Además de ser una figura mundialmente reconocida en el ámbito económico, Arthur Brooks es también un reputado científico social que ha abordado el tema de la felicidad en sus libros. El también profesor de la Harvard Business School puede que sea una de las personas que más saben sobre felicidad en todo el mundo, aunque su trabajo le ha costado. En sus muchos años de investigación ha pasado por todo tipo de fases, de la plenitud a la desilusión, y si algo ha aprendido es que la felicidad no es un estado mental, sino más bien una dirección.

En una entrevista reciente en 'Today', Brooks defiende que cualquier cosa que nos distraiga de pensar en las cuestiones importantes de la vida nos impide a avanzar hacia la felicidad. La gran paradoja es que vivimos en un mundo plagado de distracciones, y una de las más recurrentes es el teléfono móvil.

Para el gurú de la felicidad estar todo el día pendientes del smartphone es un problema. Pasarse las horas libres mirando las pantallas de sus dispositivos es incluso más grave en niños y adolescentes, si se tiene en cuenta que su cerebro todavía está en desarrollo. "La mejor manera de no avanzar en el significado es mirar el teléfono. Es divertido a veces, no estoy en contra de eso. Pero si nunca te aburres, nunca vas a poder acceder a las partes del cerebro que necesitas para responder a estas preguntas", argumenta.

Distracciones habituales también son el alcohol o la adicción al trabajo. Para dejar atrás todos estos obstáculos el catedrático tiene un buen consejo: "Deja de distraerte. Empieza a aburrirte. Siéntete incómodo. Tómate tu tiempo, siéntate en silencio y luego empieza a hacer preguntas. Luego el resto vendrá solo".

Otra de las recomendaciones de Brooks que se puede aplicar al móvil es relativa al tiempo que perdemos usándolo. Uno de los grandes problemas del mundo moderno es empezar actividades que cuando las finalizamos han resultado una pérdida total de tiempo, bien porque no nos han satisfecho o porque no nos han servido para lo que queríamos. Y esto sucede también con el uso del móvil. La mejor manera de lidiar con esto es programar el tiempo que vamos a emplear en utilizarlo diariamente, y tratar de cumplirlo.

Poner precio a los malos hábitos también puede ser una estratégica efectiva para relacionarnos mejor con nuestro móvil. Si asignamos un precio al tiempo que dedicamos a actividades de ocio, acabamos por obtener menos felicidad y bienestar personal de las mismas. Pensar en estos términos puede ayudarnos a librarnos de ciertas actividades en las que quizás estemos invirtiendo demasiado tiempo. Por ejemplo, pensar en el precio por hora que perdemos cada vez que estamos en las redes sociales puede ayudarnos a reducir el tiempo que pasamos inmersos en ellas.