40 años es la cifra redonda que anuncia la madurez. En 2021 se cumplen 40 años del intento de golpe de estado que a punto estuvo de dar al traste con la entonces recién nacida democracia española. En el aniversario del 23 F suenan de fondo los clamores de otro asalto reciente: el del congreso de los Estados Unidos. ¿Tan poco ha cambiado el mundo en este tiempo? Uppers ha hablado con varias personas entre los 20 y los 70 años para conocer qué recuerdos tienen de ese día, cómo ha influido en la vida española, si piensan que existe un clima de polarización que favorece este tipo de acciones y cómo creen que ha cambiado nuestro país en estas cuatro décadas.
Pese a que en 1981 aún no había nacido, esta estudiante de Filosofía Pura tiene recuerdos y opiniones nítidas sobre el 23 F. "El gobierno se dio cuenta del poder que tiene el ejército y la policía en cualquier país. Como veníamos de una dictadura fascista el clima político era bastante tenso por lo que había que ir con cuidado. El poder de la derecha radical franquista todavía era mucho, de manera que el gobierno eligió una postura moderada. La desigualdad que existe entre las clases sociales y los problemas que esto acarrea no se han solucionado en estos 40 años de manera interesada. Esta falta de soluciones sociales lo atribuyo a los partidos políticos que han gobernado nuestro país en todos estos años de democracia", explica.
Para Andrea Penedo, "los actos golpistas son el resultado de un descontento general con la situación económica y política de cada país. Cuando estos actos se dan, significa que existe un problema social grave que necesita soluciones urgentes. Estas posturas radicales de derechas nacen cuando la sociedad vive crisis económicas o cuando la pobreza está aumentando paulatinamente. Un ejemplo de este tipo es el crecimiento que ha tenido Vox en estos últimos años".
Con todo, la transición a la democracia plena ha sido, en opinión de esta universitaria, beneficioso para la sociedad española. "Creo que el paso de la dictadura a la democracia ha sido positivo en todos los aspectos. La libertad es mucho mayor ahora que antes, aunque el aumento de las tasas de la universidad, el aumento de la edad de jubilación, el colapso que existe en la sanidad pública y un largo etcétera me parece un retraso de nuestros derechos. Se supone que las sociedades democráticas luchan por un futuro mejor para nuestros hijos pero yo no veo que esto esté ocurriendo. Vamos a peor: los jóvenes no tenemos ninguna seguridad laboral, y el paro es un problema que nos atañe a todos".
Nació en Toledo y vive en Soria, una de las capitales de la 'España vacía', donde ejerce como pediatra. Para Rafael Peñalver no hay recuerdos de la noche del 23 de febrero de 1981, lo que no impide que tenga las ideas claras al respecto. "Creo que en ese momento un ataque a la democracia aún joven la fortaleció mucho y permitió el entendimiento entre partidos en un Congreso muy fragmentado y la Dictadura aún muy presente. Al menos ese es el relato que nos ha llegado a los de nuestra generación y que se ha ido repitiendo con cada aniversario. También ha habido un intento de desmitificar ese relato. El asalto al Congreso nos dejó claro que el Congreso es el sitio donde se tienen que resolver los problemas del país. Aunque la política deje mucho que desear a menudo, es también la vía para mejorar".
Para Peñalver, el clima social que vivimos es propenso al ataque de fuerzas polarizadas, como acaba de verse en Estados Unidos. "Los momentos de inestabilidad económica y social fomentan la crispación, alentada también por diferentes bandos políticos, y esa crispación puede estallar de muchas formas, entre otras, un intento de golpe de estado".
¿Cómo ve este pediatra la España en la que vive? "En estos 40 años España ha cambiado muchísimo: la tecnología, la forma de relacionarnos entre nosotros, la forma de entender la política, la forma de seguir la actualidad… Como democracia creo que estamos mucho más asentados, aunque en estos años hayamos visto polarizarse la política. Quizás, después de estos 40 años es bueno plantearse si hay que hacer ciertas reformas para adaptarse mejor a estos grandes cambios”.
La bioquímica clínica Alicia de Lózar tiene 40 años justos. La llegada a la cuarentena le pilla rodeada de pañales junto a sus hijos Nicolás y Guillermo. Sus recuerdos del 23 F están mezclados: "Recordar, no recuerdo nada porque acababa de cumplir tres meses, pero estaba con bronquiolitis y mi madre me estaba haciendo masajes con vahos en el baño mientras cantaba con mi hermano, que tenía cuatro años. Estábamos los tres metidos en el baño entre vapores y música", explica divertida antes de reconocer la gravedad de los hechos. "Todo el mundo estaba preocupado por mi madre. Podía estar en peligro si el golpe prosperaba porque mis padres estaban fichados. Militaron en el PCE y el Partido del Trabajo. Pero ella estaba tan contenta cantando en el baño con nosotros dos. Siempre dice que estaba muy tranquila porque sabía que el golpe no iba a prosperar”.
Para de Lózar, y pandemias aparte, el momento histórico de 2021 es especial. "Actualmente hay un exceso de populismo que, ya lo hemos visto en otros momentos de la historia, promueven este tipo de cosas. Pero las cosas van y vienen en círculo. Acabarán por diluirse", asegura. Sobre si en algo hemos cambiado, "creo que se ha perdido la ilusión por empezar algo nuevo y fresco, esa sensación que había cuando murió Franco y se acabó la dictadura. Todo eran ganas de salir, hacer, cambiar… Bueno, la ilusión que siempre hay cuando se empieza algo. La década de los 80 fue prodigiosa, una revolución".
Preocupación, silencio y un miedo tangible. Con esas ideas llega la arqueóloga Mónica Major a sus recuerdos de la noche del 23 F. "Estaba estudiando cuando llegó mi madre muy alterada de la calle, por el constante pasar de coches de policía (las famosas lecheras) y el ruido de sirenas, directa a poner la radio. ¡Los militares otra vez!!! Preocupación y silencio, mi padre no estaba en casa y se hizo interminable hasta que llegó. Preocupación y más silencio, mucha preocupación y mucho silencio. Marchas militares en la tele y la radio y a dormir. Al día siguiente normalidad. En el Instituto no hubo clases ni apenas alumnas pero las que acudimos (era un instituto público y femenino) quisimos contribuir a mantener la normalidad. Mientras siguiéramos con nuestra normalidad abortaríamos la anormalidad que suponía el asalto al Congreso. Había un miedo real y reconocible. Unos militares que apenas sabían hablar, sólo gritar y pegar tiros esperando a un mando supremo, daban mucho miedo", rememora con exactitud.
De manera irónica, el golpe, o mejor dicho el fracaso del golpe, dio origen, en su opinión, al 'milagro español'. "Se acuñó el término 'transición', reconocido con alabanzas internacionalmente", explica, aunque queda camino por recorrer: "40 años después, la revisión de la democracia y la constitución, o dar los siguientes pasos necesarios tras una 'transición', no resulta ni necesario ni viable".
Sobre si corren malos tiempos para la democracia, se muestra contundente: "Los tiempos de crisis propician el individualismo y la irracionalidad. Aquí no asaltarán el Congreso vestidos de toreros [en alusión al asalto del Congreso de Estados Unidos], pero sí se antepone la aprobación de una ley para salvaguardar la fiesta taurina a una reforma de la ley hipotecaria que deja en la calle a miles de familias sin futuro".
Para Major, en estos años, la sociedad española ha crecido ¿lo suficiente?: "Alcanzamos el estado del bienestar y lo hemos disfrutado durante estos sin ver una solución. La sanidad pública está en progresivo proceso de desmantelación, que finalizará cuando superemos esta pandemia. La enseñanza pública ha seguido el mismo proceso, desprestigiada y desprotegida para nuevas generaciones instaladas en la ignorancia, el desinterés y la apatía. La desigualdad social y la precariedad económica crecen por momentos. Mi ciudad no es ni más bonita ni más agradable para vivir en ella. Pero han crecido cuatro generaciones más en libertad y somos 40 años más viejas, en libertad”.
El 23 de febrero de 1981 el entonces capitán Manuel Morato cumplía 28 años y se disponía a celebrarlo junto a su mujer, a punto de dar a luz a la primera hija del matrimonio. Pero la fiesta de cumpleaños se torció. "Salí del cuartel a las cinco de la tarde, compré una tarta y al llegar a casa, me encontré con un vecino, suboficial norteamericano destinado en Torrejón, que me preguntó si no sabía lo que estaba sucediendo en el Congreso con unos guardias civiles. No hubo celebración de cumpleaños y, a los pocos minutos, regresé al acuartelamiento de Campamento. A las 8 de la tarde ya estábamos reunidos todos los mandos y esperando a recibir órdenes. La noche fue larga; algunos esperaban que el Rey diese la orden de poner en marcha la Operación Diana y su aparición en televisión les descolocó. Fueron unas horas muy largas en las que cualquier cosa podía haber sucedido", explica este militar, hoy coronel retirado del Ejército de Tierra (Artillería).
Para Morato, el intento de golpe fue un revulsivo que terminó siendo positivo para el país. "El 23 F supuso un gran cambio en nuestra sociedad. A nivel interno, en las Fuerzas Armadas, la figura del Rey cobró un gran valor. La influencia en los años posteriores ha sido enorme. Sin el triunfo de la joven democracia española sobre el golpe del 23 F es difícil imaginar la entrada en la OTAN y en la UE y, con ella, el gran desarrollo económico de España alcanzado durante los siguientes años. Para mí tampoco es fácil imaginar que el golpe pudiera triunfar sin derramamiento de sangre o sin una guerra civil a corto plazo".
El golpe de 1981 se aplastó, pero la amenaza involucionista sigue, como muestran el reciente asalto al congreso estadounidense, una acción comandada y dirigida, en opinión de este militar que ha prestado servicio también fuera de nuestras fronteras. "Este tipo de actos no son fruto de la casualidad y obedecen a planes perfectamente organizados. La utilización de las redes sociales y los medios de comunicación como herramienta para alimentar un determinado clima social, amparándose en bulos, noticias falsas y en medias verdades, permite manipular a un gran número de personas. La entrada por la fuerza en el Capitolio ha sido una acción que debe ser analizada y estudiada con mucha atención por todas las democracias occidentales".
Cuatro décadas después, ¿qué opinión guarda de aquellos días? "Algunos consideran que el 23 F logró algunos de sus objetivos, incluso fracasando. Para mí el 23 F supuso la consolidación del cambio iniciado con la Constitución del 78, con todo lo que ello significa, incluida la estabilidad económica, social y política de todos estos años".
Ha sido durante muchos años funcionario en la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, y ahora, recién entrado en la década de los 70, se dedica a su gran pasión: la edición de libros. El 23 F le pilló trabajando: "estaba, junto con otras decenas de personas, en un albergue de Ruidera, en Ciudad Real, en un cursillo para formar a los integrantes de los equipos de las nuevas Universidades Populares que muchos ayuntamientos de izquierda estaban impulsando en ese momento. Seguimos todo por TVE, y cuando escuchamos al Rey, nos quedamos más tranquilos y nos fuimos a dormir", señala.
Para este editor el asalto al Congreso trajo más cosas buenas que malas: "parece claro que el fallido golpe de Estado fue una especie de vacuna para nuevas veleidades involucionistas en el futuro, al menos hasta este momento", un momento que parece propicio, en su opinión, a acciones como esta. " Es obvio que en Estados Unidos sí lo había, con una sociedad enormemente polarizada, y el principal responsable político alentándolo. La incógnita es prever si en los próximos cuatro años, con nuevos dirigentes, esa tensión amainará o por el contrario se mantendrá con esa virulencia. Tiendo a pesar que sucederá lo primero".
Para González Calero, los 40 años post-23 F han sido los mejores de la historia de nuestro país. "En general hemos evolucionado bien, obviamente, en todos los aspectos: económico y social. La democracia es siempre un sistema imperfecto, aun siendo el mejor de los conocidos, y continuamente necesita ajustes. La nuestra, la española, algunos de especial relevancia, sobre todo en el ámbito de su estructura territorial".