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Cuidarte

¿De verdad pasa el tiempo más rápido al hacernos mayores?

Fue Einstein quien dijo que el tiempo es relativo y no siempre discurre al mismo ritmo. Es decir, aunque un año tiene siempre la misma duración, hay quienes lo perciben como una eternidad y para quienes pasa en un suspiro. Los griegos distinguían entre cronos, que es el tiempo cronológico como lo conocemos, y kairós, el tiempo cuantitativo. Uno tiene influencia y significado y el otro solo pasa. Lo cierto es que cuanto mayores nos hacemos, más rápido nos parece que pasa el tiempo. Esta percepción cambiante es un fenómeno real y tiene una explicación científica.

Una investigación dirigida por Adrian Bejan, profesor de ingeniería mecánica en la Universidad de Duke (EEUU), y publicada en la revista European Review, sostiene que nuestro cerebro procesa menos información a medida que envejecemos, lo que hace que el tiempo parezca acelerarse. Esto se debe a la forma en que el cerebro absorbe las experiencias.

Según Bejan, no es lo mismo el 'tiempo del reloj' que el 'tiempo mental'. Mientras que el primero es objetivo y constante, el segundo es subjetivo y se nutre de las imágenes y experiencias mentales que procesamos a diario. Ambos parámetros fluyen a ritmos diferentes. El tiempo cronológico es medible, pero el mental varía según la edad, el tipo de actividades que realizamos y el nivel de fatiga.

Menos imágenes mentales en el mismo tiempo

En las primeras décadas de vida nuestra mente recibe más imágenes durante un día que en etapas más avanzadas. Esto ocurre porque nuestro cerebro cambia físicamente a medida que cumplimos años. La degradación de las vías neuronales ralentiza la capacidad para procesar nueva información, lo que hace que se formen menos imágenes mentales en la misma cantidad de tiempo reloj. Eso es lo que hace que parezca que el tiempo pasa mucho más rápido cuando somos mayores.

Durante la infancia y la adolescencia nuestra vida está repleta de experiencias novedosas, procesamos mucha información rápidamente y nos empapamos de un amplio abanico de imágenes mentales. Cada día está lleno de aprendizajes, de descubrimientos, de primeras veces; de ahí que sea habitual la sensación que el tiempo pasa más despacio. Sin embargo, cuando envejecemos nuestras vidas suelen volverse más estructuradas y basadas en rutinas. Con menos experiencias nuevas que nos marquen el paso del tiempo, los días terminan siendo muy parecidos entre sí, lo que hace que los años parezcan más cortos. Además, también influyen otros aspectos de la vida, como la fatiga y la degradación del cerebro.

Movimientos oculares secuenciales

Otro aspecto que destaca Bejan son los movimientos oculares secuenciales rápidos, sacudidas que se producen en nuestros ojos varias veces por segundo. Entre cada uno de estos movimientos los ojos se detienen y el cerebro procesa la información de manera inconsciente. Precisamente durante la vejez este proceso es comparativamente muy largo, mientras que cuando somos bebés es tremendamente corto.

Por tanto, si quieres que los años vuelvan a darnos más de sí, el mejor consejo sería incorporar actividades nuevas a tu rutina. Escapa de la monotonía haciendo cosas que aún no hayas hecho. Planea un viaje a un sitio con una cultura completamente distinta a la tuya, cambia el recorrido para ir al trabajo, prueba un nuevo deporte, apúntate a un curso de algo por lo que nunca te hayas interesado. Así obtendrás nuevos recuerdos que, aunque no impedirán que el tiempo pase, sí te ayudarán a que lo haga más despacio.