Lorenzo Castillo es interiorista. Uno de los pocos españoles cuyo trabajo ha protagonizado una portada de 'The World of Interiors', "la Biblia del interiorismo", "una revista puramente de estética, a unos niveles de sofisticación increíbles, una revista de arte", como él la define. Lleva toda la vida enganchado al arte y es uno de los decoradores más prestigiosos a nivel internacional.
Esta semana se ha pasado por 'Palabra de Boomer', nuestro espacio de entrevistas en directo en el que la periodista Joana Bonet charla con Uppers de diferentes ámbitos sobre la madurez, la experiencia y su trabajo. La sección está enmarcada dentro de 'Uppersgram', nuestro proyecto de lives en Instagram y, como cada semana, puedes ver la entrevista completa en el vídeo de arriba.
En un momento social como el que vivimos, el trabajo de un interiorista toma un cariz diferente, porque con el confinamiento todos hemos redescubierto la casa: "Con toda esta situación, tan cerrados sobre nuestros propios cosmos, lo que importa es cómo lo vives. Estás conviviendo mucho más con tus objetos y tus recuerdos", ha comentado Lorenzo. "La casa ahora es más refugio que nunca, es nuestro nido y rodearte de belleza te hace sentirte más a gusto", ha añadido.
Sobre la motivación de un interiorista al trabajar, Castillo ha asegurado que "la intención cuando creas un espacio es crear sensaciones (que pueden ser negativas o todo lo contario, que te aporten felicidad)". Cree que "es importantísima la relación que tiene que haber entre arquitectura e interiorismo con el entorno". "Siempre hago hincapié en el respeto hacia el entorno y no solo por un tema ecológico", ha admitido.
¿Y desde cuándo tiene Lorenzo Castillo esa ansia de belleza? "Desde que nací", confiesa. "Mi primer recuerdo, fíjate qué burrada, es cuando mi madrina, que era Borita Casas [creadora de 'Antoñita la fantástica'] me regaló, con 4 años, mi primer libro. Porque ella, que era de una sensibilidad increíble, se dio cuenta de que ese niño era especial y yo con esa edad ya decía que quería ser decorador.
En la dedicatoria puso: 'Para el embrión de futuro artista", ha relatado. Lorenzo ha seguido contando a Joana y a los espectadores más recuerdos de su infancia. "Con 5 o 6 años dibujé el cementerio de la ciudad de Génova, y me mandaron al psiquiatra rápidamente", ha comentado entre risas. "Yo siempre he tenido una visión muy romántica del arte y los cementerios son unos lugares súper románticos."
También ha habido lugar para debatir sobre de los términos 'decoración' e 'interiorismo' y para reflexionar acerca de cómo este mundo recibe de diferente manera a hombres y mujeres. "Como profesionales, los decoradores, históricamente, han sido hombres. Eso ha ocurrido por el machismo", ha reconocido el artista.
"Ha habido grandísimas mujeres decoradoras, pero es verdad que ha sido una profesión de hombres. Y luego, los seguidores de la decoración son mayoritariamente mujeres". No obstante, admite que "en mis proyectos, los hombres juegan un papel cada vez más importante. Yo ahora presento dos veces los proyectos: a él y a ella. Yo no creo que tenga ni un solo proyecto donde el hombre no estuviera presente. Hay diferencia, sin embargo, en qué se fijan. Hay un parte de obra, de interiorismo, que les interesa mucho: distribución, usos del espacio...".
Con respecto a su faceta más personal, Lorenzo ha declarado que sigue viéndose "como cuando tenía 18 años, porque la verdad es que sigo haciendo las mismas cosas, sigo enfrascado en muchísimas cosas". "La madurez en el trabajo sí que me ha llegado: me doy cuenta de los errores y me adelanto a ellos, me tomo las cosas de otra manera y vivo en esa especie de inquietud, de exigencia".
Y para terminar, ha querido expresar todo lo bueno que le ha aportado la edad: "La edad me ha dado la libertad. Esa sensación de libertad para todo: para manejar tu vida, tu tiempo, tus sentimientos, que antes no tenías. Esa sensación de pájaro libre que tengo ahora, hago con mi vida lo que quiero".