Javier Ruiz, sobre el negocio de las falsificaciones: “La piratería la pagamos en empleo y seguridad”

  • Como cada semana en MoneyTalks, Javier Ruiz baja a tierra los principales titulares económicos de la semana

  • En esta ocasión aborda el mercado de las falsificaciones analizando cuánto dinero mueve, quiénes están detrás y cómo se puede combatir

  • Los jóvenes tienen sueldos bajos pero aspiraciones altas, así que compran lo que pueden. Les interesa lucir la marca, no el producto

El impacto económico del negocio de las falsificaciones le supone a España perder 1.511 millones de euros al año de media (el 6,7% de sus ventas) y más de 15.000 puestos de trabajo, según revela el informe publicado por la Oficina Europea de la Propiedad Intelectual (EUIPO). Como cada semana en 'MoneyTalks', Javier Ruiz analiza cuánto dinero mueve el mercado de lo falso, quiénes están detrás y cómo se puede combatir.

Las principales conclusiones que nos deja este informe son tres. En primer lugar, que hay un negocio de lo fake en general bastante espectacular. En segundo lugar, que en España somos reyes de la piratería, el segundo país que más falsificaciones compra. Y en tercer lugar, que no parece haber consciencia de que este mercado es vía de financiación de delitos para organizaciones que se dedican al tráfico de drogas, la trata de blancas o el terrorismo.

Sueldos muy bajos y aspiraciones muy altas

¿Por qué tenemos en España está buena sintonía con la piratería? Porque tenemos sueldos muy bajos y aspiraciones muy altas, una combinación especialmente propicia para este mercado, sobre todo ahora que existe tanta accesibilidad a todo tipo de marcas falsas, en algunos casos muy buenas falsificaciones. El 20% de los españoles reconoce haber comprado un producto falso a sabiendas, porcentaje que sube al 45% cuando se trata de los jóvenes.

Cuando los uppers eran jóvenes querían el producto original, también porque no existía la alternativa barata, pero a las nuevas generaciones lo que les interesa es enseñar la marca, lucirla en redes sociales, no el producto. No tienen pasta pero sí aspiraciones, así que compran lo que pueden.

Se estima que en volumen de negocio se están perdiendo 400.000 millones de euros en todo el mundo a costa de las falsificaciones. Cifras muy maximalistas porque no es realista contabilizar como pérdidas lo que se deja de ganar con un producto que está fuera del alcance de mucha de la gente que sí que compra su falsificación. Es más sencillo medir el impacto de este negocio a través del empleo. En ese sentido, vemos que afecta 416.000 puestos de trabajo en la UE.

Moda, cosméticos y juguetes, los más afectados

El sector de la moda es el más afectado. El 5,2% de lo que se vende en la industria textil es falso. El problema es especialmente notorio en Francia, Alemania y España. Un ejemplo: las zapatillas Adizero de Adidas con las que Tariku Novales ha batido el récord de España en maratón se pueden adquirir a 20 euros en Aliexpress. Pero no se busca tener la zapatilla, sino enseñarla. Mejor no hablemos de los riesgos para la salud que supondría salir a correr con ellas. Vamos a un modelo muy perecedero, muy contaminante, muy turbio y con muchas pérdidas a lo largo de todo el proceso, fundamentalmente el empleo.

Y ya no hablamos solo de calidades, hablamos de salud. Las falsificaciones de cosméticos y productos de alimentación pueden ocasionar graves problemas de seguridad. Un ejemplo muy llamativo es el de un colutorio bucal que contenía líquido anticongelante para el coche. Es un riesgo tremendo. El 4,8% del sector de los cosméticos corresponde a mercancía falsificada. El problema se agrava cuando hablamos de juguetes. La falta de homologación los convierte en muy peligrosos para ciertas edades. Y nada menos que un 8,7% de la industria juguetera corresponde a falsificaciones. La piratería la terminamos pagando en empleo y seguridad.

¿Quién está detrás?

Con la entrada en Internet, el negocio de lo fake se ha multiplicado. Todo le mundo sabe dónde encontrar lo que busca. Y de la misma forma que se ha profesionalizado la compra, también lo ha hecho la fabricación y la venta. Lo que antes podía ser un negocio minoritario de fabricantes más o menos cutres se ha convertido en un mercado de multinacionales del delito. Lo que nos termina llevando siempre a dos territorios: China y Rusia.

¿Cómo se puede controlar?

La respuesta oficial es que para controlar esta situación son necesarios más medios, más persecución y más endurecimiento del Código Penal. La respuesta real es que no hay forma de combatir esto con los medios que hay actualmente. Se puede perseguir, pero siempre terminan cruzándose legislaciones nacionales que lo complican todo. La única solución es educar al consumidor. Saber qué estamos haciendo, dónde acaba el dinero y, sobre todo, qué estamos comprando. Puedes ver en el vídeo la charla completa sobre el negocio de lo falso con Javier Ruiz.