‘síndrome del impostor’. Pero ahora, con el tercero, voy más tranquilo: si no lo compran, pues no lo compran. El primero fue como asomarme al abismo.
Escuchar la palabra miedo en boca de alguien que ha sido campeón de Europa de kickboxing suena raro, igual que imaginar a un psicólogo en un ring...
Todos tenemos una historia. Yo tengo 61 años y fui campeón con 28 ó 29, así que ha pasado mucho tiempo. He tenido dos vidas: una como deportista profesional y otra como profesional de la salud, pero, en realidad, la transición de entrenador de boxeo a psicólogo no fue tan radical. Sigo siendo un poco aquel táctico que intentaba ganar sin recibir golpes, un poco como Mourinho, ganando 1-0.
Sigo siendo un poco aquel táctico que intentaba ganar sin recibir golpes, un poco como Mourinho, ganando 1-0
También es importante pensar en no perder, ¿no?
Claro, porque al final, en la vida se pierde. El estoicismo va de aceptar la fragilidad de la vida humana. Los verdaderos estoicos eran conscientes de que la vida acabaría en la muerte, y lo importante era llevarlo con dignidad, lo que ellos llamaban "virtud". Yo, aunque haya escrito ‘Antimeditaciones’, en ese sentido soy muy estoico. Creo que en la vida no siempre debe buscarse para ser feliz o alcanzar propósitos, porque eso agobia.
Hablando del libro, si alguien tiene una vida difícil, ¿tiene más posibilidades de cambiarla leyendo Las Meditaciones de Marco Aurelio o las Antimeditaciones de Víctor Amat?
Buena pregunta. Si tu vida es un desastre, no creas que pensar en positivo va a transformar tu futuro. Nos han vendido que todo es cuestión de pensar en positivo, mientras que los estoicos intentan anestesiar tus emociones al decirte que no te importen las cosas. Frente a los problemas de la vida, mi recomendación es que cada uno se pregunte qué recursos tiene y cómo puede movilizarlos. A mis pacientes los invito a la acción, pero no desde un optimismo exagerado, sino desde la aceptación de que a veces uno está mal. La mayoría de las veces, el sufrimiento se intensifica porque no quieres sufrir. Por ejemplo, si se te muere tu perro, algunas personas piensan: "Es un perro, no debería pasarlo tan mal". Pero el duelo es normal; has querido a ese animal, y está bien que sientas esa pérdida.
Si tu vida es un desastre, no creas que pensar en positivo va a transformar tu futuro
¿Con las Meditaciones nos han estado engañando durante 2000 años?
Sí, totalmente. Hay que recordar que Marco Aurelio era un emperador romano. Era culto, pertenecía a la élite y su filosofía era para privilegiados. Este estoicismo 2.0 que ahora se promueve lo veo muy perverso y capitalista porque beneficia al sistema. Es un mensaje para que aceptes las dificultades sin quejarte, que aguantes y sigas produciendo. Es un mensaje de esclavo, donde al final el sistema gana.
La banca siempre gana.
Exactamente, igual que con el pensamiento ‘wonderfull’. Si te despiden, no se espera que te quejes, sino que encuentres ‘tu mejor versión’ para seguir adelante. Pero no se trata de resignarse ni de ser un nihilista. Es cuestión de realismo: si pierdes el trabajo es normal que estés mal.
En el libro comparas al estoicismo con Mr. Wonderfull, situándote en el lado opuesto, pero la sociedad actual parece adorar el pensamiento de Mr. Wonderfull.
Claro, si alguien te vende un libro que te promete el éxito y la felicidad, pues lo compras. Vivimos en una sociedad en la que buscamos resolver la incertidumbre, y eso también explica el auge de ciertos políticos que prometen certezas. Nos calma pensar que alguien tiene la solución.
Y eso vende mucho.
Todos quieren vivir sin miedo ni sufrimiento. El mensaje que yo propongo, que es aceptar que quizás algo de sufrimiento habrá, vende menos.
¿Y cómo compites con eso?
Tengo un punto rebelde, y decidí usar las mismas técnicas de marketing que ellos: Instagram, YouTube, etc. No tengo nada contra los autores de autoayuda, pero quiero ofrecer un pensamiento alternativo. La idea es que, al buscar un libro de crecimiento personal, la persona pueda llevarse una perspectiva diferente. Mi primer libro era un ‘troyano’ de autoayuda, y sigo con esa idea de meterme en el sistema y cuestionarlo desde dentro.
No tengo nada contra los autores de autoayuda, pero quiero ofrecer un pensamiento alternativo
¿Llega mucha gente a tu consulta con problemas precisamente por seguir este... ‘wonderfullismo’?
Exacto. Eso es lo que me lleva a escribir los libros. Llevo 25 años trabajando como psicólogo clínico, y he visto el daño que provoca. Es cierto que estoy sesgado, porque la gente que veo en consulta es la que está mal, pero no tengo claro si a quienes les ha ayudado la autoayuda no los veo porque ya no necesitan ayuda. Sin embargo, he visto muchos pacientes que han intentado resolver sus problemas leyendo autoayuda o libros de inspiración, y siguen igual de mal, o incluso peor, porque sienten que no pueden hacer lo que esos libros les piden. Fue entonces cuando pensé: “Tengo que escribir algo alternativo”.
Hay un gran grupo de personas que no se benefician de ese tipo de pensamiento. Pensar que es obligatorio tener esa mentalidad para triunfar en la vida es absurdo. Yo me posiciono un poco como el portavoz de quienes no ven lo de “levantarse a las cinco de la mañana, meditar, leer un libro, hacer ejercicio, comer carne cruda y buscar parejas de valor.” A quien le sirva, perfecto, pero no a todo el mundo le funciona este tipo de pensamiento, y no por eso les va a ir mal en la vida.
De hecho, tú comentas que hay mucha gente que sigue esos caminos sin pensarlos, que somos cautivos por no cuestionar esos conceptos.
Sí, intento estimular el pensamiento crítico. Quizás suene pretencioso, pero me doy cuenta de que mucha gente viene a consulta buscando un tipo de felicidad ingenua. Cuando adoptas una perspectiva crítica, te das cuenta de que, muchas veces, esos deseos son insostenibles. No porque no tengan capacidad, sino porque el entorno o las circunstancias de la vida simplemente no lo permiten.
Hay un punto donde realmente quiero estimular el pensamiento crítico. En el libro lo digo: “No hace falta que estés de acuerdo conmigo. De hecho, me caerás mejor si no estás del todo de acuerdo”.
Yo digo estas cosas solo para que pienses y llegues a tu propia conclusión. Si alguien, por ejemplo, votó a Trump, me gustaría conocer su argumentación. Si la defiende de manera plausible, pensaré: “Bueno, no es lo que me gusta, pero al menos lo ha pensado”. Pero las redes sociales, el pensamiento único y los algoritmos nos llevan por donde quieren, encapsulándonos en un tipo de pensamiento del que no se puede trascender. Terminas siendo lo que yo llamo un inútil cognitivo.
No hace falta que estés de acuerdo conmigo. De hecho, me caerás mejor si no estás del todo de acuerdo
Tu método para escribir este libro pasó por cuestionar el pensamiento común.
Sí, mi método es cuestionar cualquier afirmación con la que todo el mundo parece estar de acuerdo y pensar si la afirmación contraria tendría algún sentido.
Por ejemplo, el dicho ‘si te caes siete veces, levántate ocho’. Si te han tumbado siete veces, vas mal; quizás es momento de cambiar de entrenador.
Yo veo la frase y, aunque en principio puedo estar de acuerdo con ella porque viene de un proverbio japonés, también trato de imaginar si lo contrario tendría sentido. David Bohm, un físico cuántico, decía que en la física cuántica encuentras una verdad absoluta, pero su opuesto también puede ser una verdad absoluta. Y eso hace incomprensible la física cuántica. A mí me parece fascinante esta idea de tomar una frase y pensar lo contrario.
¿Te gustaría que el lector hiciera lo mismo con tu libro: buscar el contrario de lo que tú propones?
¡Por supuesto! De hecho, eso es lo que va a pasar. Este libro tiene más críticas porque mucha gente ha adoptado la fe del estoicismo, y cualquier cosa que diga en contra les choca. Pero yo, en realidad, no me tomo nada de esto como algo personal porque lo que hago es un juego mental, como los experimentos de imaginación de Einstein. Pienso en la situación contraria y me pregunto si también tendría sentido.
Si te han tumbado siete veces, vas mal; quizás es momento de cambiar de entrenador
Mi trabajo como psicólogo consiste muchas veces en reinterpretar el problema que una persona me plantea. Por ejemplo, alguien podría decirme que está deprimido porque lo han maltratado en el trabajo. Y yo podría responderle: “Vienes de una batalla en el trabajo. Cuando alguien está luchando y perdiendo, es normal que necesite ir al hospital de campaña de vez en cuando. Quizás no estás deprimido, sino agotado de la batalla; tal vez ahora toca descansar para rehacerte y luego volver a la batalla”. Reinterpretar el problema no significa negar la dificultad, sino ayudar a la persona a ver que quizás necesita recargar fuerzas para seguir afrontando la situación.
Eso es lo que me motiva: darle vueltas a las ideas, y bueno, también la gracia de poder hacer comparaciones absurdas que hagan reír a la gente.
Muchas de esas afirmaciones parecen, en cierto modo, una dosis de realidad.
Totalmente. Lo que hago es mostrar mi trabajo de 25 años como psicoterapeuta en forma de frases y reflexiones. Quise hacer un libro de aforismos, al estilo de Nassim Taleb en ‘El lecho de Procusto’. Le di las frases a mi editor y me dijo que estaban bien, pero me pidió que las explicara un poco. Me costó mucho encontrar la forma de hacer una pequeña explicación que no banalizara la frase, que explicara sin explicarla, para dejar espacio a que el lector piense por sí mismo.
También incluyes anécdotas personales, como si fuera una especie de autobiografía.
Hay muchas cosas mías, pero no para ilustrar como ejemplo a seguir, sino para conectar con el lector, mostrando que soy una persona normal contando cosas de la vida. Me molesta un poco la gente que en conferencias sólo cita frases de grandes personajes. Me interesa más la vida real de la gente y, por eso, en todos mis libros siempre incluyo alguna experiencia personal, ya sea mi relación con mi padre o algo relacionado con mi familia. Para mí es importante ser auténtico, que quien me lee sienta que soy yo quien está hablando.
En nuestra sociedad parece haber una obligación de pensar en positivo, y eso puede conducir a la gente a la frustración o incluso a la depresión.
Nos ha llevado a ser la generación que consume más psicofármacos de toda la historia, y a ser el país de Europa que más los consume. En teoría, vivimos en un momento en que podríamos ser razonablemente felices porque tenemos acceso a salud, agua corriente, electricidad, telefonía móvil, educación pública... Sin embargo, estamos más jodidos que nunca. Como dice Edgar Cabanas en su libro ‘Happycracia’, esta obligación de alcanzar la felicidad como derecho tiene consecuencias.
Vivimos en un momento en el que podríamos ser razonablemente felices pero estamos más jodidos que nunca
Escribir en un tono directo y con humor parece acercar mucho más a la gente, como cuando comienzas el libro diciendo que quieres ser "un grano en el culo" de los grandes pensadores. ¿Es una declaración de intenciones?
Mira, yo soy un tipo de barrio, nací en un barrio obrero de Barcelona, algo así como lo que era Vallecas en los 80, con mucha problemática social y consumo de heroína. A pesar de haber estudiado y ser una persona curiosa y autodidacta en muchos temas, yo vengo de ese mundo, incluso del boxeo. No puedo pretender ser un erudito. Así que divulgo como soy yo, tal cual. Y en cuanto a si este tono vende más, te diría que no necesariamente. Quienes más venden son autores de ‘autoayuda blanda’.
¿Crees que tu mensaje, al final, puede tener impacto así? ¿Llega la psicología o la filosofía de esta manera a más personas?
Eso espero, y el feedback que recibo es bueno. Aunque claro, es sesgado porque proviene de mi comunidad en Instagram o YouTube, pero la gente me dice que el libro es fácil de leer y que se entienden bien los conceptos. Al final, era mi voluntad escribir algo que obtuviera ese resultado. Hay quien podría criticarme por mi forma de hablar o mi estilo, pero al final uno elige a su audiencia.
¿Ves el mensaje que transmites como algo realista o pesimista?
Quiero pensar que es realista. Yo prefiero perder clientela antes que perder mi esencia. Ya tengo una edad en la que digo muchas veces que ya tengo el pescado vendido, ya no siento que tenga nada que demostrar. Llevo muchos años en esto, soy profesor de la universidad y tengo reconocimiento. Así que, a mi edad, no tengo necesidad de comprometer mis principios.
Lo que pretendo es que quien lea el libro se dé cuenta de que la vida es como es, y eso no tiene por qué ser malo. Por ejemplo, el otro día hablaba con una paciente que sufre "mobbing" en el trabajo. Aunque no es extremo, lleva años así, tiene ansiedad y depresión. Le dije: “Estás mal, pero eso es señal de buena salud mental. Tu ansiedad es una respuesta saludable a un entorno que no lo es”.
Prefiero perder clientela antes que perder mi esencia. Ya tengo una edad en la que digo muchas veces que ya tengo el pescado vendido
Claro, tu organismo funciona correctamente.
Exacto. Muchas veces catalogamos como problemas de salud mental lo que realmente son respuestas normales. Si alguien pierde a su madre y está mal durante un tiempo, eso es salud mental. Otra cosa es si, diez años después, sigue sin tocar la habitación de su madre. La salud mental también es una respuesta lógica al contexto en que uno vive.
Voy a llevarte la contraria en una de las afirmaciones que propones. ¿De verdad que no crees que en la sociedad actual los 60 pueden ser considerados los nuevos 40?
Ya llegarás, ya llegarás... (ríe) Ayer fui a comer con un amigo que tiene 76 años y le pregunté qué añoraba de la juventud. Él me dijo: "Mear tenso, tío".
Son cosas que pasan. Pienso en mi padre a los 60, cuando prácticamente llevaba vida de anciano y tengo claro que hoy no es lo mismo, pero también sé que vengo de un estrato social privilegiado y puedo acceder a cosas que no todo el mundo puede. Si tienes esa capacidad, a los 60 puedes vivir muy bien, pero si no, es una situación complicada.
La de "cualquier idiota supera una crisis, lo complicado es el día a día" me dio qué pensar…
Es así. Cualquier idiota puede superar una crisis porque activa todos los recursos que tiene, pero lo difícil es convivir día a día. Por ejemplo, ante una crisis de pareja, puedes ir a terapia y resolverlo. Pero convivir cada día es lo complicado, es lo que requiere fortaleza.
¿Con qué reflexión de las 200 del libro te quedarías?
Con una que dice: “La diferencia entre los estoicos de antes y los estoicos de ahora es que los de antes eran estoicos”. Quizá me haría una camiseta con esa.
Recomiendas leer el libro poco a poco, no ‘del tirón’. ¿Cuando empezaste a escribir llegaste a pensar si envejecería bien?
Intento explicar las cosas de manera sencilla, pero soy muy riguroso. Como soy crítico conmigo y con los demás, intento hacer cosas de las que pueda estar orgulloso. No sé si el libro envejecerá bien, pero sí sé que seguiré estando de acuerdo con lo que he escrito porque son reflexiones de muchos años. Siento que los temas que trato son universales y me identifico con ellos, así que creo que seguirá vigente para mí.
Siento lo mismo con mis otros libros. Por ejemplo, ‘Psicología Punk’ trata temas universales como el amor, el trabajo o la amistad. Es un libro que puedes leer capítulo a capítulo, ya que son casi independientes. También creo que es un libro al que se puede volver, porque refleja mi experiencia de años de práctica clínica, hablando con personas sobre temas reales y profundos.