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Empezamos los lunes cargados de buenas intenciones y llegamos al final de la semana con la sensación de no haber logrado ni la mitad de lo planeado y con las reservas llenas… pero de cortisol, esa fatídica hormona del estrés que acaba afectando a nuestra estabilidad emocional y, en consecuencia, a la tan deseada conciliación.
El Parlamento Europeo lo tiene claro: "lograr el equilibrio entre las demandas de la vida laboral y las de la vida personal". Pero ojo, eso no tiene tanto que ver con cumplir los horarios escrupulosamente sino con darse tiempo a uno mismo para equilibrar vida personal con la profesional.
No se trata pues de cantidad de horas, sino de la calidad de estas. ¿Y qué es eso? Un tiempo al día que debe regirse por cierta sensación de placer y debe, sobre todo, dejar al margen los sentimiento de preocupación y desbordamiento. Fue eso de "lo que me espera mañana, vaya horror". Nota: eso sí, esto no es incompatible con la planificación. Es más, para poder disfrutar antes has tenido que hacer un plan.
Por ello, piensa. Dedícate un tiempo laboral para la gestión del tiempo (laboral y personal), la efectividad y la productividad. Eso será la clave que te encamine a la conciliación y a una vida más plena. Ya lo decía el escritor Baltasar Gracián, "la autobservación es la escuela donde mejoramos nuestra sabiduría".
Deja de decir eso de "voy mal de tiempo", "no llego” o "estoy desbordado". Lo que ocurre más bien es que no te organizas bien. No solo en buscar huecos, sino en priorizar con sentido. Mi experiencia como coach de altos directivos es siempre parecida: no es tanto qué haces sino qué deberías dejar de hacer tanto. Es decir, no nos falta tiempo, nos sobran distracciones y malos hábitos. Te señalo cinco de ellas, en las que quizá no habías reparado.
Dicho todo esto, aquí van los malos hábitos cotidianos, que te están poniendo la zancadilla para ser más feliz.
Da igual lo que te hayan dicho: di no a hacer varias cosas a la vez, es una de las peores prácticas existentes. Practica la 'monotarea', que llama el coach y experto Michael Hyatt, y que consiste en dedicar un tiempo pre-fijado a una única acción elegida. Y no solo eso, pidiendo a los que están a tu alrededor, ya sean compañeros de trabajo o familiares, que en ese rato no te distraigan o interrumpan. Una hora concentrada/o en una tarea de importancias puede ser más fructífera que toda una tarde sin conseguir avanzar por estar haciendo varias cosas la vez de manera intermitente.
Los chats son el nuevo infierno para los que intentan ser más eficientes. Deja el regalo de tu suegra o los memes del grupo de amigos de verano para un rato de disfrute que te hayas puesto con antelación, puede ser el premio después de haber estado muy concentrado/a. Si hay algo realmente importante, ya te llamarán.
Elimina los pop ups, los sonidos y ventanas que te informan que alguien se acaba de entrometer en lo que hacías y que te roba tu atención pues eso es el mail. Alguien que se entromete en tu momento de disfrute y concentración. Debemos de elaborar un sistema de revisión de mails planificado y ritualizado durante el día (por ejemplo reviso los mails cada hora), y así evitar consultarlo de manera compulsiva varias veces cada hora como muchos hacen. En conclusión, deja de que contestar el mail sea tu principal cometido del día y salte de esa rueda del hámster
La obsesión por agradar o el miedo a parecer poco amables, nos hace en ocasiones estar a merced de los demás y no de nuestras objetivos. Y existen fórmulas que nos permiten resultar amables al mismo tiempo que mantener cierta y necesaria asertividad. Por ejemplo, plantear alternativas o pre fijar horarios con antelación para poder atender esas cuestiones.
Internet se ha convertido en tu mejor amigo. Es una tentación muy peligrosa pues desde navegar sin rumbo claro durante horas a engancharse a ver series sin límite por las noches en casa, las posibilidades que ofrece son infinitas y pueden convertirse en un pasatiempo excesivo. Su uso debería estar planificado y limitado para que sea un elemento de recarga de energía y no un aniquilador silencioso de nuestro progreso. La sustitución de la Tablet e internet en la mesilla de noche por el libro físico ha sido una de las peores decisión que hemos tomado en nuestra vida. Se sincero contigo mismo, no lees e books sino surfeas por internet de manera compulsiva sin rumbo claro.
En consecuencia, no debemos olvidar que el tiempo es con total seguridad nuestro recurso más valioso y no podemos comprarlo. Por ello, vale la pena que invirtamos parte de él, en cómo mejorar y lograr más de él. Te lo dice uno que fue durante mucho tiempo, el rey de los malos hábitos.