La Navidad para muchos es una época de alegría y reencuentro, pero para otros, también puede ser un momento emocionalmente complicado. Las presiones sociales, los compromisos familiares y las expectativas de felicidad pueden llegar a generar un estrés notable, haciendo que nuestro bienestar mental pueda verse afectado. La mejor manera de afrontar estos desafíos y cuidar de la salud mental durante las festividades, es prepararse con antelación y ser consciente de los problemas que pueden aparecer.
Uno de los problemas más comunes que afecta la salud mental en Navidad es el estrés relacionado con las expectativas sociales. Las campañas de marketing y los propios ideales culturales de estas fechas son un constante bombardeo repleto de imágenes en las que la perfección es la reina: familias felices, cenas impecables, regalos lujosos. Sin embargo, esta imagen idealizada puede provocar frustración, ya que no siempre se ajusta a la realidad. Un estudio de la Universidad de Cambridge señala que hasta un 60% de las personas experimentan un nivel alto de estrés durante estas fiestas.
Por eso es importante replantearse las expectativas. En lugar de tratar de vivir una Navidad perfecta, es mucho mejor centrarse en lo que realmente importa. Se puede probar a limitar el número de compromisos, establecer un presupuesto claro para los regalos y recordar que no es necesario que todo sea espectacular y perfecto, como estrategias para intentar reducir esta incómoda presión.
Para muchas personas, la Navidad puede acarrear sentimientos de soledad o tristeza, especialmente si se ha experimentado recientemente la pérdida de un ser querido o se está lejos de la familia. En estos casos, el contraste entre la felicidad esperada y la realidad personal puede hacer que el malestar sea aún más intenso.
Para luchar contra este problema, los psicólogos recomiendan que, si te encuentras atravesando un duelo o enfrentándote a emociones difíciles, hay que vivirlo de manera personal. Algunas personas encuentran consuelo en rodearse de otros, mientras que otras prefieren pasar tiempo a solas. Lo importante es hacer lo que haga sentir mejor, sin presiones externas por las fechas o celebraciones.
Algo que va en la línea de la recomendación anterior es el autocuidado, algo que resulta fundamental para mantener el bienestar emocional durante la Navidad. Es mejor priorizar el tiempo para uno mismo, incluso durante las mismas celebraciones. A menudo, la tendencia es poner a los demás primero, pero esta decisión puede traer consigo a una sensación de agotamiento y estrés. Establecer límites saludables, como aprender a decir “no” a ciertos compromisos, es clave para evitar sentirse abrumado.
Podemos practicar actividades que nos ayuden a relajarnos, como la meditación o el ejercicio físico, y asegurarnos de hacer hueco para disfrutar de ciertos momentos de tranquilidad en medio de las festividades. Ser consciente de nuestras propias necesidades y emociones nos permitirá disfrutar de estas fechas sin sentirnos demasiado sobrecargados.
El consumismo típico de la época navideña suponer un peso más en nuestra losa, aportando buenas dosis de ansiedad al cóctel. Las compras excesivas y los regalos caros a menudo se convierten también en preocupaciones financieras que pueden llegar a pervivir más allá de las festividades. Los expertos sugieren no dejarse llevar, y adoptar una actitud consciente hacia las compras, para evitar caer en los excesos.
Una solución posible es establecer un presupuesto realista y priorizar las experiencias sobre los bienes materiales. Hay que pensar que en muchas ocasiones la mayor satisfacción se encuentra en las relaciones y en el tiempo de calidad, más que en los objetos materiales, por muy valiosos que estos sean.
Otro aspecto importante es la adaptación de las tradiciones. Son muchos los que intentan adaptarse a toda una suerte de costumbres familiares, aunque a veces la realidad lo pone difícil y es necesario ser flexible. No todas las familias pueden reunirse, y es posible que haya personas que tengan que afrontar cambios en sus dinámicas familiares.
Por eso es importante siempre ser conscientes de que es bueno introducir nuevas tradiciones o ajustar las ya existentes para que se adapten mejor a la situación actual. Hacer esto supone una gran liberación emocional. Hay que ser conscientes de que el sentido de la Navidad no depende de cumplir con todas las tradiciones al pie de la letra, sino de crear un espacio emocionalmente positivo
Si el estrés, la tristeza o la ansiedad resultan abrumadores, buscar ayuda profesional puede ser una de las decisiones más importantes para proteger la salud mental. En ocasiones, las emociones acumuladas durante las festividades pueden ser difíciles de manejar sin apoyo externo.
Los psicólogos recomiendan no dudar en acudir a terapia si las emociones negativas persisten o interfieren significativamente con la vida cotidiana. El apoyo de un profesional puede ofrecer herramientas prácticas para afrontar estos desafíos de manera efectiva.