Miguel Ángel Rizaldos comparte con los rockeros al menos una característica: la pasión. Ni la psicología ni el rock necesitan más etiqueta o matices que los engrandezcan. Los Rolling Stone son rock y dejarían de serlo si Mick Jagger nos sorprendiese con un reguetón. Rizaldos es psicólogo, "sin necesidad de ponerle apellidos" y dice que el tiempo le quede como profesional seguirá luchando la psicología tal cual, sin nombres ni tendencias. "Creo que es suficientemente importante como para poner otra cosa", dice.
Es madrileño, de Aranjuez, y lleva 31 años ejerciendo la psicología clínica. Gran parte los ha dedicado a la rehabilitación psicosocial de personas con enfermedad mental grave y el resto a la psicoterapia on line. Más de 500 pacientes y más 5.000 sesiones online son suficientes para confirmar que cree firmemente en el alcance de internet como herramienta para sus terapias.
Es también profesor universitario y divulgador. Cuando estudió la carrera, inspirándose en un amigo algo mayor que le debió de sugerir que aquello era apasionante, nunca imaginó que tendría que hacer frente a un momento como el actual. Hoy, asegura, su palabra es la de "viejo rockero de la psicoterapia".
Dices que estás cansado de los talibanes del análisis de la conducta, que tienen niños en su interior.
Fue una herramienta clínica básica de la psicología, pero la psicología ha evolucionado en cuanto a técnicas y conocimientos. La mayor amenaza viene ahora de los extremistas y de quienes se aprovechan de la salud mental. Ahora la psicología está de moda y crecen los que se creen eruditos por un libro o un curso de fin de semana. Todo el mundo se ha hecho especialista en emociones y en comportamiento humano, sin carrera de psicología. Aprovechando los conocimientos del cerebro, hay una explosión de neuro. A todo se le pone el prefijo y con eso se le pretende dar una base científica, aunque no la tenga. Son gurús motivacionales, coaches y charlatanes que han aprendido a vender su producto y lo venden bien, pero es solo humo. En muchos casos convencen porque a menudo son buenos oradores, pero no olvidemos que en la mayoría de los casos son iluminados sin la formación que exige esta disciplina.
No dejamos de escuchar teorías sobre el pensamiento positivo, creativo, inspirador… ¿no nos estaremos pasando de frenada?
Ignorar la realidad, negarte a aceptar que estás mal te lleva a la positividad tóxica. El pensamiento positivo de Mr Wonderful es agotador física y mentalmente porque te exige reprimir tus emociones, de maneras que consigues perpetuar un estado anímico. Trabajar nuestro bienestar significa aprender a convivir con las emociones incómodas o negativas, no eliminarlas. La positividad tóxica impide desarrollar resiliencia, que es la capacidad de adaptarnos y superar las situaciones adversas. De nuevo, hay mucho vendedor humo que te enseña a sacar a toda costa lo positivo y a hacerte creer que tienes el control absoluto de tu propio bienestar. Su lema de que si luchas conseguirás todos tus sueños es muy dañino para la salud mental.
¿Quieres decir que las emociones negativas también son útiles?
Debemos aceptarlas y la aceptación nos dará más confianza para dirigir nuestra conducta hacia los valores o el lugar que deseamos. Hay que actuar, a pesar de las emociones negativas. No las tomemos como malas o ni inútiles. Con ellas organizamos nuestra mente, pero hay que aprender a reconocerlas cognitivamente y a gestionarlas. Son reacciones naturales que forman parte de la condición humana y nos han ayudado a sobrevivir, a superarnos, a apartarnos de lo que nos produce mal o a vincularnos a otros seres humanos. Forman parte de nuestro día a día y de nuestra personalidad.
La guerra en Ucrania la estamos sintiendo más cerca que ningún otro conflicto en nuestra historia reciente. ¿Cómo nos afecta?
Sin duda, esa proximidad nos implica como seres humanos. Somos seres empáticos y sentir ansiedad y tristeza por las imágenes que nos llegan está en coherencia con nuestros valores. Es natural sentirse mal y mostrar nuestra vulnerabilidad nos fortalece porque reduce la intensidad de esas emociones. Desde la psicología, fomentamos ese entorno terapéutico y humano que ayuda a canalizar esas emociones mucho más allá de un diagnóstico. Es también muy importante para manejar el comportamiento de los menores. Tenemos que prestar atención para detectar que una persona necesita ayuda y que no es por falta de voluntad, pero no ponernos en el rol de psicólogo.
¿Por qué se disparan los pensamientos negativos?
Lo negativo tiene un mayor impacto en nuestro cerebro, por eso tenemos esa tendencia a pensar lo peor. Nuestro propio lenguaje dispone de más palabras para expresar lo mal que nos encontramos, pero no es bueno alimentar la queja ni fomentar el discurso negativo.
Atiende a un paciente en Shangai e inmediatamente después a otro en Australia. ¿Qué ventajas ofrece la psicoterapia online?
La atención virtual es una tendencia cada vez más común. Igual que la comunicación, las plataformas de trabajo o las compras. Para muchas personas es más cómodo un contacto terapéutico por videoconferencia. Permite una atención directa y crea un ambiente idóneo de confianza, confidencialidad, tranquilidad y escucha. En cuanto a eficacia, tiene el mismo nivel que la psicoterapia presencial. Cambia la vía de comunicación, pero no las terapias y técnicas.
El consumo actual de psicofármacos empieza a ser alarmante. ¿Hay alternativa?
Sin duda. En España se está sobremedicando muy por encima de lo que recomienda la OMS. Excepto en enfermedades más complejas, su eficacia es muy relativa. El paciente debe aprender a solucionar sus conflictos anímicos. Desde la psicología, es muy importante trabajar la motivación, acompañarle y darle las herramientas para promover un cambio. Estamos viviendo acontecimientos muy duros que justifican el padecimiento, pero es inútil medicalizar el dolor, tratar de anestesiar nuestras emociones humanas.
¿Quizás no hemos aprendido a pedir ayuda?
No hace falta estar mal para ir al psicólogo, querer estar mejor es suficiente. Deberíamos hacerlo cuando no pensamos con claridad o no regulamos nuestras emociones. El psicólogo es el que te va a ayudar a manejar esos pensamientos, sentimientos o modo de relacionarte con los demás. La psicología debería estar mejor valorada desde el ámbito público y hacerla accesible a todo el que la necesita, no solo para dar un tratamiento farmacológico. La salud no es solo la falta de enfermedad, sino vivir con bienestar.
¿La generosidad puede aliviar la sensación de indefensión que nos produce el estado actual?
Sin duda, ayudar, pensar en los demás y actuar por ellos induce a un estado de bienestar más profundo. Varias investigaciones están demostrando que preocuparnos por quienes nos rodean y hacer algo bueno por ellos eleva nuestro estado de ánimo. Comprometernos y comportarnos generosamente nos refuerza y nos hace sentir mejor que cuando nos centramos en nuestro propio estado.