Javier Ruiz, sobre lo que nos espera en septiembre: “No habrá cortes, pero sí sablazos”
Como cada semana, Javier Ruiz analiza, en Money Talks, los grandes titulares de la prensa económica
Ahora mismo todas las miradas están puestas en septiembre
¿Habrá problemas de suministro? ¿Subirán más los tipos? Te lo contamos
Ahora mismo hay mucha niebla económica en el horizonte y es que todo depende de un solo factor: Rusia y su suministro de gas a Europa. Como era esperable, en verano los precios no se están enfriando, sino todo lo contrario. Los locales están a rozando el lleno y los precios se disparan día a día. Con los datos de esta semana, la inflación se ha disparado hasta el 10,8% y esto no es solo en tema energético, es decir, de luz, gas y carburantes, sino que la inflación subyacente, la que surge de este incremento, es más del 6% y ha calado ya en establecimientos y supermercados. ¿La solución? Que la economía comience a pararse y eso no se produce hasta que se llega a un empobrecimiento de la población.
Con esta situación actual a finales de julio, no se puede predecir otra cosa que un otoño caliente en el que hacer todo cueste más, pero con salarios estancados. Comparativamente, la inflación los precios han subido un 8% más que los salarios y cuando empiecen las rondas de negociaciones sindicales empezará otra batalla, ésta, a nivel figurado. Sindicatos y empresarios se prevé que no lleguen a ningún tipo de acuerdo y los trabajadores puedan incurrir incluso en huelgas.
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A nivel financiero, las hipotecas también se renegocian a partir de septiembre y a aquellos que no les ha afectado la subida del 0,25% que ya se ha hecho, van a enfrentarse a una de medio punto a la vuelta de vacaciones. Previsiblemente, además, si el gasto no se controla haya que subir más los tipos, llegando al 0,75% o incluso al punto.
Si nos fijamos en lo que está pasando fuera de nuestras fronteras, Estados Unidos ya ha entrado en recesión, sin embargo, la situación allí es diferente. La subida de tipos que se ha producido en Norteamérica es producida por un gasto excesivo de la población, pero aquí el gasto no va unido al ocio, sino más bien al incremento de los precios para poder sobrevivir, es decir, para poder seguir teniendo agua caliente, gasolina o fuegos para cocinar.
Respecto a quedarnos sin gas, aquí no es un problema, nuestro abastecimiento está cubierto, pero no el de nuestros vecinos Francia, Polonia o Alemania. La cuestión es que, si ellos necesitan gas de otros países, este saldrá a subasta mucho más caro, por lo que no esperamos cortes, sino sablazos. Las compañías energéticas se enfrentan, además, a una subida de impuestos que terminaremos pagando nosotros. Como cada semana en Money Talks, Javier Ruiz nos explica en qué se van a materializar estos números y cómo tendremos que enfrentarnos a la cuesta de septiembre.