Narcisista, imitador, pícaro o estafador profesional: los tipos de personalidad de los que se han saltado el orden de vacunación
Un millar de personas entre políticos, militares, miembros de la judicatura y de congregaciones religiosas, sanitarios jubilados y empresarios se han saltado el protocolo del calendario de vacunación
Detrás de este comportamiento hay un patrón de personalidad que lo explica, al menos en parte
Hemos hablado con una psicóloga para que nos explique qué mueve a alguien a hacerlo, más allá del obvio 'sálvese quien pueda'.
El 27 de diciembre de 2020 comenzó la campaña de vacunación contra el coronavirus en España. A pesar de que la primera fase de la vacuna señala a los usuarios de las residencias de mayores, al personal sanitario y a los grandes dependientes como beneficiarios de las primeras dosis, políticos de todos los estamentos y todo el arco parlamentario, altos mandos militares, miembros de la judicatura y de congregaciones religiosas, algunos policías y sanitarios jubilados han recibido el fármaco saltándose el calendario de vacunación del ministerio de Sanidad. En total, cerca de mil personas. Hemos hablado con una psicóloga, Lara Ferreiro, para que nos explique qué mueve a alguien a hacerlo, más allá del obvio 'sálvese quien pueda'.
El discutido 'gen egoísta'
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Este tipo de comportamientos se incluyen en las personalidades egoístas, un perfil que se activa en épocas de crisis o en situaciones donde se pone el peligro la supervivencia, como la pandemia en la que vivimos. "Tenemos un 'gen egoísta', es la tendencia del ser humano a priorizarse a sí mismo. En épocas de supervivencia se activa. Para explicarlo hay dos teorías en juego. La primera es la que dice que los seres humanos somos naturalmente egoístas y que lo que hacemos bueno se hace en busca de reconocimiento. Según esta teoría, los seres humanos somos profundamente individualistas", explica la psicóloga Lara Ferreiro.
¿Y la segunda? "Es la contrateoría de esta, la que nos dice que para sobrevivir necesitamos a los demás practicando el altruismo recíproco y buscando objetivos de cooperación", señala esta experta.
La Covid está polarizando ambas tendencias, haciéndonos más empáticos, pero también más individualistas. Así lo confirma Ferreiro: "en mi experiencia, el coronavirus ha sacado lo mejor y lo peor de cada uno. Unas personas han desarrollado toda su generosidad y otras han evolucionado hacia el miedo, un mecanismo de supervivencia lógico. El gen egoísta se activa para protegerte a ti y a tus crías".
Virus y tramposos
Dicho de otra manera: la pandemia es la situación perfecta para que aflore nuestro lado menos solidario. Pero lo que la psicología explica es que no se desarrolla de manera aleatoria, sino en base a cuatro tipos de personalidades. La crisis sanitaria ha evidenciado este tipo de comportamientos, pero si observamos bien sus características, veremos que son frecuentes y que todos hemos dado con alguno de estos tipos en nuestro día a día.
Según la psicóloga Lara Ferreiro, hay cuatro perfiles de personalidades a los que no les incomoda hacer trampas: el narcisista, el imitador, el pícaro y el estafador profesional. Cada uno de ellos se comporta de manera distinta, aunque el fin sea el mismo: lograr su objetivo, incluso perjudicando a los demás.
Narcisistas, porque yo lo valgo
Al narcisista le va como anillo al dedo el "Porque yo lo valgo" de una famosa marca cosmética. "El consumidor narcisista solo piensa en sí mismo y le da igual las consecuencias", afirma la experta. Los narcisistas son personas egoístas que no piensan en los demás, "se priorizan a sí mismos y al final lo que terminan haciendo es saltarse las reglas. Es el caso de los políticos, alcaldes o mandos que se han vacunado saltándose el turno", señala Ferreiro.
El narcisista es un tipo de personalidad muy fácil de detectar en el día a día: son personas que están pendientes de sí mismas, piensan que todo lo que ocurre a su alrededor está relacionado con ellos y es frecuentes oírles hablar siempre en primera persona. Un viejo dicho resume así la actitud narcisista: "egoísta es todo aquel que no piensa en mí".
Imitadores, muy pendientes del líder
El imitador o imitativo social también puede llegar a saltarse las reglas. "A lo mejor no eres un tramposo, pero ves a gente de tu entorno, amigos o familiares que lo hacen y te sumas. Hay un tipo de aprendizaje vicario o de imitación que se da en este caso", asegura la psicóloga. En este comportamiento es muy importante la relación que se mantenga con el primer consumidor tramposo: "el líder del grupo convence al resto", explica Ferreiro.
En la imitación social es frecuente encontrarse con un endogrupo: "personas con características muy similares que comparten una estructura jerarquizada que también funciona a la hora de estafar. En esos grupos suele haber varones y compartir círculos de amistad. Se refuerzan entre ellos y van a compartir los mismos códigos; en este caso, los de la estafa", señala esta experta.
El pícaro, el tramposo más impulsivo
Para Lara Ferreiro, el estilo picaresco es muy habitual en España. "Ya se refleja desde muy antiguo en libros como 'El Lazarillo de Tormes'. El pícaro no ejecuta estafas sofisticadas, son más bien de corte impulsivo", señala. En este grupo se encuadran todas esas pequeñas o grandes trampas que suceden en un momento, sin estrategia planificada. Los pícaros suelen tener una respuesta para las irregularidades que cometen. Es el caso de los que se han vacunado sin corresponderles alegando que los viales "se iban a tirar" o "se iban a estropear".
El pícaro puede llegar a saltarse las reglas por miedo. "El miedo es un gran movilizador. Si pienso que me puedo morir o que mis familiares pueden morir voy a saltarme los turnos que sean", advierte la psicóloga.
El profesional, el más ambicioso
"Los tramposos profesionales hacen de la estafa un estilo de vida. Son personas organizadas, calculadoras, frías, planificadoras, estrategas y ambiciosas. Se ven muchos de este tipo en la clase política", asegura Ferreiro. El motín del tramposo o estafador profesional suele ser económico y su retrato-robot es el de un hombre entre 30 y 45 años con estudios universitarios. "Dentro del estilo profesional, hay dos subgrupos, los que son más jóvenes y están en grupos organizados y un nuevo perfil emergente, que es el ciberestafador. Aquello que, por ejemplo, roban datos de las tarjetas de crédito por internet para hacer compras fraudulentas o vender información", explica esta profesional.
El tramposo profesional no desprecia ninguna oportunidad para sacar tajada. En su esquema mental vale todo para obtener una ventaja frente al resto. "En su manera de ver el mundo, saltarse el calendario de vacunación les parece una minucia", señala la psicóloga, quien también da pistas sobre cómo detectarlos: "tienen estilos de vida muy ostentosos. En casos así pensamos que determinados trabajos no dan para tanto". Y la intuición no suele fallar.
Transparencia y contagio emocional
En el caso de las vacunas, podemos preguntarnos qué otros mecanismos han fallado para que puedan darse tantas irregularidades, teniendo en cuenta que es un asunto complejo, que va actualizándose en función de la pandemia. Por poner solo un ejemplo, recientemente se acordó que policías, guardias civiles y funcionarios de prisiones fueran los siguientes después de los sanitarios y de los mayores. Incluso con estos condicionantes, "es fundamental que haya transparencia y un plan de vacunación claro que no dé lugar a errores", señala la psicóloga.
Además de eso, hay que tener en cuenta que siempre que se produce una estafa hay dos partes: el que la comete la estafa y el estafado. ¿Importan también los perfiles de las víctimas? "Hay perfiles muy fáciles de manipular a través de la culpa o el miedo. Se produce lo que llamamos contagio emocional. En esta situación, nos sentimos vulnerables y si alguien nos dice algo y le dejamos entrar en nuestro círculo de confianza, podemos hacer cosas que no haríamos en otro momento", advierte Ferreiro. Curiosamente, según la experta, las personas con estudios universitarios son más proclives a ser víctimas de estafas. La mejor recomendación en estos casos es mantener una escucha activa y atender a las 'alertas rojas' que nos indican que algo no es de fiar.