Escribir es tan sencillo como tener algo que decir. ¿Acaso alguien no lo tiene? La psicobiografía se usa en la práctica psicológica desde hace tiempo para poner en orden los pensamientos de los pacientes y tener un mayor control sobre sus emociones. James W. Pennebaker, psicólogo de la Universidad de Texas, estudia desde hace más de tres décadas su efecto sobre nuestra salud física y mental y, de momento, no ha encontrado más que beneficios: "Estimula la protección inmunológica, relaja y mejora la calidad del sueño, ayuda a controlar la presión arterial y reduce el consumo de alcohol y fármacos".
También la psicóloga Laura Portaencasa, de Mundopsicólogos.com, asegura que la escritura nos permite dar un nuevo sentido a lo que hemos vivido y reconfigurar con el pasado nuestra historia de vida. Sus beneficios, a nivel psicológico, van más allá de los encontrados por Pennebaker: "Es especialmente útil para resolver problemas relacionados con nuestra propia identidad, nuestra forma de entender el mundo, creencias y valores. Si hemos vivido algo traumático o simplemente algo que no sabemos encajar, también nos puede ayudar a darle un sentido o reconfigurarlo y recolocarlo dentro de nuestra propia historia". La recomienda también para aprender a perdonarnos, a encontrar nuestro sentido de vida y poder conocer mejor nuestra identidad.
La escritura autobiográfica nos brinda, según Portaencasa, la posibilidad de reflexionar sobre nuestra vida desde nuestros primeros recuerdos, haciendo un recorrido por toda nuestra línea de vida, profundizando en lo eventos más importantes, en nuestros intereses personales, en las tradiciones y normas de nuestra familia, en las personas que se han ido cruzando en nuestro camino y con las que hemos construido nuevas familias.
Este alicantino, jefe de Recursos Humanos de una cadena de alimentación, ha dedicado el último año y medio de su vida a escribir su psicobiografía. "Hay muchas veces -dice- en las que me pregunto qué habría pasado si en tal momento hubiese tomado otra decisión o si pude haber actuado mejor en determinadas circunstancias. Como ser humano, siempre hay aspectos de mi vida que me torturan y al escribirlas me voy dando cuenta de que realmente eso que tanto me preocupa no tiene la mínima relevancia. Al menos me sirve para liberarme de muchos pensamientos. Me siento bastante más relajado y con la cabeza ordenada".
Portaencasa lo confirma desde su posición de psicóloga: "Cuando hacemos la escritura terapéutica ocurre algo realmente bonito, es darnos cuenta de que no somos ni nuestros pensamientos, ni sentimientos, ni creencia ni valores; somos un cumulo de todo eso y mucho más y, sobre todo, somos libres de elegir quien queremos ser". Asegura que la escritura terapéutica nos permite ordenar y recolocar el pasado; los eventos de nuestra vida y más importante aún, nos permite dar un nuevo sentido y construir una mirada con una nueva perspectiva más beneficiosa y benévola para nosotros.
En su opinión, ordenar el pasado tiene un efecto similar al de reorganizar los viejos trastos. "Nos enseña a dejar ir lo que ya no nos sirve, a lo que hace daño, pudiendo colocarlo en otro sitio o dándole otra forma. Esta toma de consciencia hace que nuestro futuro cobre otro sentido y tengamos un nuevo horizonte con más amplitud, más opciones y perspectivas".
José Esteban empezó por curiosidad. "Siempre me gustó leer y me fascinaba la idea de imaginar al autor en su escritorio. Jamás me atreví a coger un bolígrafo o ponerme al teclado, tal vez por pudor. O por miedo. No lo sé. El caso es que empecé y me gustó. Al principio fue puro tonteo conmigo mismo, pero me hacía sentirme bien. Un mes después, me propuse escribir durante una hora al menos tres veces por semana. Enseguida se convirtió en una actividad diaria muy gratificante. Era mi momento y mi familia lo comprendió".
En todo este análisis, distinto para cada persona, la psicóloga encuentra tres conclusiones comunes: "En primer lugar, nos damos cuenta de que nos identificamos en exceso con nuestra identidad, es decir con nuestro ego el cual, ha sido condicionado y moldeado. En segundo lugar, observamos que nuestras decisiones no son tan libres como pensábamos y que muchas veces hemos obedecido a un patrón o un guion que tiene más que ver con nuestra historia familiar y la posición que ocupamos en ella que con lo que realmente somos. Y, por último, nos damos cuenta de que, a lo largo de la vida, elegimos personas inconscientemente que de alguna forma encajan en ese guion". Una vez por semana, José Esteban se lee a sí mismo y ratifica las palabras de Portaencasa. "La sensación a veces extraña, igual que si te encontraras con un yo que desconocías".
Se trata de un ejercicio de introspección y toma de conciencia, por lo que no debemos prestar atención a la forma de expresarnos o las faltas de ortografía. "A mí no me importa el estilo ni la mala letra -reconoce José Esteban. No es un texto para ser leído, simplemente para expresarme. Te das cuenta de que las frases fluyen espontáneas".
La psicóloga nos ofrece algunas pistas:
Hay que tener en cuenta que la biografía se convierte en algo muy íntimo y personal. "Eso da lugar a que nos podamos sentir vulnerables ante la mirada de otras personas y en ningún caso queremos condicionar la autobiografía por el hecho de pensar que la va a ver otra gente. Por eso debemos ser cuidadosos con seleccionar a las personas con las que queremos compartir esto".