La Navidad es la época de dar y recibir regalos. Durante las semanas previas a las fiestas, pasamos horas y horas yendo de tienda en tienda en busca del regalo perfecto para nuestros familiares y amigos. Queremos sorprender, demostrar todo el cariño y afecto que sentimos por nuestros seres queridos, pero a veces las cosas se tuercen y acabamos haciendo un regalo que, pese a nuestras buenas intenciones, se aleja mucho de los gustos de nuestro destinatario.
Lo mismo ocurre al contrario: ¡cuántas veces nos hemos quedado con cara de póker al abrir un regalo y descubrir un libro, prenda o disco horrible! En estos momentos de máxima tensión tenemos que tirar de todas nuestras dotes interpretativas para disimular nuestro espanto y evitar herir sensibilidades, aunque muchas veces acabamos delatándonos con un gesto o una mirada.
Aprender a disimular a la hora de abrir paquetes es fundamental si queremos quedar bien con todos nuestros invitados. Por mucho que el regalo no sea de nuestro agrado, es importante que seamos generosos y valoremos el tiempo que ha dedicado la otra persona en comprar algo que nos pudiese gustar. Luego, con el ticket regalo, ya podremos cambiarlo por algo que se ajuste más a nuestros intereses, pero a la hora de la verdad debemos saber cómo reaccionar.
Por eso, para que estas Navidades puedas quedar como un auténtico rey, te traemos un par de consejos que te ayudarán a ocultar la decepción.
Un retraso a la hora de dar las gracias es la mejor prueba de que el regalo no nos ha gustado. Por eso, después de abrir un paquete, debemos dar las gracias de manera instantánea. Dudar, aunque sea por cuestión de segundos, hará que nuestro amigo o familiar piense que no estamos siendo sinceros, así que no lo hagas.
Nada más abrir un regalo, sonríe y da las gracias de la forma más sincera posible. Piensa en el tiempo que ha debido de pasar la otra persona buscando el regalo e intenta, al menos, agradecer ese esfuerzo. Aunque el regalo no te haya convencido, seguro que puedes apreciar que hayan pensado en ti. Para sonar más convincente, puedes adornar tu agradecimiento con algún que otro halago.
Si estás rodeado de gente en el momento de abrir tu paquete, enséñales el contenido. Así dará la sensación de que el regalo te ha gustado y que estás satisfecho, deseoso de estrenarlo. Eso sí: hazlo rápido. Cuanto antes lo muestres, más emocionado parecerás. Además, puedes intentar que los otros asistentes se involucren, den su opinión y se unan a tu fingido entusiasmo con alguna frasecilla.
Saber agradecer el regalo es imprescindible si queremos disimular que no nos ha gustado. Mostrarnos demasiado secos o fríos dará a entender claramente que el regalo no encaja con nuestros gustos y que estamos deseando coger el ticket para devolverlo. Por eso, es importante que no nos limitemos a dar simplemente las gracias, que es lo básico, y que adornemos un poco más nuestro discurso de agradecimiento.
Para ello, puedes hacer referencia al regalo en sí y a los usos que le vas a dar, a lo bonito y oportuno que te parece. Aunque te parezca horrible, invéntate un agradecimiento convincente e insiste en lo mucho que te gusta. Las mentiras piadosas existen para ocasiones como esta.