¿Qué clase de llorador eres? Los cuatro tipos (incluido el que nunca lo hace)
Hay muchas especies animales que lloran, pero los humanos son los únicos que no lo hacen para limpiarse los ojos o lubricar el globo ocular
¿Qué resortes nos hacen llenarnos de lágrimas? La respuesta está en la personalidad 'lloradora' de los individuos, algo tan intransferible como el ADN
Alain Vigneau o cómo ser más feliz sacando tu 'clown': “A los que tienen mucho ego les cuesta más”
¿Alguna vez te has preguntado por qué tu amiga o tu pareja lloran en ciertas películas y tú, no? ¿O quienes rompen en un mar de lágrimas en funeral mientras otros se mantienen impertérritos? Existe una respuesta para esas preguntas como saben muchos investigadores, intrigados por un hecho: hay muchas especies animales que lloran, pero los humanos son los únicos que no lo hacen para limpiarse los ojos o lubricar el globo ocular. ¿Qué resortes nos hacen llenarnos de lágrimas? La respuesta está en la personalidad 'lloradora' de los individuos, algo tan intransferible como el ADN. Lo fascinante es que los psicólogos han logrado dar con cuatro tipos de perfiles que son más o menos proclives al llanto según determinadas circunstancias. Nos referimos a estos:
El llorador comprometido
MÁS
Quien bien te quiere te hará feliz: "La pasión se transforma y puede adoptar un carácter más profundo"
¿Por qué necesitamos tener cosas? "Los objetos que nos rodean pueden cambiar la percepción de nosotros mismos"
Cómo canalizar la rabia y la tristeza en una situación dramática: "Trabajar en comunidad protege"
Hay personas que disfrutan desarrollando relaciones profundas donde prima la confianza y el cariño por las personas con las que se comparte el entorno. Esas personas pueden ser amigos, pero también pertenecer al entorno famililar o laboral. Para estas personas, cualquier espacio donde interaccionan con otros se convierten en espacios emocionales, donde las risas, los buenos y malos momentos y, por supuesto, las lágrimas forman parte del paisaje.
El llorador comprometido con los vínculos suele ser conocido entre los suyos; incluso suele avisar de que llora mucho. ¿Cuándo? Sobre todo en los momentos de separación o, por el contrario, de reencuentro, dos caras de la misma moneda perfectas para que las lágrimas afloren.
El sentimental
Los lloradores sentimentales tienen la facilidad no solo de ponerse en la piel de otras personas, sino de adelantarse a los acontecimientos. Sus lágrimas son la respuesta al futuro que preven, ya sea bueno o malo. Por ejemplo, cuando ven que alguien hace algo ímprobo por otra persona, se comporta de manera altruista o logra una hazaña, su reacción natural es llorar.
Para estas personas hay dos tipos de escenarios muy emocionales: aquellos que despiertan su compasión y aquellos que ponen de manifiesto que se ha hecho una cosa buena o justa.
El compasivo
Estas personas muestran su sensibilidad hacia las personas que están viviendo unas circunstancias desafortunadas o, sencillamente, están sufriendo por algo. Mostrando su empatía a través de las lágrimas muestran su solidaridad con el dolor del otro.
Según explica la neurociencia, las personas muy empáticas tienden a llorar con más facilidad. Las responsables son las neuronas espejo, las que hacen que seamos capaces de sentirnos en la piel y en los zapatos de los demás.
El social
Los lloradores sociales están comprometidos con el bienestar de los grupos de su entorno, ya sean su familia, sus amigos, su trabajo, su congregación religiosa o cualquier 'club' al que pertenezcan. Precisamente por su nivel de compromiso se sienten identificados con todo aquello que pueda afectar a la actividad del grupo.
Estas personas son altruistas y muy sensibles a lo que consideran el bien común, incluso aunque les suponga un perjuicio personal. Prefieren solucionar los conflictos a través de los acuerdos, más que de la hostilidad. Son los mediadores perfectos, pero también tienen las emociones a flor de piel. ¿Resultado? Empatía y emociones diluidas en un mar de lágrimas.