La intrahistoria de Remedios Amaya y su barca: "Qué pena que se haya quedado el chiste de los cero points"
El crítico José Manuel Gómez Gufi nos cuenta en un nuevo vídeo de 'Salseo Quinqui' el naufragio de Remedios Amaya en Eurovisión
'Quién maneja mi barca', un visionario tema de flamenco pop electrónico, quedó en última posición con el casillero de puntos vacío
El origen de las Grecas o cómo quisieron llevar a Jimi Hendrix al mundo quinqui
Forma parte de la leyenda negra de España en Eurovisión. Remedios Amaya, su barca y los cero points. Un naufragio que aún hoy pervive en la memoria colectiva y que tiene mucho de injusto, pues la cantante sevillana era y sigue siendo una cantaora fantástica, una de las grandes voces de la música española, "nuestra Aretha Franklin"', según reivindica José Manuel Gufi en un nuevo vídeo de 'Salseo Quinqui'.
En 1972, siendo todavía una adolescente, ya apareció en el programa de televisión 'Rito y geografía del cante', cuando fueron a grabar al barrio sevillano de las Tres Mil. Una década más tarde y tras varios discos publicados, TVE tuvo la idea de llevarla a Eurovisión, en una edición celebrada en Múnich, pensando que a España le iría bien un cambio de registro que potenciara unas señas de identidad propias.
MÁS
Todo lo que podía ir mal, fue peor
Pero probablemente todo fue lo que podía ir mal fue peor. La canción escogida, 'Quién maneja mi barca', de Isidro Muñoz, Manolo Sanlúcar y José Miguel Évora, era un tema visionario en clave de flamenco pop electrónico que "no estaba mal pero no era la mejor para ella", según nos cuenta Gufi. Diez años después lo étnico sería un valor añadido. Por no hablar de que en 2022 una española cantando flamenco fuera de nuestro país es lo más 'cool' que puede haber. Pero en 1983 aquel ritmo sincopado, entre árabe y sinfónico, fue recibido como algo chirriante, e incluso hortera, y naufragó estrepitosamente.
Un vestido prohibido y una orquesta incapaz
Además, la organización no le permitió a Remedios llevar el vestido que pensaba usar porque era del mismo color que el escenario. La cantante decidió entonces cantar con el traje que había empleado en el videoclip, pese a que no tenía unos zapatos a juego. Al no encontrarlos, decidió salir descalza al escenario, y eso se convirtió en todo un símbolo mítico de su actuación. Para colmo, la orquesta fue incapaz de reproducir correctamente el arreglo original. "Le hicieron una marranada con el vestido y otra con la orquesta", se lamenta nuestro crítico musical.
Todo ello condujo a que Remedios Amaya quedara en última posición sin sumar ni un solo punto al casillero nacional. Desde entonces se ha dedicado al cante flamenco, bulerías, o la rumba, publicando varios discos de estudio y cosechando siempre excelentes críticas, pero, ya se sabe, "en España nos gustan los chistes; y para la mayoría de la población siempre quedará como la tía que se llevó cero points de Eurovisión. Y es una pena, porque es una artista extraordinaria", concluye Gufi.